jueves, 16 de diciembre de 2010

Un mundo para vos

(Dedicatoria prohibida)

Debo inventar un mundo nuevo, hecho a la medida de los dos. Un mundo en que nuestros miedos y nuestras ilusiones, en que nuestros sueños y nuestros fracasos queden ajustados. Debo construir, palabra sobre palabra, un lugar en que no quepan los demás lugares, al que no puedan entrar las limitaciones, donde las barreras sean una plaga erradicada.

Un mundo para dos.
Debo escribir un mundo donde lo prohibido sea ley de leyes, donde los deseos no sean censurados por los pensamientos, donde no haya institución que nos regule, ni temor que nos impida vivir. Es eso lo que debo crear, un mundo para vivir. Una dimensión desconocida en la que el único sufrimiento sea no poder permanecer en ella.

Debe ser un mundo de adjetivos y sonrisas, de frases indirectas pero pretenciosas, que cuando sean mal pensadas sean bien intencionadas, que cuando sean mal intencionadas sean bien pensadas. Un mundo en el que el más bello paisaje sean tus mejillas sonrojadas, tus labios quebrados pero húmedos y siempre carnosos, tus ojos esquivos pero atrevidos, y en el que nuestro oficio no sea más que contemplarnos, escudriñarnos, desnudar con nuestra mirada nuestro pensamiento.

En ese mundo la noche debe ser tan oscura como tu cabello pero tan brillante como tu rostro y tan clara como tu más compleja preocupación. El amanecer como tus espaldas, porque el sol saldrá por tu hombro izquierdo y se esconderá por el derecho.
Será un mundo móvil, que sea adaptará a tus prejuicios pero te permitirá viajar por nuevos sabores, nuevos olores... nuevas sensaciones.

No debe ser un mundo para mí, pues sólo soy el albañil. Quiero construirte ese mundo para que decidas si puedo estar en él. Sin embargo, sabes que si no estoy no serás capaz de conducirlo, de manejarlo, de sentirte bien en él. Es un mundo diseñado para vos, pero con espacio para dos.

Un mundo hecho de verbos, en que cada pensamiento, censurado y señalado en otros mundos, no tenga más opción que convertirse en realidad.

Un mundo sin tiempo: sin el peso del pasado, el afán del presente ni la angustia del futuro.

Debo construir un mundo para dos.

Quiero imaginar un mundo para vos.

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