sábado, 26 de diciembre de 2009

Vieja descripción guardada sin nombre

Un escrito guardado desde hace algún tiempo. En las propiedades del archivo dice que fue creado el 16 de septiembre, la verdad no recuerdo que haya sido hace tanto.

La casa inerte muere (sí) con cada segundo, con cada vaivén del péndulo del reloj de la cocina. Las palabras vacías corren lentamente (sí, como en cámara lenta) por mi cabeza. El teclado se ve entre blanco y amarillo, solamente me llega desde mi derecha la luz también amarilla de la cocina. Miro mis manos mientras pienso que tanto frío duele en el alma.

Un “shhhh” incesante que viene de una olla “a presión” y mi madre que se mueve con firmeza en el espacio, es todo lo que percibo de la cocina. La casa a media luz y encerrada. Afuera esta lloviendo y esporádicamente relampaguea. Suena música, en el reproductor algún Fito pero las letras no me llegan a los oídos. Tengo el estómago vacío y el espíritu pesado. Rabia personal, conmigo mismo, con las circunstancias, con el mundo.

El redoble incesante de la lluvia, los relámpagos y sus consecuentes truenos, el chorro de agua de la llave que se abre y se cierra, el sonido de las chanclas de mi madre al friccionar con el suelo. Eso ameniza mi noche, noche de dudas y de angustias, noche de soledad y matices. La música no me llena, el teléfono no suena, y no se si quiera que suene. Respuestas que no llegan porque no existen, preguntas que no toman forma, sentimientos que no se entienden.

Once personas “conectadas”, ninguna ventana de conversación abierta. “¿Quien me ha robado el mes de abril?”, pregunta Sabina. ¿Y quien me robo a mi la tranquilidad? Yo se quien me la robó, en realidad creo que fui yo quien se la regaló. Y siento que la quiero, pero no la quiero, y la necesito, pero podría vivir sin ella, pero no quiero vivir sin ella… no por ahora. Tocan a la puerta, mi hermana entra rompiendo la tensa tranquilidad de estos 49 metros cuadrados. El televisor se suma a esta orquesta de desaciertos y desconciertos.

Mi soledad ahora esta más acompañada, pero sigue sintiéndose sola, a espera del rin-rin del teléfono, de la palabra “amor” saliendo de tus labios. Espero que llegues, y no llegas.

viernes, 18 de diciembre de 2009

A la orden: Los votos

Hace no mucho rato se fue mi papá enojado conmigo. Eso no es raro en él, de alguna forma es su estado natural entonces no me preocupa. Lo gracioso, si se puede llamar así, es la razón por la que se enojó. Vino y aprovecho para hablarme como cuando quieren hablar de padre a hijo y comenzó a decir cosas como “usted ya es mayor de edad, usted ya tiene 18 años”. No me imaginé hacia dónde iba. Pensé que era un discurso moral sobre alguna de mis responsabilidades con el universo, o un consejo de esos de padre alcahuete –cuando le conviene- de “usted esta desaprovechando su juventud, a su edad yo ya había probado de todos los colores, tamaños y sabores”. Pero no, no era nada de eso. Solamente quería pedirme una cosa, mi voto. No por él, sino por alguna candidata cuyo nombre ni siquiera me dijo que está apoyando nuestro honorabilísimo alcalde, responsable de que mi padre tenga empleo actualmente. Mi reacción no pudo ser distinta.

Entre risa e indignación le dije que “como así”, el intentó explicarme, que le colaborara con el voto que tales y que pascuales. Yo le dije que si la candidata me convencía que a lo mejor hasta votaba por ella, pero que moralmente yo no podía hacer eso (solamente a mí se me ocurre hablarle así a mi papá). Que si había otro que me gustara votaba por ese, si no me convence ninguno por ninguno voto, es así de sencillo. Salió indignado que porque conmigo no podía contar y ni siquiera dijo chao. Fue una situación realmente graciosa, sobre todo teniendo en cuenta las reacciones de mi papá que van desde lo infantil a lo machista pasando por lo paranoico en una vocalización que solamente entendemos –a veces- sus hijos.

Es una anécdota tonta en realidad, pero aprovecho para decir que mi voto no lo vendo y no lo cambio. A partir del próximo año podré votar y si de algo estoy seguro es de que mi voto no será una unidad de cambio, no tendrá valor comercial, no será prostituíble. Porque pese a todo aún me quedan ideales y principios, así esos ideales y principios se limiten a no querer poner una “x” con lapicero dónde no quiero hacerlo. Votaré por quien me entre en gana y por los motivos que me entren en gana. A este paso es posible que termine dibujándole cachitos a Uribe, pintándole los labios a Andrés Felipe Arias o poniéndole bigote a Petro. Si lo hago será únicamente mi decisión. Y si decido no votar, así lo haré porque estoy convencido de que el abstenerse es una posición y decisión igualmente política y válida que el votar, es más, estoy seguro de que muchas de las personas que se abstienen son mucho más concientes y responsables de sus actos que la mayoría de “colombianos de bien” que irán a las urnas por un segundo período, por una cancha en el barrio o por un “puestito pa’l muchacho”. Este es un tema sobre el cuál seguramente me falta mucho por decir, pero por ahora esto es todo.

Mi voto es mío, y yo decido que hago con él bajo mi voluntad. (Espero que mi voluntad no cambie y sea yo quien libremente decida vender mi voto).

viernes, 11 de diciembre de 2009

Mentir, ocultar o callar... formas de censura indirecta (III)

3. Alternativas libres de censura


De la misma forma en que existen nuevas formas de censura -no queda claro que tan nuevas son-, existen nuevas formas de ver y de hacer periodismo. La llamada era digital y las TIC’s (Tecnologías de Información y Comunicación) abren diariamente alternativas diferentes para la transferencia de información que, dentro de los términos de la legalidad, van librándose del fantasma de la censura.

El periodismo amateur en la era digital se realiza utilizando medios que cada vez están son más accesibles para las personas. Los blogs son quizás la forma más sencilla de publicar información sin más limitación que la de las leyes y la de la propia conciencia. Decir lo que se piensa libremente en ciertas circunstancias puede terminar representando amenazas para la integridad física o moral, sin embargo estas nuevas opciones ofrecen posibilidades de privacidad que si bien no son infalibles, por lo menos si tienen un grado de seguridad considerable.

Las redes sociales como Facebook también han adquirido importancia. Se ofrece la oportunidad de estar informando minuto a minuto sobre un hecho con la única limitación del espacio –que podría considerarse otra forma de censura-. Las redes sociales permiten enviar información rápida y eficazmente a un gran número de personas, y tiene la característica y potencialidad de la retroalimentación.

Los nuevos equipos de tecnología celular, debido a sus múltiples funciones y a su versatilidad ofrecen también la posibilidad de capturar audio, imagen o video en cualquier momento, también permiten procesar texto y enviarlo al instante. Esto redefine las técnicas tradicionales de reportería, al punto que varios medios han abierto espacios para “reporteros urbanos” que no son más que los mismos lectores.

Habría que entrar a discutir hasta que punto estas prácticas se puede considerar buen periodismo, hasta que punto son éticas y hasta que punto nuestras sociedades están preparadas para la revolución mediática que esto puede representar. Lo que es seguro es que alternativas a los medios tradicionales, hay, y estas alternativas así como tienen limitaciones particulares como la inexistente o escasa posibilidad de financiación y lucro, también tienen considerables ventajas ajenas a otros tipos de medios.

CONCLUSIONES


La era de la información, como se ha dado en denominar nuestros tiempos, trae consigo nuevos retos y facilidades a los medios de comunicación y al periodismo contemporáneo, y en una sociedad históricamente inestable en que cada día se configuran conflictos nuevos, o se desatan otros antiquísimos, la información se convierte en un bien fundamental de interés público.

Más allá de las concepciones filosóficas y filantrópicas que dan a los medios papeles casi “superheroicos”, la información se ha convertido en un objeto de pugna entre distintos actores, principalmente los estados. La democracia que tanto se pregona en el mundo actual no puede entonces estar desligada de una opinión pública libre formada por una prensa igualmente libre que ejerza una función controladora permanente. Al desarrollar esta función se afectan intereses particulares que responden de otras formas. La prensa no tiene armas, no tiene poder financiero importante, sólo tiene ejércitos de periodistas buscando cosas para contar de acuerdo a unos intereses que siempre encuentran contrapartes.

Las contrapartes atacan, las contrapartes acallan, las contrapartes secuestran o matan, las contrapartes no saben lo que es el bien público, las contrapartes censuran. Pero cuando las contrapartes no pueden censurar, entonces compran, venden o permutan conciencias, ponen cuotas de publicidad y quiebran a los pequeños medios, solo por mostrar otras visiones, solo por mostrar que los héroes no existen.

Las formas de censura indirecta, aquellas que llegan como un amante silencioso que oculta su puñal en la espalda, aquellas que no dejan huella pero si cicatriz, aquellas que no pretenden callar sino “recomendar” o “sugerir” son el pan de cada día de quienes han decidido dedicar su vida a las fuentes, las letras, la actualidad, la información. Porque lo más duro de ser periodista no debe ser ni siquiera el sueldo, sino que no te dejen decir lo que quieres y debes decir.

La sociedad tiene un gran reto con la prensa para considerarse plenamente democrática, y es garantizar su ejercicio libre y el pluralismo de visiones, enfoques e ideas. “La restricción de la información libre es extremadamente perjudicial porque allí está uno de los factores decisorios de la concentración del poder”
[1], entonces mientras no se garanticen los derechos consagrados al respecto, el poder mantendrá sus vicios.

Los medios no se pueden callar frente a este tipo de comportamientos. “Cada medio de comunicación debe comprender que la libertad de expresión es indivisible y si las censuras iniciales se limitan a la radio, a la televisión y a algunos sectores de prensa escrita, tarde o temprano se extenderán a toda la prensa, a toda la obra impresa y a todos los demás medios informativos”
[2]. Todas las formas de censura van en contravía de los principios de las sociedades contemporáneas. “De todos modos, son los estados los que tienen el deber fundamental de respetar y garantizar efectivamente el pleno ejercicio de la libertad de expresión”[3] y la sociedad civil en su conjunto debe reclamar que estas garantías constitucionales e internacionales sean cumplidas a favor de una sociedad más pluralista y abierta, una sociedad con restricciones al poder, una sociedad dónde los medios y la información de verdad sean de interés público.

Colombia y toda América Latina tienen una gran deuda a nivel internacional. Si bien no existen sociedades en las que las formas de censura hayan desaparecido por completo, si deben emprenderse acciones directas para la disminución de este tipo de violaciones a los derechos humanos. Pero el caso colombiano ofrece una particularidad, y es que para lograr mejorar estas condiciones es imprescindible encontrar una salida al conflicto interno armado, de lo contrario, mientras haya confrontación bélica la prensa se verá reducida a “mandadera” del poder.


[1] LOS DERECHOS HUMANOS EN COLOMBIA. 25 AÑOS. ITINERARIO DE UNA HISTORIA. SUÁREZ, Jesús Aníbal y otros. “Informe sobre el derecho de informar y ser informado: delitos de opinión y censura a los medios de comunicación en Colombia” GALÁN, Luis Carlos. 1979. P. 68
[2] Ibíd.
[3] EL PRECIO DEL SILENCIO: ABUSO DE PUBLICIDAD OFICIAL Y OTRAS FORMAS DE CENSURA INDIRECTA EN AMÉRICA LATINA. Buenos Aires: Asociación por los Derechos Civiles; New York: Open Society Institute. 2008. p. 8

jueves, 26 de noviembre de 2009

Mentir, ocultar o callar... formas de censura indirecta (II)

2. Contexto de la prensa colombiana

Los medios de comunicación en Colombia surgen tardíamente en relación a otros países del continente. La radio llega en la ruptura entre Hegemonía Conservadora y República Liberal. En 1929 se inaugura la primera radiodifusora oficial, la HJN, casi 15 años después de que se comenzara a construir la infraestructura necesaria para ello y después de esto se convierte en un medio notoriamente influyente en la vida nacional. La televisión llega durante el gobierno de facto del General Gustavo Rojas Pinilla. Con poca cobertura y popularidad en sus primeras décadas, la televisión es hoy el medio de mayor alcance, cobertura y popularidad a nivel nacional. Los nuevos medios ligados a la Internet tienen desarrollo en el país desde finales de la década de los 90’s y actualmente se encuentran en su mejor momento, pero distan bastante de ser determinantes para la cotidianidad de la mayoría de las personas. Por otro lado, la prensa escrita se remonta al siglo XVIII, con la publicación de la Gaceta de Santa fe en 1871 y con ella comienza una larga e importante historia.

La prensa escrita desde sus comienzos fue de carácter explícitamente ideológico y partidista, y en sentido menos amplio pero no menos importante, intelectual. Los diarios y publicaciones tenían filiaciones e intenciones claras de acuerdo a sus fundadores, y estas estaban ligadas fuertemente a la militancia. Hoy los medios de comunicación siguen manteniendo una posición editorial y tendencia política, pero con mayor independencia.

La prensa escrita logró permear todos los niveles de la vida social colombiana mucho antes que los demás medios. Sin embargo con la llegada de la radio, y posteriormente de la televisión, su papel protagónico se volvió difuso, llegando a pensar incluso en su desaparición. Pero hoy, casi 80 años después sigue vigente, y aunque su circulación es limitada en relación con la televisión y pequeña en proporción con la población total del país, sigue teniendo un papel fuerte en la vida y opinión pública nacional.


2.1 Antecedentes de censura


Bajo la Constitución Política de 1886

[1], específicamente bajo el artículo 121, el país estuvo casi permanentemente en estado de sitio, bajo el cuál el presidente obtenía facultades legislativas especiales con motivo de guerra exterior o de una turbación grave del orden público. Especialmente después de 1949 cuando la realidad política colombiana y su conflicto adquirieron nuevas proporciones con La Violencia, con la presidencia de Rojas Pinilla y con la instauración no oficial del Frente Nacional, con la aparición de las guerrillas de izquierda y las fuerzas paramilitares de derecha y posteriormente del narcotráfico, el estado de sitio se convirtió en una constante.

Esa misma constitución consagraba en su artículo 42 que “La prensa es libre en tiempo de paz; pero responsable, con arreglo a las leyes, cuando atente a la honra de las personas, al orden social o a la tranquilidad pública”, y el artículo K del título XXI “Disposiciones transitorias” decía que “mientras no se expida la ley de imprenta, el Gobierno queda facultado para prevenir y reprimir los abusos de la prensa”. El espíritu “regenerador” que promulgó ésta constitución no reconocía el papel de la prensa y la importancia de que esta fuera completamente libre. La censura estaba constitucionalmente permitida, especialmente en estado de sitio.

Durante el gobierno de Julio César Turbay Ayala (1978-1982) el discurso de la seguridad nacional tomó fuerza. En respuesta a los movimientos rebeldes de las dos décadas inmediatamente anteriores se proclama por medio del decreto 1923 de 1978 el controvertido “Estatuto de seguridad”. En 1979 Luis Carlos Galán, entonces periodista presentó un “Informe sobre el derecho de informar y ser informado: delitos de opinión y censura a los medios de comunicación en Colombia”. Con respecto al surgimiento del “Estatuto de seguridad” dice:

En diciembre de 1977 los altos mandos militares dirigieron al presidente López Michelsen una enérgica comunicación en la que afirmaban que el problema de la inseguridad no podía ser contenido "dentro de los moldes jurídicos clásicos". Se quejaban de las campañas de prensa contra la institución militar y exigían "nuevamente al gobierno que dicte el procedimiento de emergencia medidas adicionales" para garantizar la honra de los militares y la seguridad de los ciudadanos. Este pronunciamiento militar fue el antecedente más inmediato del "estatuto de seguridad" dictado luego por el gobierno del presidente Turbay Ayala.
[2]

El “estatuto de seguridad” desde su origen hasta su aplicación fue una medida fuertemente coercitiva. Entre las acusaciones existen torturas, amenazas, detenciones ilegales, etc., además provoco el exilio de varios intelectuales del país. El estatuto incrementaba las funciones de las fuerzas Armadas en detrimento del poder jurisdiccional. La prensa no fue ajena a estas medidas de parte del gobierno. Para entonces estaba vigente la Ley 51 de 1975
[3] “por la cuál se reglamenta el ejercicio del periodismo y se dictan otras disposiciones” que limitaba seriamente el ejercicio del periodismo al pretender caracterizar quienes eran y quienes no eran periodistas (artículos 2 y 3), multándolos además por no acogerse a ella (artículo 7). Sin embargo, el artículo primero dice:

Reconócese como actividad profesional regularizada y amparada por el estado, el ejercicio del periodismo en cualquiera de sus formas.
El régimen de la protección del periodista tiene, entre otros, los siguientes objetivos:
Garantizar la libertad de información, expresión y asociación sindical, defender el gremio y establecer sistemas que produce el periodista seguridad y progreso en el desempeño de sus labores

La pretensión de la ley parte de la protección y el reconocimiento del ejercicio periodístico. Incluso en ella se consagra el 9 de febrero como día nacional del periodista (artículo 14), pero su existencia implica una regulación no deseada ni necesaria para un oficio que en países tan provinciales como Colombia se suelen ejercer de forma amateur.

Galán dice también que “Las experiencias de la censura hace 25 o 30 años, cuando en todo órgano de expresión se ejercía un control gubernamental directo de cuanto se publicara o divulgara en los medios de comunicación han sido sustituidas por otro tipo de censuras y autocensuras menos francas y a veces más eficaces”, haciendo referencia desde entonces a la existencia de formas sutiles de censura.

Un ejemplo de la persistencia de las formas de censura acaece en 1985. Durante la retoma del palacio de Justicia en noviembre de 1985, la entonces ministra de comunicaciones, Noemí Sanín, ordena a los medios no pasar información acerca de lo que está sucediendo al interior del Palacio de Justicia. Esto tan solo 6 años antes de la proclamación de la constitución política de 1991.

El “Estatuto de seguridad” fue derogado durante el gobierno de Belisario Betancur por el Congreso de la República.


2.2 Las “nuevas formas de censura” en el contexto de conflicto colombiano

La censura queda eliminada de la legislación nacional por el artículo 20 de la Constitución Política de 1991 que dice tajantemente que “no habrá censura”. Este artículo está apoyado por el 73, que dice que “La actividad periodística gozará de protección para garantizar su libertad e independencia profesional”, además los artículos 74, 75, 76 y 77 que hacen otras consideraciones sobre el acceso a la información de interés público y el manejo del espectro electromagnético.

En cifras generales de la Fundación para la Libertad de Prensa

[4], tan sólo en 2004 hubo 80 violaciones a la libertad de prensa (amenaza, trato inhumano o degradante, obstrucción al trabajo periodístico, atentado contra infraestructura o exilio, arresto o detención ilegal, herido en cubrimiento) con 97 víctimas. Para 2005 se registraron 103 violaciones con 124 víctimas. En 2006, 140 violaciones a 166 víctimas. Para 2007 el dato es de 162 violaciones con 261 víctimas. El dato más reciente, de 2008 indica que hubo 130 violaciones y 181 víctimas de éstas. Esto sólo son el registro de los datos plenamente informados y confirmados. A parte de que se pueden evidenciar incrementos en los números con cada año (a excepción de 2008), estos datos evidencian un hecho: pese a la no censura proclamada en la constitución de 1991, en Colombia sí hay censura. Esta constitución eliminó la oficial, pero la censura no sólo proviene del Estado. Estas violaciones se dan en el marco de un conflicto interno armado. Además, aunque está eliminada formalmente, se siguen presentando violaciones por parte de funcionarios y entidades públicas.

El periodista y profesor universitario Juan Gonzalo Betancur
[5] sostiene que, en el contexto violento colombiano, el manejo de la información en el país se está dando en “contravía” a la tendencia internacional, pero que sin embargo progresivamente se tiende a adoptar las prácticas internacionales. Mientras que generalmente se busca evitar que salgan imágenes de muertos y heridos, aquí por el contrario hay que mostrarlos porque hay que demostrar que la guerra se está ganando. Ejemplo de esto es el espectáculo mediático alrededor del cuerpo de Alias ‘Raúl Reyes’, jefe guerrillero de las FARC abatido en territorio ecuatoriano el primero de marzo de 2008. Mientras que a nivel internacional suele restringirse el tránsito de periodistas por ciertas zonas, en Colombia se es relativamente permisivo con esto, aunque Betancur anota que aquí los periodistas no van a zonas de conflicto no por restricción oficial sino por cuestiones de autocensura o determinaciones de los medios. Sin embargo, en repetidas ocasiones, la presencia de periodistas en zonas de conflicto durante operaciones de liberación de secuestrados por las FARC, ha generado escaramuzas entre altos mandos militares, incluyendo al Presidente de la República, con sectores de la prensa nacional.

Con respecto a las nuevas formas de censura, Betancur dice que son frecuentes “las presiones indebidas escondidas como ‘recomendaciones’ o ‘sugerencias’ a los reporteros o llamadas privadas a los directores de periódicos o estaciones de radio y televisión para solicitar que una información no salga o aparezca matizada como las instituciones del gobierno o las Fuerzas Armadas quieren”
[6]. Allí radica la naturaleza de las formas de censura sutil. Juan Gonzalo Betancur[7] hace referencia a la autocensura, y al mismo tiempo incluye una nueva categoría no mencionada por el informe de la ADC: La uniformidad en la información o “monocromía informativa”. Considera como una nueva forma de censura el hecho de que los enfoques, las fuentes, los tratos de la información sean tan parecidos sobre todo en los medios hegemónicos. Esto hace que pierdan carácter democrático y pluralista, y por el contrario contribuyen a una única interpretación de una realidad tan compleja y difícil de entender como la actual, además ayuda a la progresiva desaparición de medios y espacios periodísticos por motivos económicos, es decir, aquellos que buscan mostrar la realidad bajo perspectivas diferentes no encuentran asidero dentro de la opinión pública. El profesor Betancur reconoce también las nuevas formas de censura relacionadas con problemas financieros, que tienden a modificar o influenciar los contenidos de los medios.

Las dos conclusiones del análisis realizado por Juan Gonzalo Betancur son las siguientes
[8]: En primer lugar la información –a nivel mundial- no está siendo restringida por las normas de regulación y responsabilidad propias de los medios y los periodistas sino por políticas de restricción de los estados. Y en segundo lugar, el cubrimiento del conflicto y el manejo de la información en Colombia tienen peculiaridades que llevan a pensar que la guerra de nuestro país esta siendo cubierta en “contravía” informativa, sin calificar este hecho como bueno o malo.

La Asociación por los derechos Civiles, organización no gubernamental argentina, realizó en 2008 un estudio en Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Honduras, Perú y Uruguay sobre diferentes formas de censura indirecta en América Latina –esos países particularmente- llamado El Precio del Silencio. Allí evidencia la existencia de persistentes y crecientes violaciones a la libertad de expresión y de prensa por medios no tradicionales relacionados en su mayoría de veces con la asignación de pauta oficial. Estas son agrupadas en 3 categorías: Abuso de fondos públicos y monopolios, abuso de la autoridad regulatoria y de inspección y presiones extralegales. Los abusos en cuestión se dan tanto a nivel nacional como local, y debido al funcionamiento descentralizado de la mayoría de entidades públicas, se da de manera independiente.

“Irma Villalobos y Judith Osorio, ejecutivas del departamento de marketing del semanario El Espectador, de Bogotá, confirmaron que ciertos organismos del gobierno nacional han retenido publicidad en respuesta a alguna información publicada que no fue de su gusto”
[9]. Los medios suelen tener separadas la parte comercial y la parte periodística, por lo que una no debería interferir con la otra. Sin embargo los periodistas llegan a recibir “sugerencias” personalmente, o en los medios de nivel local o regional trabajan al mismo tiempo como periodistas y como vendedores de pauta. Esa independencia entre lo comercial y lo informativo es una falacia.

El informe cita varios ejemplos puntuales en el país. Todos ellos demuestran que en las tres categorías y en los diferentes casos enumerados existen violaciones, desde los funcionarios públicos de menor rango hasta el Presidente de la República. Estas presiones recaen sobre todos los medios, sin importar cuál sea su tendencia, desde los hegemónicos hasta los comunitarios ven como su actividad ha sido fuertemente coartada de manera sutil pero eficaz. Lo preocupante es la falta de movilización e información que hay sobre esto, porque indica indiferencia o una nueva forma de autocensura, mucho más grave que las anteriores.

En junio de 2008 hubo comentarios al interior de diferentes medios y facultades de comunicación debido a un manual de estilo que estaba siendo preparado desde la Secretaría de Prensa de la Casa de Nariño, con la intención de unificar criterios en sus colaboradores y funcionarios. La preocupación surgió con la propuesta de “regalar” el manual a las facultades de comunicación del país y las protestas no se hicieron esperar. Mario Morales, director del programa de Periodismo de la Universidad Javeriana dijo para El Espectador que “es a todas luces una forma endulzada o disfrazada de censura y de intento de control del ejercicio profesional, con la carga del lenguaje de la seguridad democrática. Que lo guarden y lo usen en beneficio propio y que la platica de los regalos la dediquen a la educación de los analfabetas”
[10], Este ejemplo, y teniendo en cuenta la relación hostil del presidente Álvaro Uribe con la prensa, reafirma la tesis de que las formas de censura indirecta o nuevas formas de censura se mantienen en el país en todas sus instancias, además demuestra que ha habido acciones no tan sutiles. Con respecto a estas acciones, Juan Gonzalo Betancur anota que:

Ese tipo de políticas impiden que la prensa ayude a la formación de una opinión pública bien informada, pero han dado buenos resultados a los intereses políticos de los gobiernos y de los ejércitos cuando las han usado. Cuando han librado guerras que, como las del mundo actual, cada vez tienen más batallas en el territorio de los medios masivos de información.
[11]

Con respecto a la realidad de conflicto colombiano y en relación con las acciones que terminan por acallar las distintas voces de la prensa, dice Betancur que “una ciudadanía que desconoce los horrores de la confrontación, que no ha visto las atrocidades que se cometen en un campo de batalla, se convierte entonces en una opinión pública que no cuestiona las decisiones gubernamentales de embarcarse en una aventura militar”
[12]. Pero ese campo de batalla no se encuentra solamente en el conflicto bélico. Las batallas en Colombia se dan en cada esquina, porque más allá del conflicto armado, la problemática en Colombia es esencialmente social.


[1] http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/68062733439359617422202/p0000001.htm Constitución Política de 1886. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
[2] LOS DERECHOS HUMANOS EN COLOMBIA. 25 AÑOS. ITINERARIO DE UNA HISTORIA. SUÁREZ, Jesús Aníbal y otros. “Informe sobre el derecho de informar y ser informado: delitos de opinión y censura a los medios de comunicación en Colombia” GALÁN, Luis Carlos. 1979
[3] http://www.mineducacion.gov.co/1621/articles-104799_archivo_pdf.pdf Ley 51 de 1975.
[4] http://www.flip.org.co/secciones/rap/cifras_grales.htm Cifras generales. fundación para la Libertad de Prensa.
[5] “Colombia, una guerra en ‘contravía informativa’”. BETANCUR, Juan Gonzalo. En: Reflexión política. Vol. 4, Nº 8 (Dic)

[6] Ibíd. P. 127
[7] Ibíd. p. 129
[8] Ibíd. p. 133
[9] EL PRECIO DEL SILENCIO: ABUSO DE PUBLICIDAD OFICIAL Y OTRAS FORMAS DE CENSURA INDIRECTA EN AMÉRICA LATINA. Buenos Aires: Asociación por los Derechos Civiles; New York: Open Society Institute. 2008. p. 41

[10] http://www.elespectador.com/impreso/politica/articuloimpreso-de-presidencia-los-periodistas?page=0,0 “De: Presidencia, para: periodistas” El Espectador. Bogotá. 7 de junio de 2009.
[11] “Colombia, una guerra en ‘contravía informativa’”. BETANCUR, Juan Gonzalo. En: Reflexión política. Vol. 4, Nº 8 (Dic) p. 134.
[12] Ibíd. P. 121

domingo, 22 de noviembre de 2009

22 de noviembre, día del músico

Una mujer se hace en un rincón a “cantar a Dios con su corazón” mientras, en su matrimonio, tocan los músicos. Esta es parte de la historia de Santa Cecilia, cuya fiesta se celebra el 22 de noviembre. Por este hecho se le considera patrona de los músicos, y el día ha pasado a ser reconocido como día del músico.

La verdad no tengo mucho por decir. Hoy fue el día del músico y la música me ha hecho vivir bastantes experiencias que recuerdo con cariño y conocer cosas y personas inolvidables, conocer el amor dentro del amor es un buen ejemplo.

No desearé un feliz día a nadie. La música hace que todos los días estén llenos de sensaciones. Un día uno quiere tirarse de un puente, al otro quiere morir de pasión y al otro quiere salvar el mundo. La música nos transporta por dimensiones cromáticas infinitas, nos mueve por dentro y por fuera. Es sólo que comience a sonar una buena conga, o en su defecto una batería, y ya comienza a levantarse el pie, a subir y a bajar al ritmo, y el cuello se vuelve autónomo y la cabeza se deja llevar. En algunos más atrevidos la cadera se vuelve un estallido de movimiento. En otros más introvertidos el corazón baila sin sentido.

Músico quien toma una armónica por primera vez, quien toca saxo en la oriental para sobrevivir, quien cuenta su historia a través del rap, quien explota en el sabor de los bongoes o en la belleza de un cello. Músico es todo aquel que sepa templar el corazón y afinar los sentidos, para despertar los poros y transmitir sensaciones a metros de distancia. Un músico es sensible, es atrevido, es calculador e inteligente. Músico es quien se atreve a vivir, de la forma que sea, por que sí.

En cada rincón, cada pared, cada balcón, cada tarima o cada escenario que las notas se deslicen como seda en el aire, que choquen contra los tímpanos queriendo reventarlos de dicha, allí habrá vida, porque yo insisto, ¿Qué es la música sino una cuota de vida en medio de la muerte?

¡Bendita sea!

viernes, 20 de noviembre de 2009

Mentir, ocultar o callar... formas de censura indirecta

Primera parte de un trabajo final...
“Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala”
Albert Camus
1. De periodismo, medios y sociedad

El surgimiento y desarrollo de las diferentes formas de comunicación e información, hoy conocidas como medios, represento un avance muy importante para las sociedades en la modernidad y contemporaneidad. Después de la invención de la imprenta de Gutenberg (1450) la difusión del conocimiento y de las ideas se masifico hasta tomar un papel protagónico en la sociedad, ayudando a romper paradigmas hegemónicos en las diferentes esferas de la vida pública. Los medios de comunicación e información no fueron ajenos a esta masificación y por el contrario se vieron fuertemente beneficiados, surgiendo nuevas perspectivas para un oficio que apenas surgía: el periodismo.

El periodismo occidental como lo conocemos hoy, con todas las variables que haya adquirido, es hijo del periodismo hecho en los diarios de Estados Unidos durante el siglo XX, cuando los “muckrakers”[1] comenzaron a buscar nuevas y mejores historias y a desarrollarlas de nuevas formas. Un gran hito dentro de este periodismo norteamericano fue el caso Watergate en 1972, en que los periodistas Carl Bernstein y Word Woodward del diario Washington Post ayudaron a revelar el gran escándalo en que miembros del cuerpo de Gobierno del entonces presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, habían interceptado comunicaciones de miembros de oposición e intelectuales para favorecer la reelección presidencial de Nixon, quien finalmente tuvo que dimitir de su cargo.

Lo que Watergate representa para el periodismo es su ubicación y reconocimiento en las sociedades, para algunos como un “cuarto poder”, para otros un poder independiente. Más allá de esto, y con una visión más global, la prensa ha adquirido papeles muy relevantes conjuntamente con el desarrollo de las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (TIC’s) en la conformación de lo que hoy se conoce como Sociedad de Información. Estas se han planteado grandes retos en su vertiginoso desarrollo en aras a humanizar y democratizar cada vez más la información como bien público.
[2]

El artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos realizada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1948, dice que “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundir, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”
[3]. Desde allí queda oficialmente consagrado el papel de los medios de comunicación y del derecho a la información en las sociedades, esencialmente en aquellas autodenominadas como democráticas. Sin embargo, las dinámicas particulares de cada país, han llevado a que este derecho, junto con otros similares proclamados en otras instancias nacionales e internacionales, sean fuerte y sistemáticamente vulnerados.

Los medios han adquirido nuevos espacios y proporciones. Y sólo hasta ahora esas dimensiones comienzan a ser reconocidas y legitimadas. Hans Reitzel
[4] considera tres dimensiones para el análisis de los medios de comunicación: La ontológica, la sociológica y la estratégica-operativa. Con respecto a la primera, Marshall Mc Luhan, citado por Reitzel, dice que “los medios, al modificar el ambiente, suscitan en nosotros percepciones sensoriales de proporciones únicas. La prolongación de cualquier sentido modifica nuestra manera de pensar y de actuar, nuestra manera de percibir el mundo”. Se entiende entonces que la comunicación es una necesidad inherente de la especie humana y por consecuencia, los medios de comunicación también hacen parte de esa naturaleza en la interacción y en la construcción de identidad y desarrollo. La dimensión sociológica obedece a una lógica sistémica de los medios de comunicación en la cuál los medios tienen una relación bidireccional con el sistema en que se encuentran. Dependen de él al mismo tiempo que lo influyen constantemente. Bajo esta misma perspectiva los medios representan, reconocen y median entre los procesos y los actores sociales. Y la tercera dimensión, la estratégica-operativa se refiere más directamente a los procesos de mediación de los medios de comunicación. Procesos que son educativos, que interceptan conflictos sociales a favor o en detrimento de su solución. Los medios se convierten en una instancia socializadora, escenario de lo real y de lo imaginario.

Dice también Reitzel, ubicándose a sí mismo como consumidor de medios, que “el medio no solamente me presenta representaciones de esta realidad que es también la mía, sino que al mismo tiempo selecciona estas representaciones, las ordena, les da un rumbo y un significado”
[5]. Estas representaciones deben ser de carácter público, deben ser sociales en la más amplia concepción y deben mantener los intereses generales como bien de interés común. Sin embargo, al ser un bien, y sobre todo, por su poder real y potencial, la información comienza a entrar en litigios, más aún en contextos especialmente inestables y problemáticos. Dice María Eugenia García, también citada por Reitzel que “en conflictos internos hay una relación mucho más compleja y cercana entre los medios y los actores directa o indirectamente involucrados, relación que implica por un lado un menor espacio para las restricciones informativas y por otro lado un mayor espacio para las presiones y las controversias”[6].


1.1 Después de la censura, la censura indirecta o “nuevas formas de censura”

En sentido estricto, la censura es la aprobación o negación legal por parte de entes gubernamentales de un discurso o escrito antes de su publicación y bajo riesgo de prohibición. Con respecto a la prensa, y en un sentido más amplio, la censura son todas las acciones realizadas por algún actor -especialmente el oficial- para evitar o prohibir la publicación de cualquier discurso periodístico con motivo de intereses políticos, sociales y sobre todo, económicos. Estas acciones son directas, es decir, son públicamente reconocidas como censura por parte del ente censor y tienen incidencia directa sobre el actor o la información censurada.

De acuerdo con el artículo 19 de la declaración universal de los derechos humanos y con la legislación propia de cada país (en el caso de Colombia, el artículo 20 de la Constitución Política), la censura va en detrimento de los derechos fundamentales de las personas, al coartar no sólo la libertad de expresión sino también la libertad de fundar medios, de ser informado, la libertad de cultos, la libertad de conciencia y en consecuencia, en contra de los derechos humanos fundamentales. Es por esto que gran parte de los países que se declaran bajo regímenes democráticos la han abolido total o parcialmente de su sistema político y de su legislación, llegando a prohibirla incluso en situaciones de excepcionalidad. Sin embargo, esto ha generado que, obedeciendo a los intereses particulares prevalecientes, se generen nuevas formas de censura, que por su naturaleza son conocidas también como censura indirecta.

El colectivo Censura Indirecta, conformado por periodistas, activistas y abogados de América Latina dice que "El abuso de facultades regulatorias o la manipulación de fondos públicos con el objeto de premiar o castigar a los medios son algunas de las formas 'sutiles' de censura que se encuentran prohibidas por distintos pactos nacionales, y constituyen una violación indirecta de la libertad de expresión"[7]. Es decir que la censura indirecta es esencialmente de orden oficial, sin embargo esas "facultades regulatorias" no son exclusivas de los estados y los gobiernos, sino que obedecen a todos los factores reales de poder, es decir, tanto potencias hegemónicas en lo económico y lo político -no estatales- como actores sociales de conflictos diversos,

El área de trabajo por la libertad de expresión de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), organización no gubernamental argentina, dice sobre la censura indirecta que “existen una serie de formas sutiles y poco visibles de interferir en la libertad de expresión. La utilización de la publicidad oficial como premio o castigo a la línea editorial de los medios, las concesiones arbitrarias de las licencias de radiodifusión y las coacciones fiscales discriminatorias son algunas de ellas”
[8]. En esta definición se sigue vislumbrando el papel estatal en las diferentes formas de censura indirecta, pero alcanzando una nueva connotación. La censura indirecta que emana del Estado esta dada por esas “facultades regulatorias”, ya que es éste quien otorga licencias de funcionamiento a los diferentes medios de comunicación, esto en primera instancia. En segunda instancia, esta dada por la influencia de la publicidad.

En la actividad económica de los medios, una de las principales fuentes de sostenimiento es la proveniente de la pauta, tanto privada como oficial. Las dos son selectivas en cuánto a los medios en que se venden, sin embargo, en los dos casos, el otorgar más o menos pauta a uno u otro medio implica favoritismos y sobre todo manipulación directa o indirecta de los contenidos de este medio que afectan directamente a la entidad pautante. La información, que debería ser de carácter democrático pierde allí su naturaleza, y el papel controlador de los medios se difumina en medio del trasegar cotidiano y la dicotomía entre la responsabilidad y “la papa”[9]. A este respecto, en la página del colectivo Censura Indirecta se afirma:

"La distribución arbitraria de publicidad oficial es un mecanismo de censura "sutil" que permite a los gobiernos beneficiar o castigar a periodistas y medios de comunicación según sus líneas editoriales. La pauta estatal debería funcionar como una herramienta de difusión legítima de las actividades estatales, y como una vía de comunicación entre el Estado y los ciudadanos. Sin embargo, muchas veces es utilizada con fines de propaganda electoral o para impulsar la imagen de funcionarios y políticos"[10]

En este sentido, la pauta oficial se convierte en un premio o un castigo a los periodistas por nombre propio o a los medios en conjunto. Sin embargo hay dos hechos a tener en cuenta.
Primero, la utilización de la pauta con fines propagandísticos es controlada o prohibida para evitar los excesos de parte de los funcionarios públicos a favor de sus gestiones, pero no se ve como una forma de censura a la prensa. Es decir, la prohibición no busca proteger la libertad de los medios sino evitar extralimitaciones de los funcionarios públicos. Sin embargo, -este es el segundo hecho- como ya se dijo, estos posibles excesos no sólo afectan a los pautantes -positivamente en la mayoría de los casos-, sino que se vuelven premios y castigos a los medios dependiendo de su línea editorial y/o de su agenda informativa.

La ADC[11] hace la siguiente tipificación en los abusos relacionados con la publicidad oficial:
  • Uso indebido de la publicidad oficial para condicionar contenidos.
  • Pagos por publicidad efectuados directamente a periodistas.
  • Asignación discriminatoria de publicidad oficial a medios favoritos y aliados políticos.
  • Utilización de la publicidad oficial con fines propagandísticos.

Aunque los gobiernos nacionales, regionales y locales tienen cabezas visibles en la figura ejecutiva, los abusos cometidos en detrimento de la calidad de la información y buscando la favorabilidad de tal o cuál personaje no provienen siempre de esas figuras. En muchos casos son funcionarios medios o de menor rango los que, de voluntad propia o por simple ignorancia cometen las arbitrariedades mencionadas.


Un caso en que es la figura visible la responsable de las irregularidades es el del gobernador del departamento del Valle del Cauca, Juan Carlos Abadía, que desde enero del presente año ha venido haciendo campañas llamativas y agresivas de propaganda a nivel nacional para mostrar su gestión. Con esto ha logrado convertirse en el Gobernador con mayor popularidad de Colombia, pero al mismo tiempo se ha metido en un gran lío mediático porque no ha podido justificar los multimillonarios gastos en esas campañas, que han incluido por ejemplo cuñas diarias en las principales emisoras radiales de carácter nacional y regional. Lina Marcela Marín Moreno, en artículo para La silla vacía

[12] publicado por el colectivo Censura Indirecta[13] dice:


"Un decreto del Ministerio de Hacienda, que regula la publicidad oficial, deja claro que las entidades oficiales “no podrán en ningún caso difundir expresiones de aplauso, censura, solidaridad o similares, o publicitar o promover la imagen de la entidad o sus funcionarios con cargo a recursos públicos”. Una norma que Abadía no ha respetado".


Pese a esto, la publicidad oficial no es la única forma en que se manifiestan las formas sutiles de censura. Existen otras prácticas recurrentes en los gobiernos latinoamericanos también analizadas y tipificadas por la ADC

[14]:

  • Presiones a periodistas y dueños de medios para modificar los contenidos.
  • Negativa de acceso a las instituciones y a la información pública como represalia.
  • Asignación inequitativa de licencias de Radio y TV.
  • Otras formas de censura financiera.


Todos estos abusos coartan de manera indirecta y sutil –aunque por ello no menos efectiva- la libertad de prensa, en especial la de aquellos medios que se presentan como críticos frente a los gobiernos de turno. Generan presiones sobre los directores, administradores y periodistas del medio que llevan a que cada uno o todos en conjunto se autocensuren sobre temas que pueden generar conflicto o debate que afecte directa o indirectamente los intereses de los pactantes, oficiales y privados. La selectividad en la pauta, y las distintas formas de censura indirecta también dan ventajas a los medios hegemónicos por encima de los llamados “alternativos”, contribuyendo a la consolidación de un statu quo.

A manera de paralelo y para dimensionar las diferencias entre censura y censura indirecta, los indicadores con los que la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) monitorea la libertad de prensa en el territorio de Colombia y que son construidos a partir de las definiciones de la Red Mundial de Intercambio Internacional por la Libertad de Expresión (IFEX), del Código Penal Colombiano y de las conductas violatorias de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, son los siguientes

[15]:

  • Asesinato
  • Asesinato durante cubrimiento
  • Amenaza
  • Herido en cubrimiento
  • Exilio
  • Secuestro
  • Trato inhumano o degradante
  • Arresto o detención ilegal
  • Obstrucción del trabajo periodístico
  • Atentado contra infraestructura de medios de comunicación


Estas amenazas a la actividad periodística son censura directa por su naturaleza evidentemente intencional y agresiva. Por medio del uso de la fuerza se pretende callar a los periodistas. Estos indicadores son medidos únicamente cuando se demuestra que las acciones tuvieron móviles directos relacionados con el oficio periodístico.


1.1.1 La autocensura indirecta

La autocensura es también una “nueva forma de censura”, pero en determinados contextos tiende a agravarse y tomar fuerza. La autocensura es también una forma de censura en cuanto se convierte en un mecanismo de defensa que obedece a presiones ajenas al individuo o al medio.

Al interior de los medios de comunicación se han generado nuevas dinámicas periodísticas que han llevado a que se presenten igualmente nuevas formas de censura sutil. “La opinión de los columnistas no expresa la posición editorial de este medio” es una afirmación que suele aparecer en las páginas editoriales de los periódicos. Pero cuando los columnistas o periodistas de opinión escriben planteando posiciones que no convergen con la posición explícita o implícita, declarada o no del medio, corren el riesgo de sufrir otras formas de censura, que paradójicamente son llevadas a cabo invocando el mismo principio de libertad de expresión junto a los principios de libertad de empresa.

En Colombia se han presentado varios casos que obedecen a esto. Los más sonados de el último año, el de Claudia López sacada de el Tiempo, diario oficialista de circulación nacional, después de una columna en que hablaba de manera crítica de algunos manejos de información por parte de periodistas del mismo medio; y el de Javier Darío Restrepo, cabeza visible de la ética periodística en el país que fue retirado de las páginas editoriales de El Colombiano, diario conservador regional, por su secuencia de columnas de posición crítica frente al gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez. Los dos casos fueron relevantes, pero van acompañados de muchos otros similares de periodistas que por escribir en contra del establecimiento o a favor de temas espinosos como la penalización de la dosis mínima o la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo se han convertido en blanco de las críticas despiadadas de las supuestamente aplastantes mayorías y de las hegemonías sociales e ideológicas de la sociedad colombiana.

Este ejemplo sólo para ilustrar cómo las nuevas formas de censura han llevado a que incluso un medio autocensure a sus voces opinadoras que cumplen con la función de generar opinión y debate en los distintos círculos de la sociedad sobre lo público, pero también cumplen a su manera con la función de informar. Cuando esos medios han decidido asumir como propias causas del gobierno de turno, o por lo menos causas ideológicamente afines con las mayorías, es cuando más sufren los periodistas que, tanto en las secciones informativas como en las editoriales deciden hacer cubrimientos o tomar posiciones críticas y disidentes. Todos hacen uso de la libertad de opinión como precepto fundamental, pero todos parten de interpretaciones completamente diferentes acomodadas a sus intereses particulares, en algo que es de interés público.

La existencia de nuevas formas de censura, o de censura sutil o indirecta no implica que la censura directa ha desaparecido ni se ha transformado. Esta desaparición sólo se ha dado con la censura gubernamental. Este hecho marca una necesaria disminución en los casos de censura pero no su completa desaparición. Las distintas formas de censura coexisten en el contexto actual, en algunos casos de manera independiente y en otros de forma paralela.

Continuará....


[1] “Rastrilladores de estiércol” fue un calificativo puesto por el presidente Roosevelt y con el cuál se conoce a los periodistas de investigación.
[2]http://www.worldsummit2003.de/download_en/WSIS-CS-summit-statement-rev1-23-12-2005-es.pdf “Mucho más se puedo haber logrado” Declaración de la sociedad civil sobre la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. 18 de diciembre de 2005.
[3] http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/0013.pdf DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS.
[4] “Los medios y la mediación: Una perspectiva desde Colombia” REITZEL, H. U. en Papel Político. Bogotá. Nº 12 marzo de 2001. p. 79
[5] Ibíd. p. 83
[6] Ibíd. p. 84
[7] http://www.censuraindirecta.com/ Página del colectivo Censura Indirecta. Consultada el 13 de noviembre.
[8] http://www.censuraindirecta.org.ar/ página de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), área de trabajo por la libertad de expresión. Consultada el 4 de noviembre.
[9] “la papa” se refiere a todo tipo de necesidad económica básica.
[10] http://www.censuraindirecta.com/web/articulos/publicidad-oficial
[11] EL PRECIO DEL SILENCIO: ABUSO DE PUBLICIDAD OFICIAL Y OTRAS FORMAS DE CENSURA INDIRECTA EN AMÉRICA LATINA. Buenos Aires: Asociación por los Derechos Civiles; New York: Open Society Institute. 2008. p. 9-12.
[12] http://www.lasillavacia.com/
[13] http://www.censuraindirecta.com/web/articulo/colombia/colombia--publicidad-politica-investigada-en-el-valle consultado el 14 de noviembre de 2009
[14] Ibíd.. p. 12-13
[15] http://www.flip.org.co/secciones/rap/definicion.html Fundación para la Libertad de Prensa. Definición de indicadores. Consultada el 12 de noviembre.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Noviembre

Noviembre me suena a negación. Se me hace un mes lúgubre y gris. A algunas personas les gusta eso, otras sencillamente no lo ven así, pero a mi no me gusta, definitivamente noviembre es un mes que se me hace extraño, pero no ajeno.

Noviembre se me antoja como una película de Tim Burtom. No sabría decir porque, pero lo veo como un mar frío, oscuro, de vida somnolienta y antártica. Es mes de muertos, de pleitesías y arrepentimientos. Mientras en las emisoras me hacen sentir que estoy llegando ya a semana santa (porque desde septiembre se siente que viene diciembre) la gente comienza a correr cada vez más rápido. Trabajos finales, últimos exámenes, últimos balances, y todo para poder llegar a diciembre. Noviembre me sabe a tierra. Me sabe a Armero y a Palacio de Justicia El año termina en noviembre, diciembre es un mundo distinto, no digo que sea el comienzo del próximo.

Noviembre. Huele a despedidas, a cierre de cuentas, a preparación pre-locura-decembrina. Noviembre es azul oscuro y se escucha a soledad y silencio.

No diré más. Las palabras no me salen, no quieren, no saben, simplemente tenía ganas de teclear algo. Tengo muchos recuerdos y momentos en la cabeza, y no se a donde pertenece cada uno. Ha quedado claro que no me gusta la palabra noviembre.

martes, 27 de octubre de 2009

Buen viaje

Metido en este aparato uno ya no sabe ni de dónde es. Las paredes son metálicas y frías, el tapizado me marea, los vidrios de las ventanas también están siempre fríos, abiertos o cerrados. Es gracioso como se va acomodando la gente, siempre primero en las ventanillas. He venido pensado que la mejor muestra de lo poco sociables que podemos llegar a ser los humanos son los buses, o las busetas que para el caso son lo mismo. Siempre se llenan de afuera para adentro, de las ventanillas al pasillo y sólo cuando en todos los pares de sillas hay por lo menos una persona se comienzan a formar pares, de desconocidos la mayoría de las veces.


El hombre que huye a las mujeres, el hombre que busca a las mujeres, las mujeres que se sientan en cualquier lugar. Los que se duermen y vuelven su cabeza un redoblante al contacto con la ventana, los que no tocan la ventana con su cabeza pero si su pecho con el mentón. Viajar en transporte público es untarse de sociedad, más en bus que en buseta. Es untarse de pueblo y de ciudad, de historias que vienen, van, sudan ó se babean.


Él esta sólo junto a la ventanilla con un par de audífonos en sus oídos. Mientras se pierde en la música baja su gorra y se tapa la cara, sube el cierre de la chaqueta y recuesta su cabeza en la silla. No hará más que esperar el trámite desde el lugar en que está hasta el de destino. Viajar es eso, un trámite más ¿Cuántos años puede pasar una persona en su vida metida en cualquier medio de transporte? Varios años con seguridad. Se duerme por momentos, mete las manos en los bolsillos de la chaqueta de su equipo predilecto. Tiene muchas cosas en la cabeza. Su estudio no presenta problemas pero su disposición sí, en casa sólo lo espera la costumbre de esperarlo. Un “buenas noches… ¿Qué de nuevo?” y un “nada, todo bien”. Pero todo no esta bien, nada esta bien nunca y uno en el fondo siempre lo sabe.


Ha hecho tantos viajes en su vida que éste no ya no importa. Las canas se pintan con cierto disimulo pero la piel ajada y suelta es menos discreta. Este es un viaje más. Durante su vida viajó por muchos motivos: trabajo, amores, negocios. Era salir horas después por la misma puerta que había entrado pero en un mundo completamente distinto. Un ascensor que sube y baja, y cuando se abre la puerta nada es cómo lo recordamos. Ya no recuerda de dónde viene, a duras penas sabe para dónde va, para dónde encuentre una cerradura compatible con la llave que lleva en el bolsillo derecho de su pantalón café. Su viaje se acaba, pero cuenta con una memoria cargada de momentos, de suspiros, lágrimas y besos. Su último viaje será bien diferente.


Ella se sube y sólo busca un lugar cómodo para sentarse, sin ventanilla porque no le gusta el viento. Blusa blanca, jean apretado, bolso y celular en mano. El sujeto de la chaqueta de filiación deportiva no puede evitar mirarla, con diplomacia pero con firmeza se queda clavado en el bambolear de sus nalgas. Los dos centímetros de piel visibles por accidente entra la blusa y el pantalón son suficientes para que la mente se imagine el resto de piel color madera, brillante. Se sienta y se queda quieta, siempre con la mirada fija en el celular. Ha recibido un mensaje extraño de remitente desconocido. Sus dedos se mueven ágilmente por las teclas mientras la luz blanca desdibuja el castaño oscuro de sus ojos e ilumina el castaño claro de su cabello. ¡Lo acaba de recordar! Un viejo amigo, viejo amor la ha recordado, pero las palabras son confusas, son un espejismo de recuerdos transitorios. Cierra el celular, no sin antes buscar su lista de reproducción y su auricular.


Atrás, junto a la ventanilla va una morena con su novio. Acaban de subirse con cara de no tristeza. Del motel al metro, del metro a la buseta, de la buseta a sus casas, a sus habitaciones, a las horas que dedicaran a recordar a sus anchas esa tarde. Él la quiere, ella lo ama, pero este viaje es sólo para una persona, mientras tanto allí están. Sus manos no son suyas, sus labios no son suyos, ¡sus caderas si que fueron de él! Ella toma el celular de él y marca, con voz baja le dice a su madre que ya están en camino, que no pudieron hacer la vuelta, ya estaba cerrado, además el plazo venció hace tres días pero que quizás luego vuelven a averiguar mejor.


Los lentes son nuevos, las ideas desgastadas. El corte de cabello es lo que una mamá o un rector de colegio confesional llamarían “corte clásico”. No es ningún nerd, por lo menos su ropa no obedece a tal, sabe menos de lo que desearía y podría saber. Mmmm, que difícil decisión, ¿Sentarse en la ventanilla que queda desocupada o junto a la mujer de blusa blanca que está sola y que atrajo su atención en cuánto subió las escaleras de metal? La ventanilla. Quizás llegué otra así y se siente junto a él. No sería capaz de conversar, de saludar, de preguntar nombre, música favorita y Messenger, pero por lo menos mientras la tuviera a su lado sería feliz fantaseando sobre la manera de hacerlo. Mientras la gente se sube ve como van tomando los otros puestos, pero nadie decide sentarse junto a él. Eso lo hace feliz.


En medio de todo estoy yo, perdido en las luces que se le escapan a la ciudad para colarse por la ventana de esta buseta, pensando en cuál de todos puedo ser yo ¿Todos o ninguno? Ninguno. Respiro profundo antes de que el aire huela a desechos de carro, dejo mi bolso en el suelo, reclino la silla y me dejo ir, me dejo llevar, cuando menos pienso estaré a 26 metros de la puerta de mi casa, mi almohada y mis pensamientos nocturnos.


En rutas paralelas se confunden vidas oblicuas, destinos distintos que se cruzan y descruzan cada día. La línea amarilla va alargándose detrás y las lámparas de la calzada corren cada vez más rápido. Los árboles son borrosos, las casas lejanas, las historias únicas. Los buses, las busetas, los taxis, el Metro; se convierten en cajas de Pandora en que diariamente se escriben y borran los inventarios de la cotidianidad, de la “normalidad” de la vida. ¡Buen viaje!

viernes, 2 de octubre de 2009

Papeles quemados

Esto no podría ser realidad porque es una realidad que no conozco, pero de cualquier forma es para vos, Compañero.


Su madre pensó que él había comenzado a fumar.

Profundo de la manera más simple posible, así lo recuerdo. Puedo describirlo físicamente. Piel blanca, colorada dependiendo del clima o de la situación. Un cabello envidiable, castaño oscuro y liso que solía –supongo que todavía- llevar un poco largo; aunque nunca se lo peina siempre toma forma que queda bien, el viento y la humedad hacen lo suyo. La última vez que lo pude abrazar su contextura era un poco gruesa, no muy atlética, pero tampoco obesa. Estatura media, los hombros caídos al igual que la nalga, los ojos café claros que se pueden confundir con miel, pestañas largas y cejas pobladas, barba creciente y contrastante. Un corazón difícil de conocer, pero creo que fácil de tocar.

Físicamente, y a pesar de su negativa, siempre fue muy atractivo para las mujeres, supongo que para algunos hombres también. En su infancia porque era un “gordito bonito” y en su juventud porque se convirtió en un hombre interesante, varonil, sensible, y de tratos cuidadosos. Su apariencia física nunca fue su verdadero problema con ellas.

Hay miles de maneras de describirlo físicamente, una por día o una por persona. Esto es tarea fácil de cualquier manera. Sin embargo, meterse en su pecho, adentrarse en los confines caóticos de su alma, eso nunca fue ni será tarea sencilla. Voluble es una palabra que se me hace demasiado abstracta para definir algo, pero al pensar en él después de haberlo conocido un poco es inevitable relacionarlo con esta cualidad. Siempre se debatía entre la alegría mostrada en público y la tristeza profunda que pocas personas sabíamos que podía llegar a sentir.

Recuerdo su presente. Pasa largas horas despierto en la noche, en su habitación. En el día debe buscarse la manera de subsistir, de ayudar a su familia y de sentirse útil. Pero cuando cae el día abandona las herramientas de construcción, toma un lápiz y un papel y se adentra en sus interrogantes. Es más lo que piensa que lo que escribe, es más lo que escribe que lo que le gusta.

Su habitación es de color claro, esto hace que se vea iluminada. En el aire flota su inconfundible y agradable aroma, ese es su espacio. La cama casi siempre tendida, el televisor apagado en frente, los zapatos un poco desordenados. No tiene ventanas, si las tuviera ya se habría escapado volando. Las paredes están llenas de afiches, músicos, marcas, ideologías. Y en un rincón muy especial, es un estuche negro esta guardado el amor más grande que ha sentido por algo o alguien que no sea familiar suyo. Es un amor no obligado, no consentido, no buscado, no recompensado. Seis cuerdas, una caja, un diapasón, muchos trastes, miles de sonidos y de sensaciones. Allí está guardada su vieja guitarra, su compañera de batallas, su más íntima amiga. En ella ha tocado los acordes que quizás haya querido regalarle a alguna mujer, pero que no ha podido –o querido-, en ella ha dejado su alma y su corazón, no por su virtuosismo sino por su pasión.

Pese a todo lo recuerdo viviendo con gran entusiasmo. Se avergüenza de sí mismo, de sus sentimientos, de su propio patetismo. Estos no los comparte mucho, pero son uno de sus tesoros más preciados.

Esos tesoros son descubiertos cada noche, cuando toma su lápiz y su libreta parcialmente en blanco. El mundo ya no importa, su mundo ya es otro, uno que no existe ni para él. Supongo que me recuerda, que nos recuerda a todos. Y también supongo que alguna vez fuimos objeto de su bolígrafo y quedamos plasmados en su caligrafía redonda y suelta. Con seguridad ha escrito más de lo que ha leído, y muchas de esas letras han sido lágrimas, y dolores, otras habrán sido esperanzas. Que agradable sería leer algo suyo, pero ha tomado la decisión de que eso nunca pase. Nadie, a parte de él lo leerá. Quizás –dice él- los genios más grandes de la historia sean aquellos que se quedaron con sus ideas en su cabeza, que nunca fueron leídos, ni analizados, ni alabados ni criticados. Quizás los genios más grandes del mundo hayan destruido sus escritos después de darse cuenta de que eran sólo suyos. Él no es uno de los genios más grandes del mundo, no es ningún genio –y no sé si sea de este mundo-. Es un hombre normal.

Él también lo hace. En un ritual breve y solemne arranca las hojas de la libreta, las pone en el suelo una sobre la otra, letra sobre letra y les prende fuego. Me lo imagino allí sentado, con la candela reflejándose en sus ojos y el calor en su piel, viendo cómo sus pensamientos hechos palabras se vuelven humo y olvido.

Su madre pensó que él había comenzado a fumar.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Como en un sueño

I

Ella huía rápidamente. Huía del mundo, de la gente, de todo menos de él. Pero tampoco estaba con él. Iba hacia el bosque, un bosque sin lugar, sin coordenadas, sin latitud ni longitud, un bosque sin edad y sin tiempo, un bosque de guayacanes amarillos. Corría, y mientras lo hacia todo iba quedando atrás, donde siempre debía estar. El ocaso acompañaba su camino y mientras tanto, mientras ella se internaba en el bosque el día estrenaba un nuevo traje negro. La noche iba pintando de oscuro claro el cielo, luego iba poniendo estrellas a lo ancho mientras se dibujaba la gran redondez pálida de la luna.

II (III)

Él estaba en alguna parte del bosque, rodeado de guayacanes florecidos. La corteza árida y rugosa, las hojas ausentes y las flores débiles. Estaba parado en un claro llano cubierto completamente por follaje seco. Se encontraba tan sólo que se había olvidado de su propia presencia y sólo miraba perdidamente el espectáculo no anunciado de la noche. Tenía las manos en los bolsillos, las piernas poco abiertas apoyadas completa y firmemente sobre el suelo de esqueletos botánicos. Una chaqueta lo protegía del frío, compañero fiel e inseparable de las noches de luna clara. El viento estaba enfurecido y aunque soplaba con fuerza era cortado por los troncos de los árboles y por su silueta –de él- alta y no demasiado corpulenta. Su ropa era movida un poco, mucho más se movía su cabello poco largo que se tiraba sólo sobre un costado y estaba tan enmarañado como su cabeza.

III (II)

Él estaba esperando que algo pasara en el mundo, pero en este bosque de guayacanes amarillos, tiempo sin tiempo, esperanzas perdidas y luna a rebosar no pasaba nada. Ella, mientras tanto, solo sabía que lo buscaba a él. No sabía como ni donde estaba, mucho menos como llegar. No estaba ansiosa pese a su deseo, no era algo que fuera a buscar insistentemente. Corría entre los árboles, rodeándolos, dándoles vueltas, zigzagueando. Jugueteaba con el viento y con las hojas secas del suelo. Las pisaba y se divertía con el sonido que hacían al quebrarse, las empujaba y levantaba con el viento como su cómplice y compañero de juegos. Pese a sus juegos traviesos no podía evitar el miedo, la sensación de desprotección se apoderaba por momentos de su sentir.

IV

El bosque tenía ruido de bosque. Había muchos insectos, grillos sobre todo, unas cuantas aves nocturnas, el rechinar de las ramas y el roce de las hojas una contra otra. Si se mirara al cielo en ese momento se sentiría que de una vez por todas había decidido caerse porque nunca, hasta donde lo recordaba aquel bosque sin memoria, la luna y las estrellas habían podido ser testigos y protagonistas de una noche de tal belleza.

V

Todo era incierto. No importaba porque estaba él allí ni porque ella lo estaba buscando, pero el deseo era magnético, los llevaba a querer estar juntos casi por instinto. Entre los arbustos algo se comenzó a mover. Un temor erizante se apodero de su piel y lo invadió de curiosidad. Por ese extraño instinto de autodestrucción –“pulsión de muerte”- sus pies comenzaron a moverse uno detrás del otro sucesivamente. Se iba acercando cautelosamente, caminando siempre con un árbol por delante como protección. Quería ver, pero el temor era dueño de sus nervios y sus vellos. Eso, lo que había bajo la sombra y la oscuridad de los árboles, se movía inquietamente, un momento después se quedo quieto y escondido tras otro árbol, otro guayacán. Él se siguió acercando. Y eso --que era ella- también comenzó a hacerlo. Cuando salió de la penumbra fue bañada por la luz de la luna que dejó al descubierto su palidez color canela y su desnudez inconciente. La luna descarada se reflejo en sus ojos, los más brillantes y profundos de esa noche y de todas las noches, verdes, grandes y redondos. Sus ojos se encontraron con los de él, y con esto sobraron las cuerdas vocales: todo estaba dicho.

VI

Despegó su mano izquierda del cuerpo y la llevó hacia ella. Tomó su derecha con suavidad, le hizo un símil de caricia y la apretó. Su mirada caía intermitentemente al suelo, y de allí a su rostro, el de ella. Acercó más su cuerpo y subió su mano derecha. La posó entre su cuello y su mejilla. Mientras sus dedos comenzaban a juguetear con el cabello rojo, la palma de la mano sentía la calidez de la sangre que pasaba por su cara y su cuello. Ella, siguiéndole la corriente puso su mano izquierda alrededor de la cadera ajena y propia. Quizás no lo sabía, pero tenía en sus manos a un hombre, a todo él. Lo había encarcelado con sus falanges. La mano izquierda de él subió hasta sus labios sin soltar la de ella para rozar su sequedad contra su piel. La derecha acariciaba entonces su cuello y bajaba a su espalda.

El frío la había tomado como presa y se hacia notar en las pequeñas protuberancias de la piel. Él se apartó de ella, retrocedió para quitarse la chaqueta. Acto seguido la puso sobre los pequeños hombros desnudos de ella y la rodeó. La protegía, en más de una forma.

VII

Una luna solitaria y vigilante rodeada de estrellas cromáticas, el viento precipitado y revoltoso, el amarillo de las flores contra el café de las hojas, el oscuro claro del cielo, los bichos, la ausencia de segundos y de coordenadas, y dentro y fuera de todo, él y ella. De nuevo se le acercó, la rodeó con sus brazos y fue correspondido. Y en ese abrazo perdido en el mundo sintió por un extraño momento que tenía allí todo lo que necesitaba.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Conveniencia

Me conviene estar contigo. Si, es puro interés lo que me une a ti, solamente por eso estoy a tu lado. No es una diatriba de palabras forzadas que buscan engañar. Es lo más sincero que puedo escribir, decir y sentir. Me conviene, me interesa tenerte aquí.

Es conveniente escucharte, porque me conviene que me escuches. Es conveniente abrazarte, y besarte, porque nada más conveniente para mí, nada me interesa más que recibir de ti cada sincera manifestación de cariño. Es conveniente acariciarte porque para mi piel es conveniente el roce de la tuya, el roce con tu piel. Es conveniente para mis ojos astigmáticos mirarte con insistencia. Los prefiero hundidos en el profundo de tu mar color ámbar, que perdidos y caídos, “pesados como juicios”.

Es por pura conveniencia que te regalo mis palabras, evitando así que se me atoren en la garganta y en los nudillos. Te las regalo dejando en mí un vacío abdominal complejo. Te quiero, porque no hay nada en el mundo que me convenga más que saber que me quieres. Ya no hay más trato ni contrato, solo un juego de intereses.

Es conveniente sentir tu respiración, respirar sobre tu piel e impregnarme de tu aroma. Es conveniente tocar tus labios rosados, carnosos y gruesos, acariciarlos y luego querer hacerlos míos. Es conveniente despertarme pensando en ti porque me interesa tener razones para abrir los ojos y tirarme al mundo.

Es conveniente estar a tu lado, porque es conveniente aprovechar esto que llaman vivir. No cabe la menor duda de que estoy contigo por conveniencia.

viernes, 14 de agosto de 2009

Crónica de viaje: Entre el pasado, la música y el presente: Concepción

Crónica hecha a partir de las impresiones y experiencias vividas en el municipio de Concepción, Antioquia, los días 8 y 9 de Agosto durante la realización del segundo sub-regional de bandas del festival Antioquia Vive la Música por la subregión del Oriente Antioqueño. El viaje fue realizado con mi compañero de banda, Esteban Rúa. Disculpan que no hayan imágenes de sustento a lo largo de todo el texto, pero por la naturaleza de cada intertítulo entenderan la utilidad de éstas.

El pueblo

“Esta haciendo frío y no se ve una sola alma. Este tiene que ser Concepción”.

En honor a la Inmaculada Concepción fue fundado en 1771 el municipio de Concepción, ubicado en el Oriente antioqueño. Allí, más que en muchos otros lugares se cumple aquella tradición española de que el parque es el centro de la población o caserío, y efectivamente todas las calles conducen al parque, además éste es bastante visible gracias a la iglesia, consagrada también a esta advocación. Este municipio fue declarado Patrimonio cultural e histórico de la nación en 1999.


La iglesia es gris por fuera, con dos grandes torres paralelas, casi simétricas. Por dentro los colores son claros, y es mucho menos suntuosa que muchos otros templos. Está extrañamente descuidada, con pedazos de algunas paredes caídos y pintura resquebrajada, aunque en algunos lugares es notorio que se han comenzado a hacer remodelaciones.





Oscar Arismendy, nuestro comensal, me contó que hace aproximadamente 150 años fue su bisabuelo quien donó el dinero para que fueran construidas las torres del templo, para las grandes campanas que sirven de despertador a todo el pueblo y para otras construcciones similares. Lo cuenta con el orgullo de saber que su familia es una de las más tradicionales de la región, y probablemente una de las más prestantes.

Caminar por las calles es como dar un paseo por el pasado. Abundan los grandes portones de colores, las casas de bahareque que no tienen más de una planta pero que son enormes. Hay pocos balcones, verdes los que recuerdo, con coloridas materas y floridas plantas. Todo ello hace que uno se sienta en un pueblo colonial. Tiene calles empedradas por dónde lo único que se puede hacer cómodamente es caminar porque no están diseñadas ni para carros ni para vehículos de tracción animal. Estás calles hacen de Concepción un pueblo laberíntico, de alguna extraña manera es inevitable la sensación de estar dando vueltas.


Allí son innecesarios los semáforos, las zebras, todo tipo de señalización. Cuando aparece el sol son pocas las personas que hay en la calle, y con el transcurrir de las horas, aún en un fin de semana, pocas almas aparecen. Es un pueblo rural, el clima frío y la tradición campesina llevan a pensar que no se está en la cabecera de un municipio, sino en una hermosa vereda.

Concepción es un pueblo histórico para la emancipación latinoamericana. Allí nació el general José María Córdova un 8 de septiembre de 1799. El General fue hijo de Pascuala Muñoz, “hija leal barbosina” cómo dice el himno del municipio de Barbosa. Allí, en Barbosa –municipio vecino por el norte-, dicen que el General no nació ahí por un día, pero se conserva como premio de consolación y en un estado lamentable la casa de su señora madre. En mejor estado se encuentra en Concepción la Casa Museo dónde nació José María. Allí, entre las paredes verdes y blancas y los jardines frondosos trata de conservarse y de condensarse no sólo la historia del General, sino también la del municipio. Al entrar, el primer vistazo es bastante llamativo. En la sala principal hay una enorme pintura que abarca casi toda la pared y que hace alusión a la Batalla de Ayacucho. Por toda la casa hay cuadros, replicas de armas de fuego y de espadas antiguas y corroídas, replicas de cartas, reseñas, una enorme campana en el suelo. En el aire se respira historia.











Para llegar a la Casa Museo es necesario, estando en el parque, bajar por el costado izquierdo de la iglesia hasta encontrar en la esquina una flecha que indica el lugar, allí se dobla a la derecha para tomar una calle que va en subida. Las calles son bastante irregulares. Es lo que tradicionalmente se llama un pueblo “faldudo”.

En el parque, en todo el centro se encuentra, y no es para menos, una estatua de José María Córdova. Aunque nunca pregunté, supongo que ése es el Parque de Córdova, y no de Bolívar como la gran mayoría de parques colombianos.

Alrededor del parque hay una reja, en realidad el parque es un sencillo jardín de un verde intenso con algunas bancas, tal como manda la tradición. A los lados de la estatua del general ondean todo el tiempo 6 banderas. A su derecha las de Colombia, Antioquia y Concepción, en el orden tradicional y a su izquierda las de Colombia, Perú y Panamá. El viento las mantiene en constante movimiento, cualquier hora del día es precisa entonces para tomar una fotografía con la imagen al centro, las banderas a los lados y la iglesia al fondo.

Concepción fue escogida como sede del segundo subregional de bandas del festival departamental Antioquia Vive la Música. No sé si por motivos logísticos o porque uno de los coordinadores de cultura de la gobernación de Antioquia es de origen concepcionita, pero las bandas llegaron para romper la evidente tranquilidad.


Las Bandas


El Oriente antioqueño es una de las zonas musicales más representativas de la cultura antioqueña –no paisa, antioqueña-. Allí se han gestado grandes grupos e importantes ritmos y corrientes del folklore andino colombiano. No es entonces extraño que sea esta una de las zonas dónde el movimiento bandístico antioqueño ha tomado mayor fuerza y ha alcanzado mayor nivel.

En contraste con esto, el Oriente antioqueño también es una zona paradigmáticamente afectada por el conflicto armado colombiano. Todos los bandos han entrado a disputarse el control de territorios y el monopolio de la muerte (que en este país definitivamente no es monopolio): guerrilla, paramilitares, ejército, nadie se salva, nadie esta libre de pecado. Las víctimas son incontables, los desaparecidos aún esperan que los encuentren, los desplazados engrosan cada día más a la población colombiana que se encuentra por debajo de la línea de pobreza. Pero entre tanta tragedia y en un nuevo respiro que vive la región, la cultura y el arte toman su lugar. “Semillas de Paz” y “Notas de Paz” se vuelven nombres familiares, porque en la región las grandes mayorías invocan eso que nunca han conocido. La Paz es un fin, y la música se está convirtiendo en un medio.

Uno podría afirmar que mientras más lejos de Medellín se encuentran las bandas es menor su nivel musical. La falta de oportunidades para quienes están lejos de la capital económica y administrativa se evidencia al ver a los músicos en tarima, paradójicamente todos ellos tuvieron la oportunidad de hacer de la música parte de su vida. En pueblos con tanto potencial, pero tan poca capacidad real e inmediata de progreso, es difícil convencer a quienes administran de que inviertan en arte y no solamente en “proyectos productivos”. Las condiciones son desiguales, las oportunidades disparejas, los procesos inconstantes, sin embargo la música es la que prima.

La tarima está lista, las calles están cerradas, las cámaras y los oídos están atentos. Pronto todo comenzará. Aunque algunos digan lo contrario esto es un concurso, y como tal las bandas llegan a medirse, a compararse, a mostrarse. Sin embargo el carácter competitivo no deja de lado todo lo bello que tiene el hacer y el escuchar música.

La música no tiene edad, ni sexo –aunque a veces pienso que algo tan hermoso definitivamente tiene que ser mujer-, ni color, ni raza. Por eso es conmovedor además de gratificante, ver en cada agrupación una amalgama incomprensible de personas, sentimientos y experiencias.

Comenzando hay una banda en particular que llama mi atención. Debido a la cantidad de municipios participantes (aproximadamente 24) no logro recordar su origen. Uno de los clarinetistas es un señor maduro de mínimo 40 años que por lo visto descubrió hace poco que nunca es tarde para aprender a tocar un instrumento, a su lado un niño que no ha llegado a los 15 y que debe llevar el mismo tiempo tocando clarinete. Al terminar su primera y única presentación como Banda de Muestra, él se para visiblemente emocionado para felicitar a quien hace unos segundos lo estaba dirigiendo, el director es mucho menor que él. En esa misma banda hay otro personaje. El percusionista, un niño con síndrome de down que se roba todas las miradas. En algunos momentos se siente que son sólo él y el director, es a él a quien dirigen. Se atraviesa en el tiempo de la obra pero al instante se da cuenta de ello y vuelve a cumplir su papel. Con un bombo y un platillo suspendido está logrando dar una gran lección de vida a partir de la música. Seguramente nunca llegará a dar grandes conciertos en teatros repletos, nunca agotará caras y numerosas boleterías, pero en su vida está la música y para él y su familia esta debe ser la mayor satisfacción de todas. Estuvo en una tarima ante muchos músicos aficionados y otros tantos profesionales. Estuvo a su mismo nivel.

Las desafinaciones van y vienen, de todas las bandas. Los chillidos, mal sonido, mala técnica, esto abunda, al igual que abundan las virtudes en cada agrupación. Todos son músicos en formación y a pesar de ellos logran mostrar grandes procesos, importantes avances. El nivel musical de las bandas del Oriente antioqueño es realmente bueno y a pesar de lo que aún falta, conforme va cayendo la tarde las experiencias y los sonidos van calando en el corazón, van ablandando el alma, van resucitándonos a todos segundo a segundo.

La música popular, la clásica, la sinfónica, la colombiana. Todas las clasificaciones posibles hacen parte de este fin de semana. Lo académico para los jurados, “maestros acompañantes” como los llaman ahora, para los músicos espectadores y para el habitante desprevenido. Luego la música popular como regalo a la población sede. La alegría se toma las calles y los corazones. Un gran aguacero termina todo por hoy. Pero mañana todo comenzará de nuevo.

Ya es mañana, el día ha vuelto a nacer, el agua se ha ido y el sol radiante se ubica en lo alto. Las bandas se organizan, con su indumentaria especial, el repertorio preparado y sus instrumentos. Las armonías tradicionales llenan de color las dormidas casas de Concepción en el desfile de todas las agrupaciones participantes. Después de este viene la segunda ronda de concurso, y de nuevo las mismas experiencia, las mismas sensaciones. En Concepción el 8 y el 9 de agosto se olió y se respiró música.

Desde bandas de 18 personas hasta bandas de más de 60 integrantes. Hombres, mujeres, niños, jóvenes, adultos. Rojos, amarillos y negros. Ha sido una experiencia caleidoscópica.

Al final de todo un resultado inesperado, muchas satisfacciones, muchas felicitaciones, muchas críticas. Todo lo normal. El día ya va muriendo, y todos habremos de regresar a nuestras casas, con la certeza de que la música es infinita y su perfección inalcanzable.


El viaje

Eran las 8 de la mañana del día sábado. Al salir nos dimos cuenta de que el bus ya estaba ahí, parado, esperándonos. Unos segundos más y habríamos tenido que aplazar el viaje unas cuántas horas. Cuando nos subimos al bus nos encontramos con una agradable sorpresa: en los puestos de atrás iban los “maestros acompañantes” encargados de calificar a las bandas en cada sub-regional. Ocho días antes nos estaban calificando a nosotros.

“Para Alejandría por Barbosa” dice un letrero en la parte delantera del bus rojo y blanco. Proveniente de Medellín entra a Barbosa, recoge pasajeros y se devuelve aproximadamente 2 kilómetros para tomar la vía a “La Concha”, cómo es conocido el municipio de Concepción.

De un momento a otro el bus comienza el ascenso por una carretera hasta ahora desconocida para mí. Al ascender, casí en círculo, empezamos a ver la zona urbana de Barbosa, cada vez más abajo, cada vez más lejana e irreal. La carretera es gris, destapada, al parecer la Seguridad Democrática no ha sido suficiente como para que exista un buen camino hacia Concepción, ya que por la otra vía, por el municipio de San Vicente las condiciones no son mucho mejores.

Después de una hora de viaje, y de casi media hora esperando que el bus lograra ubicarse en las estrechas calles llegamos al parque principal. Allí descendimos, tocamos tierra y empezamos a explorar. Con extrañeza mi compañero y yo nos dimos cuenta de que por lo menos cerca al parque no existen panaderías. Al otro día nos daríamos cuenta de que si había una en el pueblo, pero en una zona por la que nunca llegamos a pasar, en realidad no alcanzamos a conocerla.

Lo primero fue esperar a que llegaran las bandas, buscar a alguien conocido y ubicarnos. Fue una tarde amena, en compañía de cientos de personas igualmente enamoradas de la música. El talento se respiraba en el aire. En Barbosa habían quedado nuestras vidas habituales, nuestros problemas de siempre, las personas de costumbre. Era algo así como unas cortísimas vacaciones. Después tendríamos que bajar al mundo real, que quedaba como 500 metros más abajo sobre el nivel del mar, y caer de frente. Por ahora el imperativo era seguir disfrutando.

La alimentación poco importaba, poco importó. El hambre no ataca muy fuerte mientas los sentidos estén ocupados en otras cosas. En la noche cuando ya todo había terminado por ese primer día, era necesario buscar dónde dormir. Terminamos en la casa de la familia de Oscar Arismendy. Una casa grande, de techo viejo y con un gran portón como de iglesia. Queda en todo el parque, diagonal a la Iglesia. Al entrar se encuentra uno con buena parte de la tradición antioqueña: grandes imágenes religiosas, numerosas plantas en los dos patios, muebles viejos y bien cuidados, una historia diferente en cada elemento. La gente de la casa fue bastante amable, la hospitalidad es una de esas virtudes de las que los paisas se pueden sentir aún orgullosos.

Al llegar al patio de la casa, el final, se ven las montañas con sus grandes cultivos. Nos dicen que son de fríjol. Si uno camina desde el fondo de la casa encuentra a la derecha la cocina, una cocina grande de esas que no tienen las casas de ahora. Hay unas enormes campanas tubulares que suenan al ritmo del viento. Al entrar a la casa, se encuentra uno con el primer comedor y una sala. La mesa del comedor es de madera y de apariencia antigua. En la sala contigua hay varios muebles igualmente viejos. Sobre uno se encuentra el busto de algún compositor clásico. En las paredes hay varios cuadros interesantes: Jorge Eliécer Gaitán, Alfonso López Michelsen. Al parecer está es una familia tradicionalmente liberal, algo no muy acorde con la tradición paisa. A mano izquierda de la puerta que da hacia el último patio hay un afiche que anuncia un concierto en memoria de dos personas. “Diez años después los seguimos recordando”, algo así decía. Jaime Arismendy me cuenta la historia del afiche. Dos familiares, hermanos entre ellos fueron alguna vez al vecino país del Ecuador, encontrándose con la suerte de ser desaparecidos y al parecer asesinados por la policía ecuatoriana. De eso ya varias décadas. Cuando salió el afiche estaba publicitando un concierto en conmemoración a los 10 años de esa desaparición con varios grupos musicales ecuatorianos, el primero en la lista obedece al nombre Contravía, los otros no los recuerdo.

Al seguir caminando, al lado derecho de esta sala, izquierdo si se mira desde la entrada principal, se encuentra el baño. Un baño más grande que cualquier habitación de mi casa y tan grande como cualquier habitación de esa casa. Llaman la atención dos sillas rojas ubicadas a los lados, al parecer ir al baño en aquella casa vieja es todo un ritual social. La ducha no tiene cortina, pero la puerta tiene tranca. Lo más llamativo del baño es un espejo enorme, ubicado perfectamente frente a la ducha. El espejo es lo suficientemente grande como para uno alcanzar a ver toda su desnudez al momento de bañarse. Se siente como si uno mismo se estuviera espiando. En el patio siguiente, el interior, hay otro espejo del mismo tamaño. Este patio es de forma cuadrada y esta cerrado por todos los lados por la casa. A los lados hay solamente habitaciones. Las habitaciones son grandes, con camas de antaño pero cómodas, bastante cómodas. En cada una hay un gran clóset o “chifonier” dónde guardan todas las sábanas y las cobijas. Las cobijas abundan, y no es para menos.

Finalmente, si se sigue caminando se llegará a un corredor largo y solemne que conduce hacia el exterior.

Allí, en esa casa tuvimos la oportunidad de compartir con músicos de gran trayectoria. Entre ron, vino, risas y anécdotas íbamos descubriendo las personas que hay detrás de los profesionales. Personas sencillas, cercanas, humanas, de carne y hueso. Al otro día, a pesar de la embriaguez tenía el lúcido recuerdo de cada una de las palabras escuchadas y de las lecciones aprendidas. Realmente un placer y un gran honor.

El segundo día, domingo, las campanas de la Iglesia me mantuvieron despierto desde las 6:30 de la mañana. Después de bañarnos y de recibir un buen desayuno que no esperábamos, salimos en compañía de Oscar para el desfile. Al terminar éste en el parque principal nos dispusimos de nuevo a escuchar las bandas en tarima. Mi compañero tuvo que regresar antes que yo a la realidad por compromisos personales. Allí quedé yo, con las bandas todas para mí. Al terminar el evento un sentimiento de nostalgia: Síndrome post-viaje (cercano al post-coital), aunque aún estaba allí. Con el desconcierto por el resultado me di cuenta de que el bus que pasaba a dos kilómetros de la puerta de mi casa ya había salido. El otro recurso fue puesto en práctica. Una de las bandas me llevó hasta la Autopista Medellín-Bogotá a la altura del municipio de Rionegro. El camino entre Concepción y San Vicente es una completa aventura, y más con la oscuridad de esa hora –aproximadamente 8 de la noche- pero de San Vicente a Rionegro el estado de la carretera es mucho mejor, por lo menos es pavimentada. Allí, con Reinaldo “El Perro”, un personaje bastante conocido en el mundo de las bandas en Colombia y en la Universidad de Antioquia, y con un oboísta en alto estado de embriaguez tomamos una buseta que se dirigía de Marinilla a Medellín. El oboísta se bajó en el municipio de Guarné y Reinaldo y yo seguimos el camino. Rápidamente estábamos inmersos de nuevo en el ruido y las luces de la ciudad.

Recordé de un momento a otro que los domingos por la noche el transporte se hace difícil. No salían buses de la Terminal, ya no salían buses hacia Barbosa, y esperar colectivo en la autopista norte a esa hora no era algo que me despertara mucha confianza. Decidí tomar Metro. Al comprar el tiquete la vendedora me dijo no garantizarme que aún hubiera carro. Algo tendría que resultar. En una confusa situación llegó el tren a la plataforma en la estación Caribe. Fue evacuado, al parecer quién conducía “se maluquió”. Afortunadamente en la evacuación encontré un par de personas conocidas, o sea que si no había transporte por la hora no iba a ser yo el único en problemas.

Llegué a Niquía y respire con profundo alivio al ver el colectivo allí parqueado. Me subí, saludé a un viejo conocido, me senté del lado de la ventana, pagué el pasaje y en cuánto salimos me dispuse a perderme en las luces y sombras de la carretera mientras pensaba en que estaba terminando uno de los mejores fines de semana que he vivido.