lunes, 27 de octubre de 2008

Los músicos de orquesta

foto de la orquesta sinfónica de Tenerife, cortesía de google

Interesante artículo del recordado maestro Gyula Bando, ex-director de orquesta y coro que vivió en Valencia, Venezuela, por años, e hizo una encomiable labor en esa ciudad. Llegó a mi correo hace ya varios días y me pareció interesante y muy acertado además de chistoso.

Todas las orquestas del mundo tienen la misma característica: Sus miembros se dividen en dos categorías. Los primeros, quienes están contentos con su destino, los segundos quienes no y jamás lo serán.

Los primeros, quienes fijaron como meta en la vida el ingreso en una orquesta sinfónica, si lo lograron son felices, no poseen otros objetivos, sólo alcanzar la vejez feliz y el mayor bienestar material posible con pocos ensayos y la menor cantidad de conciertos posibles.

Al otro grupo lo constituyen las ambiciones frustradas, quienes aspiraron ser solistas de renombre mundial y ahora se tienen que conformar con un puesto odiado y simple en la orquesta. Hay que comer, el grillo tiene hambre y ya escasea la comida de las hormigas laboriosas, para mantener contentos a los grillos ambiciosos. Existen pocas focas y hay demasiados esquimales con talento.

Las cuerdas constituyen el grupo de los quejosos, los vientos a los grupos de los descontentos.

Los astros 'primadonnas' de las cuerdas son los primeros violines. Estos casi todos se sienten solistas, y detrás de las bambalinas luchan audazmente para conseguir tener un puesto de una silla más adelante en un atril más delantero que su colega e íntimo amigo. Ellos disfrutan de todas las prioridades durante el concierto, por esto estudian sus partes con gran esmero y exactitud y también controlan a sus colegas durante 1ra ejecución con precisión y sin la mejor voluntad. Si viene un pasaje embromado,el músico de más edad, por consiguiente con una técnica más débil recibe de improviso un ataque de tos y observa con alegría íntima como su colega joven lucha con las dificultades, fracasando muchas veces.. Así el colega de mayor edad mantiene su superioridad sobre el joven.

El solista más solista de todos es el concertino, el rol más ingrato habido y por haber, tiene que tocar sus solos delante de todos sus compañeros críticos. Sus logros son sólo comparables con el rol de un buen torero. Se dan la mano con el director -haruspex ridet haruspicem- comparte todas las alegrías del evento musical, y su compañero es el segundo concertino a quién sólo las leyes severas existentes impiden matar a su colega concertino. Directores menos .

Los segundos violines son los parias de la orquesta. Se trata de gente con molestias gástricas o de hígado, a quienes el cruel destino condenó a observar el éxito de otros y que actúen como 'Lázaros' en los festines de los ricos. Los segundos violines ya dan señal de su protesta con el hecho de que ocasionalmente muestran la parte trasera del violín al público. Con crítica amarga constatan, que antaño en el conservatorio, antes de la división de los buenos y los malos tocaban el violín y no el segundo violín. Generalmente se vengan de esta injusticia componiendo, tocando o dirigiendo en una orquesta de aficionados. Son ellos en su mayoría los agitadores, que se nutren y toman sus fuerzas de estas orquestas desconocidas. Mas son ellos quienes primero se desilusionan de su profesión, no se dedican a sus instrumentos y después de pertenecer diez años a la orquesta ya apenas pueden tocar el violín. Los directores con experiencia saben esto, y apenas perciben una desafinación no hacen nada al respecto (no hay nada que hacer).

Las violas son conscientes de que su instrumento no pertenece al sector de los elegantes privilegiados, su prestigio es mantenido con un aislamiento de supremacía. No mantienen contacto con los violines segundos y tienen una actitud provocativa hacía el director, confiando que el director no conozca suficientemente la lectura de su clave.

Los rivales más peligrosos de los primeros violines son los chelos, quienes consideran su desempeño lo más importante de la orquesta, por eso sienten cierta superioridad hacía sus colegas, mas 'Nobleza obliga', se mantienen cordiales con sus semejantes. A pesar de ser conscientes de su importancia muchas veces cometen el pecado de querer actuar como solistas, y en cuanto a su afinación, pocas veces se puede considerar un deleite artístico un solo de 'Tosca' o 'Guillermo Tell'.

En los vientos, la ejecución y el carácter de los músicos varía según el instrumento.

Los flautistas son capaces de llegar a las notas más agudas y veloces, por esta razón se sienten privilegiados. Se ofenden por la menor observación del director, durante los ensayos se cruzan de piernas haciendo indiferencia a las explicaciones del director, señalando de esta manera que lo oído no es interesante y ya hace tiempo conocido por ellos. En sus años juveniles han sido normales, pero después de unos años de soplo constante, a veces sufren de ataques de histeria. Su carácter no es muy confiable, sus objetivos son alcanzados con astucia. Los métodos de construcciones orquestarles nos relatan, que más desafinada que una flauta, sólo pueden ser dos flautas, salvo excepciones.

Los oboístas son gente amarga. Tienen que hacer sonar el instrumento a través de una caña muy delgada. Con el tiempo estas retenciones de aire ocasionan perturbaciones en el músico. Sufren ocasionalmente de ataques de cólera, no tienen muy buena relación con sus colegas. Generalmente mueren de gastritis o arteriosclerosis.

Los clarinetistas en cambio son gente de mucho humor y alegría, de eso son conscientes, mueren en forma natural y por esos viven felices una larga vida. Al director muchas veces irrita la forma de tocar de los clarinetistas, dado que al tocar, la boca del ejecutante parece transformarse en una risa burlona. Por eso el director considera a veces a los músicos como un enemigo oculto y en los clarinetes visualiza esta ironía.

Pero el terror de los directores de orquesta son los fagotistas. Estos rara vez pueden sacar sonidos placenteros de sus instrumentos no muy filigranas y por esa razón sufren de complejos de inferioridad y a veces se manifiestan agresivos. Muchas veces son víctimas del alcoholismo, quizás para contrarrestar el amor no correspondido por parte de la Música.Marcamos a los cornos con los números designados por los compositores. El primer corno toca la parte más aguda, el cuarto la parte más baja. La relación de 4 a l no obstante es diferente, es en realidad 40 a 1 a favor del primer corno!!. El primer corno es el instrumento de mayor peligro en toda la orquesta, dado que hasta el público no muy experto en música sabe, que es imposible un concierto sin una falla del corno. Por las fallas los primeros cornos se dividen en dos categorías a saber: los primeros que después de haber cometido una falla sonríen como perdonándose, la segunda que se enoja y dice malas palabras ya antes del error, pues sabe, que lo va a cometer. Este comportamiento los cornos también lo aplican luego en la vida cotidiana en la sociedad. El rival del primer corno es el tercer corno, quién cree firmemente que el primer corno va morir de muerte natural y que heredará su puesto. Pero si por azar tiene que tocar la parte del primer corno, producirá una serie de fallos y de este modo, en forma alternada, sonreirá y maldecirá.

Los trompetistas son los seres más inteligentes de la orquesta. Su inteligencia crece en cada ensayo y concierto. La causa de esto es que tienen mucho más silencios que notas para tocar. Este lapso es utilizado para la lectura del diario, un libro o algún juego. Su superioridad intelectual se manifiesta en las observaciones satíricas contra las indicaciones del director de orquesta. Estas observaciones no son tan fuertes, como para que los escuche el director y disfrute de ellas o aprenda algo, pero sí son muy audibles para segundos violines y violas, o sea para los grupos no muy respetuosos de la autoridad, convirtiendo al ensayo más aburrido en placentero. Los directores de orquesta generalmente no aprecian los esfuerzos de los trompetistas para hacer amenos a los ensayos, y por esa razón entre él y los ejecutantes de estos instrumentos irritantes existe una tensión constante. Se puede reconocer a los trompetistas generalmente por la falta de sus dientes de adelante....

Más silencios tienen las tubas y los trombones. Estos se alejan con la precisión de un cronómetro. Generalmente paran en los bares cercanos a la ópera y regresan con igual exactitud para hacer sonar sus instrumentos con acordes de fortísimo.

El percusionista se sienta en un podio elevado durante el concierto y atrae toda la atención del público. Es el amigo del director de orquesta, con quién cambia miradas afectuosas durante el concierto. A veces interrumpe el silencio con una intervención inesperada. A las notas de este evento sería imposible encontrarlas en la partitura del compositor.

Los arpistas llaman la atención con la afinación interminable, pues las cuerdas bajan a la entonación original y no concuerdan con el diapasón de la orquesta. Las arpistas, o mejor dicho, las damas del arpa, gozan de prioridad y de privilegio, donde la técnica de la mano y de los pies juega un factor importante, aunque aquí también un paso al costado trae consecuencias funestas. Como en muchas obras no figura el arpa, muchos arpistas tienen paralelamente otro oficio y los músicos creyentes en la teoría de la reencarnación en su próxima vida esperan ser arpistas.

A los contrabajos hay que rendirles homenaje especial. Estos, con ejercicios de gimnasia, intentan producir sonidos musicales con su enorme instrumento. Estos intentan rivalizar con los chelos y hasta se animan tocar solos con supremo esfuerzo. Sus hazañas son parecidas al domador de león, a veces están ubicados sobre un podio, de otro modo no serían visibles, a veces arrancan sonidos finos de eunuco, que contradice con el tamaño del instrumento. Los contrabajistas son irremediables, pues hasta el fin de sus vidas están empeñados en estos esfuerzos supremos y si no lo consiguen, sufren de ataques de cólera


***


Gyula Bandó es director de orquesta. Nació en Budapest. Llegó con la Orquesta Filarmónica de Budapest a Leipzig en los últimos meses de la segunda guerra mundial, antes que los rusos ocuparan Budapest. La Filarmónica de Budapest a pesar de la agonía de la guerra ofreció conciertos semanales en Leipzig hasta el último momento de la rendición de Alemania, para una población semimuerta por los bombardeos, atenuando así el horror para los inocentes, y amantes de la música. El concertino, maestro Szentgyorgyi ha sido traído por Perón junto con Walter Gieseking y Ernst von Dohnányi a Tucumán. Gyula Bandó dirigió luego en Amsterdam, Paris, Venezuela, Teatro Colón.Actualmente reside en Paris

domingo, 26 de octubre de 2008

A los foristas

Debido a mis intereses suelo leer prensa, intento de vez en cuando variar en las tendencias que leo, aunque eso me cueste un poco el mantener mi paz interior. Sobre todo los días domingo se me ha vuelto costumbre el revisar prensa, en especial la sección de opinión, aunque debo confesar que solo lo hago a dos medios, por ser de los pocos que me parecen decentes y responsables.

Debo decir que estas son costumbres que debo reformar: por una parte debo leer, ver y escuchar todo tipo de medios aunque me parezcan funestos, bien se dice que lo que se odia o por lo menos aquello por lo que no se tiene gusto ni aprecio debe ser conocido mucho más a profundidad que el resto de cosas en cuestión, sea cual sea el tema. Por otro lado el dedicarle más tiempo a leer columnas de opinión que noticias también es un hecho cuestionable en mí, es querer (inevitablemente) buscar crear criterio a partir del criterio de los demás, no siguiendo fielmente lo que dicen porque terminaría siendo un lorito más en la gran bandada que ya tiene este país; de nada sirve tener criterio cuando no se está bien informado.

Cuando leo secciones de opinión de cualquier medio hay algo que no puedo evitar, y es un comportamiento (no se si bueno o malo para el oficio) parecido al de la polilla que se acerca encantada a la luz que terminará siendo su final. Afortunadamente esto no va a terminar con mi vida, pero si es causante de constantes ganas de vomitar, repudio y perdida de mi tranquilidad. Este comportamiento es leer a los foristas, es decir, a todas aquellas personas que escriben lo que piensan acerca de tal o cual tema y que por demás hablan con bastante propiedad proveniente de quien sabe donde.

No me gustaría que pareciera que voy a censurarlo, pero bueno, creo que eso es lo que voy a hacer. Cuando a los directores de los medios, específicamente de las ediciones digitales de estos, se les ocurrió dar voz a sus lectores, estoy casi seguro de que lo hicieron por aquello de la función social del oficio y por el interés democrático de ser plurales, y bla bla bla. Creo que lo que nunca se imaginaron fueron las ardientes y apasionadas batallas que se iban a armar diariamente, y más aún los fines de semana, entre las diversas posiciones de los colombianos “pensantes”.

La palabra es el arma más bella que puede existir. Sirve para convencer, persuadir, deslegitimar, argumentar, dar y quitar poder, entre muchísimas otras utilidades, pero lamentablemente también sirve para matar (no directa y literalmente), para mentir y para acallar. Afortunadamente las palabras utilizadas por mis queridos foristas no tienen mas poder que el de exacerbar a aquellos que no estén de acuerdo con lo que dicen, o en el mejor de los casos, convencerlos y hacerlos ser mas flexibles en ciertas posiciones, porque de lo contrario, en el hipotético caso de que la palabra tuviese poder directo, créanme que desde que se crearon los foros las cifras de muertes violentas y todo tipo de asesinatos se habrían disparado de manera alarmante, dando lugar a un nuevo capítulo de la historia colombiana: la violencia, ahora no bipartidista, sino “plurideologista”, o bueno, simplificando las cosas como le gusta a muchos de mis compatriotas, entre uribistas y antiuribistas.

No tengo la menor idea de quienes sean los mas asiduos, mucho menos de cual sean sus historias personales, formaciones académicas, etcétera. De lo que si tengo idea es de que la mayoría de ellos hablan más poniendo en funcionamiento el estómago y el corazón que el cerebro. No quiero decir con esto que sean brutos, incompetentes o estúpidos, con esto quiero decir es que sus opiniones están cargadas más de pasión que de argumentación, mas cargadas de lambonería y odio –según el caso- que de análisis.

Estás eran algunas de mis consideraciones acerca de estos, pero antes de terminar quiero decirles algunas cosas a estos, si es que alguno me lee:

-La función de la prensa, y más de la de análisis, no es la de servirle a nadie, sin importar cual sea su postura ideológica, su función es la de ser una constante y aguda veedora y crítica de la realidad en la cual está.
-Me parece que términos como “mamerto”, “godo”, “fascista” o “terrorista” deben ser bien utilizados o sino replanteados. No entiendo porque el uso indiscriminado de palabras de este talante.
-El día que pensar distinto sea algo malo, que pueda ser considerado un delito o algo indebido, ese día habrá muerto totalmente nuestra democracia agonizante. El respeto y la tolerancia hacia las diferencias de todo tipo son no solo necesarias, sino imprescindibles herramientas para la convivencia que tanto necesitamos.
-Nada es lo que parece, aunque todo quiera parecerse a lo que es.

A pesar de todo y, de manera masoquista, creo que seguiré con este hábito, pues me interesa saber que es lo que piensan quienes leen prensa en este país, aunque me ponga a hervir la sangre. Y que quede constancia de que trate de ser lo más imparcial posible en este escrito, ustedes dirán si lo logré.

viernes, 24 de octubre de 2008

Crónica de una muerte anunciada


La mañana transcurría de manera muy normal en la universidad. Debido al cese de actividades decretado unos días antes por la honorable asamblea de estudiantes estaba un poco sola, poca gente transitaba por los pasillos, plazoletas y bloques. La tranquilidad fue interrumpida por un aviso que a modo de anécdota nos dio una compañera: “hay una paloma muerta en la fuente”. Fue gracioso que nos dijera esto después de tanto rato de estar hablando. Decidimos salir y ver qué era lo que había pasado, no por nuestro interés periodístico de llegar al fondo de los acontecimientos sino por simple y mórbida curiosidad.

Cuando llegamos al lugar de los hechos efectivamente vimos el cuerpo flotando en la fuente que conecta con la principal insignia de la universidad, exactamente bajo el segundo nivel de la biblioteca, al lado izquierdo de la entrada parándose frente a ella. Todo era muy normal hasta que vimos que el presunto cadáver movió la cabeza. En comienzo pensamos que era la corriente la que hacia que la cabeza se moviera de un lado a otro, pero después de un momento de observación nos dimos cuenta aterradoramente de que el animal estaba vivo, vivo y flotando entre las aguas con impotencia. Si yo hubiese estado solo probablemente la pobre ave habría tenido que resignarse a su dolorosa agonía y después de unos momentos de lucha infructuosa habría llegado a su final. Afortunada o desafortunadamente para ella, las personas con las que me encontraba decidieron hacer algo, yo por supuesto los acompañe. Buscamos a quien estuviera encargado del aseo de la fuente y después de mucho andar de un lado para otro encontramos a uno de los trabajadores de la universidad que se metió al agua, buscó la red debajo de las escaleras de la biblioteca central y con ella sacó el cuerpo dejándolo a disposición nuestra. La escena era un poco triste y un poco deprimente: el animal que parecía todo menos una paloma estaba como entumecido, no podía mover las piernas y su cuello parecía obedecer más a la ley de gravedad que a su propia voluntad, sus plumas reunidas por el agua dejaban ver su blanco pellejo dando apariencia de calvicie, como si el preámbulo de su caída al agua hubiese sido una feroz batalla en la que hubiera perdido parte de su plumaje.

Por fortuna para ella el día era soleado y el medio día se acercaba. Nos sentamos cerca de la fuente de la plazoleta central y allí pusimos a la plumífera al sol. Entre chiste y chanza mostrábamos cada uno a nuestra manera que nos importaba la paloma, unos diciendo que era mejor dejarla morir debido a la condición en que se encontraba, otros haciendo todo lo posible para restablecerla, así fuera a las malas. Un buzo fue facilitado por su dueña para acelerar el proceso de recuperación del calor corporal, otra decidió ir a buscar hojas secas pensando que el ambiente de nido ayudaría en algo para esto. Después de un momento la paloma empezó a mostrar señales de vida al mover sus alas, como con la ingenua pretensión de volar o de manera estratégica para acelerar el secado de estas, el problema es que no se podía parar por lo cual alguien debía mantenerla en sus manos. Después de un rato de estar allí haciendo corrillo a la tortura de buena fe por la que atravesaba la paloma y después de haber sido el blanco de la mirada de todos los transeúntes curiosos decidí ir a hacer algo que debía, me despedí y entre a la biblioteca pensando vagamente en el futuro del ave.

Durante algunos minutos me concentré en otras actividades, charle, pensé en otras cosas más y menos importantes y respire polvo de periódicos de hace 22 años, con el agravante de que era polvo de El Tiempo. Después de empaparme de la actualidad de nuestro pasado decidí salir y almorzar como descanso para luego volver a mi labor glúteo-cerebral. En mi camino me encontré de nuevo con aquellos defensores de la vida que un rato antes había dejado.

Ellos eran probablemente los mismos, o por lo menos muy parecidos, la que no era la misma era la paloma. Ahora parecía merecer vivir, su plumaje estaba seco casi por completo, se había esponjado dando apariencia de mayor volumen, estaba parada en el dedo de uno de ellos moviendo sus alas con ahínco como expulsando la muerte que tan cerca había tenido unos momentos antes. Su color negro impedía relacionarla con la imagen del espíritu santo trinitario, pero por lo menos ahora se podía ver sin mucho esfuerzo lo que era. Habían transcurrido aproximadamente cuatro horas desde el momento en que la encontramos, es decir, fueron cuatro horas que ellos dedicaron a su labor “palomitaria”. El orgullo se notaba en sus caras junto con el cariño que le habían tomado después de ver su aparentemente satisfactoria recuperación. Hasta nombre obtuvo durante todo ese rato: Moisés, por aquello de “salvado de las aguas”. Seguí caminando con ellos, me contaron que el proceso solo había requerido de paciencia y de la complicidad de los rayos del sol, pero que a pesar de todo el animal no había querido comer, además tampoco era capaz de volar, no alcanzaba más de lo que puede lograr una gallina en uno de sus mas largos vuelos, yo dije que probablemente era un pichón porque a pesar de no ser pequeña tampoco alcanzaba el tamaño de una paloma promedio, además eso explicaría el extraño color de su plumaje, el hecho de que no comiera, su incapacidad para volar y el motivo por el cual había llegado a el lugar en donde la encontramos.

Se decidió de manera creo que unánime que era momento de seguir con nuestras vidas, de dejar a parte los problemas del plumífero y preocuparnos por los nuestros, así fueran menos graves que la supervivencia. Fue dejada sobre una placa creada con el interés de homenajear a algún mártir olvidado del movimiento estudiantil, ya que antes habíamos visto que de dejarla en el suelo corría el riesgo de ser aplastada por algún desprevenido caminante porque parecía no percibir el potencial peligro que se le acercaba con cada paso. Allí quedó ella, pero en mis compañeros quedo la preocupación por lo que pudiera pasarle. A pesar de todo estábamos convencidos de que por lo menos esa batalla la había ganado. En ese momento cada uno tomo su rumbo, dejábamos el lugar de la misma manera que poco a poco el recuerdo de la que fuese nuestra mascota temporalmente se fue yendo de nuestras memorias.

Al otro día algunos volvimos a coincidir, hablamos probablemente del país y de los últimos sucesos. Una ráfaga atravesó la mente de alguno de nosotros que se preguntó por el porvenir de la paloma, esto produjo una respuesta que no habríamos querido escuchar. El día anterior, dos de ellos decidieron dejarla en un lugar donde el sol le diera menos y donde no quedara tan a la deriva. Allí mismo fue encontrado el cadáver a la mañana siguiente. La posible causa de la muerte: inanición.

Todos los esfuerzos del día anterior se constituyeron entonces en una tortura peor, en alargar el sufrimiento de aquel ser medio vivo y medio muerto. Por más que se quiera (aunque no se deba) interferir en el que se supone es el curso normal de la naturaleza, ella siempre termina llevando a cabo su cometido. A la muerte no escapa ni el más fuerte de los robles ni el más inteligente de los hombres. Todo esto termino siendo, de comienzo a fin, la crónica de una muerte anunciada.

martes, 21 de octubre de 2008

El primer beso


El momento no era el mas intimo ni oportuno, estábamos rodeados de miradas curiosas y voyeuristas, cercanas a nosotros, aunque hubiésemos querido que no tanto, sin embargo ella y yo nos encontrábamos absueltos en nuestro mundo. Mi atuendo definitivamente no era el que mas me habría gustado tener, era tosco y burdo para un momento como ese. Ella mientras tanto estaba de Jean y camiseta colegial, su vestuario resaltaba su figura, la hacia ver tan tierna pero tan mujer y me hacia sentir un poco mas seguro de lo que iba a hacer.Unos labios hasta ese momento extraños y desconocidos, hasta ese momento ajenos y digo hasta ese momento porque desde allí, desde aquel sublime instante los sentí como míos, como propios, como parte de mi, esos labios, tan diáfanos, tan lejanos y tan cercanos a la vez, tan llamativos y provocativos, esos labios, se acercaron a mi posterior a aquella palabra que tanto queríamos, yo decir, y ella escuchar, o probablemente no, posterior a aquel “SI”. Y mis labios, inexpertos, vírgenes aún, mis labios esperando, fríos, tiesos, lúgubres quizás, no me imagino que color tendrían en aquel momento. Cada vez se fueron acercando mas, y más, su respiración a la mía, la mía a la suya, su respiración a mi piel, mi piel a la suya, su rostro a mi rostro, el mío esperando, cada vez más cerca. El momento era incómodo tal vez, pero hermoso al fin y al cabo, además esperado por años, esperado y muchas veces imaginado, muchas veces incluso planeado, pero distinto a todos aquellos pensamientos que lo precedían, simplemente inesperado.

Se dio, el primer beso. La sensación de la saliva ajena, tan sabrosa a pesar de no tener sabor, el sentir su respiración corriendo por mis labios, aventurándose por cada surco de mi rostro, la sensación de ese primer beso cargado de cariño y de esperanza, de esperanza de algo que apenas comenzaba, esperanza de alegrías y tristezas, esperanza de apoyo, el primer beso que daba esperanza de tiempos venideros, que daba esperanzas de muchos más, el primer beso.

No se como sintió mis labios, no se como sintió mi respiración, no se ni que pensaba en aquel momento, o quizás si, alguna vez se lo pregunte, para ella fue un momento de triunfo, fue un trofeo, fue un "por fin". Para mi fue un ¿qué? ¿Por qué? ¿Qué pasó?, para mi fue un cambiar, un pasar de niño a hombre, romántico quizás, pero cierto, fue un madurar completo, fue el empezar de una etapa que aún no olvido, de una etapa que jamás olvidaré. El primer beso, fue ese primer beso que marcó el primer amor, mi primer amor.

Hoy no puedo evitar recordarlo con un sin sabor confuso. Me da alegría el transportarme hacia aquel momento, pero en cuanto vuelvo a mi realidad y me doy cuenta de que perdí todo aquello por testarudez y egoísmo toda esa alegría se vuelve tristeza, remordimiento y arrepentimiento. Por ahora no hago más que sentarme y escribir, para ver si mientras tanto vuelve a llegar otro, distinto y delicioso, primer beso.

domingo, 19 de octubre de 2008

Aversión a lo negativo

NADIE QUERRA ACABAR NUNCA CON LO BELLO, Y RESULTA QUE LA MISERIA YA SE VOLVIÓ BELLA ¿SE ACABARÁ ALGÚN DÍA LA MISERIA?


En un país como este lo negativo es pan de cada día: muerte, pobreza, miseria, corrupción y varios tristes etcéteras que a diario se toman nuestras agendas y por momentos que tendemos a convertir en fantasiosos, nuestras vidas. Sin embargo también diariamente se viene desarrollando un movimiento no estructurado (¿o si?) de patriotismo desaforado, que mas que beneficios a nuestra imagen y nuestras condiciones sociales pueden resultar dañinos a largo plazo.

Son dos fenómenos en especial los que me llaman la atención y en esta ocasión me atañen: la exaltación de la miseria como valor fundamental en la cultura popular colombiana y la aversión a lo negativo, a la crítica desde cualquier punto de vista, fundamentada o no.

Con respecto al primer punto he de decir que estoy totalmente de acuerdo con la exaltación de los valores de una cultura, de su patrimonio y de sus tradiciones, ya que son muy importantes por no decir que imprescindibles para esta, son uno de sus principales componentes y herramientas para evitar que se pierda. Es bastante conocido sobre todo para quienes vivimos o hemos vivido por estos lados que existe algo llamado “rebusque” que es la capitalización de los problemas de una manera creativa, sin embargo este es producto del desempleo y la pobreza que por generaciones han azotado nuestra nación. Son también llamativos por otro lado cosas como avisos publicitarios con faltas ortográficas, fotos de tonterías que suelen llamar “colombianadas”, negocios peculiares que seguramente es difícil encontrar en otros lugares del mundo. Exaltar esto a pesar de todo es exaltar sus causas, la ignorancia casi analfabética de muchos de nuestros compatriotas a causa de la indiferencia y el olvido por parte significativa de la sociedad, sobre todo por aquella parte históricamente beneficiada, además de los evidentes problemas en políticas sociales tendientes a la educación, que mas que un derecho de toda la población ha sido convertida en un beneficio para unos cuantos; es también exaltar la desigualdad que ha llevado a que cada día más colombianos se vean obligados a salir a lucharla en la calle, a conseguir con que mantener a sus familias, numerosas en la mayoría de los casos. Es cierto que muchas de estas personas lo hacen de manera muy creativa, pero ¿acaso es esto justificación para que tengan que recurrir a la informalidad? Por muy creativo que se sea, un día completo sentado en un parque al sol y a la lluvia, expuesto a cantidad de peligros que varían desde atracos hasta desalojos por parte de la fuerza pública, no es algo exaltable.


Todos esos supuestos valores de la colombianidad son creados por grandes industrias y distribuidos de manera eficiente por nuestros medios masivos de comunicación. Claro ejemplo es “Colombia es pasión”, una campaña creada por un conglomerado de empresas que venden más gracias a esta y que se fundamentan en esos mismos valores, valores que por demás no existen. Colombia es un país de diversidad en el que se alojan gran cantidad de culturas diferentes, entonces el único valor exaltable de manera generalizada en nuestro país es la diversidad. Otros aspectos como “repetir plato” son cosas que sin duda alguna se pueden ver en cualquier lugar del mundo.

Con respecto al segundo aspecto diré de antemano que en nuestra querida Colombia, la de verdad, pensar diferente y disentir de las hegemonías ideológicas se ha vuelto un arma suicida. Varias veces he visto pintado en la pared que “pensar diferente no es un delito, es un derecho”. No tengo la menor idea de quien haya pronunciado esta consigna por primera vez y mucho menos de a que gran e importante corriente filosófica haya pertenecido o se le atribuya, solo se que a pesar de lo bella que pueda sonar no ha trascendido mas allá de los inertes muros. Hoy quienes piensan (o pensamos) un poco diferente deben soportar el escarnio público, desde quienes simplemente los llaman locos, ignorantes, hasta quienes de manera irresponsable los tildan de pertenecer a tal o cual bando en medio de las continuas disputas que a diario se llevan a cabo en nuestro país.

Me perdonaran que cite aquí un caso personal, pero me parece un buen ejemplo: una de las razones que alguien me dio para decirme ignorante por decir algo con lo que el no estaba de acuerdo fue que las personas que “criticamos” no sabemos mas que hacer eso y no proponemos soluciones. El pensar en que la critica es siempre dañina y que haciéndose los de la vista gorda ante problemas tan graves, y por demás dolorosos como los que acongojan a nuestros hermanos y en muchas ocasiones a nosotros mismos, es una actitud muchísimo más dañina. La historia, y los bandazos interesantes que se han dado a través de ella han sido en la gran mayoría, me atrevería a decir que en casi todos los casos gracias a hombres inconformes, a hombres críticos y analíticos, hombres visionarios, intelectuales con conciencia social y humanista. Ah, y con lo de bandazos interesantes me refiero a aquellos momentos que han sido determinantes para el progreso de la humanidad y que cada quien juzgará cuales han sido desde su propia óptica.

El dejar de lado los problemas y seguir derecho como si no existieran no los soluciona, eso solo pasa en algunas doctrinas “autosuperacionistas”, solo en los famosos libros que dictan todo un manual de como y para que vivir. Los problemas se solucionan actuando sobre ellos y el primer paso en ese actuar debe ser el de denunciarlos públicamente. Un problema que no existe en la conciencia colectiva de la sociedad es un problema que seguramente, sin importar que tan grave sea, pasará de agache causando daño y más daño. El obviarlos es un irrespeto descarado hacia aquellos que directamente se ven afectados. Probablemente hayan personas a las cuales la miseria, la pobreza, la ignorancia, el hambre y hasta la muerte les parezcan bellos y por eso poco les importe que existan, mucho menos que desaparezcan. Otros sencillamente pueden ser indiferentes, esto los haría culpables por omisión. Otros sienten dolor ante ellos, pretenden de distintas maneras, unas muy ortodoxas y otras no tanto, llevar a cabo acción social y ayudar a que por lo menos en pequeñas cantidades, los problemas, estrictamente aquellos que sufren las mayorías y las poblaciones vulnerables, vayan siendo solucionados, vayan desapareciendo.

Hoy declaro ante el mundo, limitado a mis pocos lectores, mi aversión a la aversión a lo negativo, mi aversión al positivismo y patriotismo desaforados, y por ahí derecho mi aversión a la indiferencia, voluntaria o involuntaria.
"JUDA"






miércoles, 8 de octubre de 2008

¿Aborto? ¡Dilema!

Me encuentro en un grave dilema moral. Siempre he defendido la idea de que la vida debe estar por encima de cualquier cosa, no solo la vida sino también la buena vida, entendida como una existencia llevada decorosamente. Hoy me encuentro confundido frente a esto, ya que he caído en cuenta de que en nuestra sociedad hasta el concepto de vida y de ser o de persona se ha relativizado. Entonces ¿Qué vida es la que debo defender por encima de cualquier cosa?

Hablando del tema del aborto por ejemplo me encuentro con que el gran debate alrededor de este es si el niño es o no persona, si abortar es acabar con una vida en cualquier momento, incluso 5 segundos después de su concepción; y por tanto con las consecuencias penales o morales (religiosas) que esto pueda tener. No puedo alejarme de ciertos prejuicios que tengo frente a este tema, ya que he vivido en una sociedad bastante conservadora y poco plural, y pues lastimosamente al que anda entre la miel algo se le unta. No quiero decir con esto que este vendiendo mis ideales (si es que los tengo) ni que este cambiando radicalmente de posición frente a la vida, no, solo digo que ni siquiera en cuestiones ideológicas y de pensamiento se puede totalizar, como en nada en la vida.

Quiero tomar varios puntos de vista:

Es muy fácil hablar de algo cuando es totalmente ajeno a uno. No creo que quienes lancen juicios moralistas en contra de quienes abortan, o simplemente en contra de quienes lo aprueban sepan o se pongan a pensar por un momento en la situación por la que la mayoría de las veces puede estar pasando una persona de estas: desespero, angustia, autocensura, profunda tristeza. Sin duda alguna quienes se dedican a condenar no son más que asquerosos seres egoístas e insensibles. En mi caso particular el solo de hecho de pensar que ese ser, viable o no, pequeño o no, lindo o no, es de alguna manera parte de mí, me lleva a pensar que no sería capaz en casi ningún caso (lo digo así porque no me ha sucedido, entonces no se realmente que actitud tomaría) de deshacerme de él. Me sentiría un maldito cerdo al negar a algo o alguien el derecho -bueno o malo- de existir, sobretodo por negarme muchos momentos que podría compartir con ese ser en potencia.

Por otro lado el aborto debe ser tomado como fenómeno social de manera estructural, es decir, si es una problemática de salud pública se debe tratar desde el fondo. No condenare a las mujeres que deciden abortar porque el embarazo se dio de manera inesperada o indeseada como si estas fueran las culpables de todo, por un lado porque esto sería generalizar en un mundo en el cual todos los casos son absolutamente distintos teniendo en cuenta contextos socio-económicos, situaciones psicológicas y sociológicas, etc., y por otro lado porque entraría a hacer parte del grupo que menciono en el anterior párrafo, y eso realmente me causaría bastante molestia. No podemos entonces evitar el hecho de que este tipo de fenómenos que se tornan polémicos y problemáticos para la sociedad necesitan de acción social, pero no de aquella que algunos refundadores y pacificadores llevan a cabo, sino acción social de verdad, tendiente a la educación, concienciación y generalización de un sentimiento de respeto y por demás de ciudadanía pensante.

El punto en que me quiero centrar es el siguiente: ¿Qué vida se está tratando de defender? O mejor ¿De qué manera se esta tratando de defender la vida? Miremos, ¿Qué es lo que le puede esperar a un niño que por x o y razón no fue abortado y que muy probablemente nacerá en circunstancias hostiles? El sujeto naciente llega a una sociedad putrefacta, decadente e ignorante en la cual no existe el más mínimo sentido de lo que es el respeto por el otro. Una sociedad parcializada y polarizada de manera alarmante, que arroja diariamente un sin número de razones para que cualquier dios se compadeciera y la desapareciera. En últimas y más importante bajo mi punto de vista, una sociedad en la cual no se respeta la vida, en la cual nacer no es garantía de vivir, en la cual fácilmente y en la situación menos inesperada y más absurda se puede perder todo aquello que se tiene, que en mucho casos no es más que la capacidad de respirar y el infortunio de sentir el corazón palpitar. ¿Con qué autoridad moral le pediremos a una madre en potencia que no aborte? Ese niño no abortado se tendría que enfrentar a una vida difícil, de sacrificios, a la lucha de la vida por si misma, a un sin número de decisiones difíciles que probablemente involucrarían el bienestar (o malestar) de sus semejantes. Posibilidades como ser asesino o asesinado, torturador o torturado, secuestrador o secuestrado, atracador o atracado, dejan muy pocas esperanzas para el acto de vivir, o de existir, como se quiera entender.

Solo en el utópico caso de que lleguemos a vivir en una sociedad en la cual la vida sea respetada como bien y valor supremo, y en la cual se garantice una existencia decorosa dentro de lo efímera que esta pueda ser podremos decirle a una madre “No abortes, no tienes porque hacerlo…”, aunque pensándolo bien, en dicho caso sería innecesario pues no habría mujer que alojara tal pensamiento en su cabeza.

Después de estas superfluas consideraciones sigo con mi dilema moral, espero que el tiempo y algunos estudio me den mayores elementos de juicio para tomar posición en este tema, posición argumentada, seria y relativamente parcial.


viernes, 3 de octubre de 2008

La gota que rebozo la copa

(SURGIDO DE UNA DISCUSIÓN EN LA CLASE DE PERIODISMO POLÍTICO)

Cuando una copa se reboza se riega, pero se riega tan sólo la cantidad que reboza, al regarse vuelve a quedar la copa a ras, esperando entonces la próxima gota que llegue a rebozarla.

Esta es la eterna historia de nuestro hermosísimo país del sagrado corazón que, por lo menos en materia mediática y social no es más que un gran conjunto de copas a ras que de vez en cuando se rebozan, causan efectos y vuelven a quedarse como estaban.

Los colombianos recibimos todo como hechos coyunturales, hechos independientes de cualquier realidad estructural y compleja, por esto es que cada vez que un niño muere de hambre, asesinado o es violado, cada vez que una mujer es maltratada, cada que hay fenómenos con mendigos, en fin…cada que pasa algo que altera la falsa realidad en la que pretendemos vivir nos damos golpes de pecho, creamos movilizaciones que por demás resultan siendo inútiles, hipócritas y discriminatorias, pero no solo movilizaciones físicas, sino de “opinión pública” utilizando herramientas innovadoras que están al alcance de muchos y que cada vez toman mas fuerza.

Si tomamos los hechos así ¿Cuándo se van a poder solucionar eficazmente la gran cantidad de graves problemas sociales que tenemos? ¿Cuándo vamos a tomar conciencia de que los problemas de fondo requieren soluciones de fondo? ¿Cuándo nos daremos cuenta de que lo que necesitamos es una revolución mental que nos ayude a salir de la ingenua e involuntaria ceguera en la que vivimos?

Los vasos de nuestra sociedad hoy están a ras, esperando las próximas gotas que lleguen para rebozarlos y repetir de nuevo el ciclo, ese circulo vicioso en el que suelen caer las sociedades pobres de mente como la nuestra (o nuestras).