domingo, 19 de octubre de 2008

Aversión a lo negativo

NADIE QUERRA ACABAR NUNCA CON LO BELLO, Y RESULTA QUE LA MISERIA YA SE VOLVIÓ BELLA ¿SE ACABARÁ ALGÚN DÍA LA MISERIA?


En un país como este lo negativo es pan de cada día: muerte, pobreza, miseria, corrupción y varios tristes etcéteras que a diario se toman nuestras agendas y por momentos que tendemos a convertir en fantasiosos, nuestras vidas. Sin embargo también diariamente se viene desarrollando un movimiento no estructurado (¿o si?) de patriotismo desaforado, que mas que beneficios a nuestra imagen y nuestras condiciones sociales pueden resultar dañinos a largo plazo.

Son dos fenómenos en especial los que me llaman la atención y en esta ocasión me atañen: la exaltación de la miseria como valor fundamental en la cultura popular colombiana y la aversión a lo negativo, a la crítica desde cualquier punto de vista, fundamentada o no.

Con respecto al primer punto he de decir que estoy totalmente de acuerdo con la exaltación de los valores de una cultura, de su patrimonio y de sus tradiciones, ya que son muy importantes por no decir que imprescindibles para esta, son uno de sus principales componentes y herramientas para evitar que se pierda. Es bastante conocido sobre todo para quienes vivimos o hemos vivido por estos lados que existe algo llamado “rebusque” que es la capitalización de los problemas de una manera creativa, sin embargo este es producto del desempleo y la pobreza que por generaciones han azotado nuestra nación. Son también llamativos por otro lado cosas como avisos publicitarios con faltas ortográficas, fotos de tonterías que suelen llamar “colombianadas”, negocios peculiares que seguramente es difícil encontrar en otros lugares del mundo. Exaltar esto a pesar de todo es exaltar sus causas, la ignorancia casi analfabética de muchos de nuestros compatriotas a causa de la indiferencia y el olvido por parte significativa de la sociedad, sobre todo por aquella parte históricamente beneficiada, además de los evidentes problemas en políticas sociales tendientes a la educación, que mas que un derecho de toda la población ha sido convertida en un beneficio para unos cuantos; es también exaltar la desigualdad que ha llevado a que cada día más colombianos se vean obligados a salir a lucharla en la calle, a conseguir con que mantener a sus familias, numerosas en la mayoría de los casos. Es cierto que muchas de estas personas lo hacen de manera muy creativa, pero ¿acaso es esto justificación para que tengan que recurrir a la informalidad? Por muy creativo que se sea, un día completo sentado en un parque al sol y a la lluvia, expuesto a cantidad de peligros que varían desde atracos hasta desalojos por parte de la fuerza pública, no es algo exaltable.


Todos esos supuestos valores de la colombianidad son creados por grandes industrias y distribuidos de manera eficiente por nuestros medios masivos de comunicación. Claro ejemplo es “Colombia es pasión”, una campaña creada por un conglomerado de empresas que venden más gracias a esta y que se fundamentan en esos mismos valores, valores que por demás no existen. Colombia es un país de diversidad en el que se alojan gran cantidad de culturas diferentes, entonces el único valor exaltable de manera generalizada en nuestro país es la diversidad. Otros aspectos como “repetir plato” son cosas que sin duda alguna se pueden ver en cualquier lugar del mundo.

Con respecto al segundo aspecto diré de antemano que en nuestra querida Colombia, la de verdad, pensar diferente y disentir de las hegemonías ideológicas se ha vuelto un arma suicida. Varias veces he visto pintado en la pared que “pensar diferente no es un delito, es un derecho”. No tengo la menor idea de quien haya pronunciado esta consigna por primera vez y mucho menos de a que gran e importante corriente filosófica haya pertenecido o se le atribuya, solo se que a pesar de lo bella que pueda sonar no ha trascendido mas allá de los inertes muros. Hoy quienes piensan (o pensamos) un poco diferente deben soportar el escarnio público, desde quienes simplemente los llaman locos, ignorantes, hasta quienes de manera irresponsable los tildan de pertenecer a tal o cual bando en medio de las continuas disputas que a diario se llevan a cabo en nuestro país.

Me perdonaran que cite aquí un caso personal, pero me parece un buen ejemplo: una de las razones que alguien me dio para decirme ignorante por decir algo con lo que el no estaba de acuerdo fue que las personas que “criticamos” no sabemos mas que hacer eso y no proponemos soluciones. El pensar en que la critica es siempre dañina y que haciéndose los de la vista gorda ante problemas tan graves, y por demás dolorosos como los que acongojan a nuestros hermanos y en muchas ocasiones a nosotros mismos, es una actitud muchísimo más dañina. La historia, y los bandazos interesantes que se han dado a través de ella han sido en la gran mayoría, me atrevería a decir que en casi todos los casos gracias a hombres inconformes, a hombres críticos y analíticos, hombres visionarios, intelectuales con conciencia social y humanista. Ah, y con lo de bandazos interesantes me refiero a aquellos momentos que han sido determinantes para el progreso de la humanidad y que cada quien juzgará cuales han sido desde su propia óptica.

El dejar de lado los problemas y seguir derecho como si no existieran no los soluciona, eso solo pasa en algunas doctrinas “autosuperacionistas”, solo en los famosos libros que dictan todo un manual de como y para que vivir. Los problemas se solucionan actuando sobre ellos y el primer paso en ese actuar debe ser el de denunciarlos públicamente. Un problema que no existe en la conciencia colectiva de la sociedad es un problema que seguramente, sin importar que tan grave sea, pasará de agache causando daño y más daño. El obviarlos es un irrespeto descarado hacia aquellos que directamente se ven afectados. Probablemente hayan personas a las cuales la miseria, la pobreza, la ignorancia, el hambre y hasta la muerte les parezcan bellos y por eso poco les importe que existan, mucho menos que desaparezcan. Otros sencillamente pueden ser indiferentes, esto los haría culpables por omisión. Otros sienten dolor ante ellos, pretenden de distintas maneras, unas muy ortodoxas y otras no tanto, llevar a cabo acción social y ayudar a que por lo menos en pequeñas cantidades, los problemas, estrictamente aquellos que sufren las mayorías y las poblaciones vulnerables, vayan siendo solucionados, vayan desapareciendo.

Hoy declaro ante el mundo, limitado a mis pocos lectores, mi aversión a la aversión a lo negativo, mi aversión al positivismo y patriotismo desaforados, y por ahí derecho mi aversión a la indiferencia, voluntaria o involuntaria.
"JUDA"






1 comentario:

Lucas Vargas Sierra dijo...

Hermano, respecto al hecho de quedarse callado y no criticar, ya sea por conformismo o por tozudes. Mirá lo que me encontré leyendo a la maestra Yourcernar. Hace parte de una serie de pensamientos encontrados en agendas. Y responde a la fecha de 1942, negra época.
Dice:
"No juzgues... Juzga, por el contrario; no ceses, conciencia infatigable, de evaluar tus acciones, tus pensamientos y los de los demás con la ayuda de tus instrumentos aún primitivos; utiliza lo mejor que puedas tu balanza a la vez demasiado y poco sensible, nunca en el fiel, equilibrada bien que mal mediante la aportación de incesantes escrúpulos. Juzga para no ser juzgado el peor de los seres, el cobarde de espíritu, perezosamente puesto a todo, que se niega a juzgar."

No seamos, compañero, cobardes de espíritu. Atrevamonos a pensar así sea equivocadamente, eso es mejor a no pensar en absoluto.