martes, 30 de junio de 2009

Apuesta por la vida

Una llamada, unas cuantas palabras. Mucho llanto y mucho dolor. “¿Qué pasó?” tomo el teléfono para saberlo. “A Migue le dio un pre-infarto” me dice una voz inundada de lágrimas. Quisiera que esto fuera un cuento, pero no lo es. Hace parte de esa no-ficción que a veces se vuelve tan dolorosa, tan desoladora.

No haré homenajes, eso sería como pensar que las cosas no desencadenarán bien. Por el contrario confío en que la juventud, la pasión y las ganas de vivir estén por encima de las debilidades corporales. Confío en que el amor, la calidez de las lágrimas que se han derramado hasta el momento, de las que tengo yo ahora en los ojos y que no quieren salir, y las que seguramente vendrán, sean de felicidad o de tristeza, lo acompañen y lo alienten. Porque veinte años no son nada, pero quince mucho menos.

Estoy seguro compañero, de que es mucho lo que te queda por delante. Serán muchos los acordes que toquemos juntos, será mucha la música que hagamos juntos, tu y yo, y toda nuestra familia, y mucha la vida que sentiremos correr por nuestros cuerpos en esos momentos, así como ya lo hemos vivido. Serán muchos los besos por dar, las experiencias por vivir, las risas por compartir, los lugares por visitar.

Quiero verte bien de salud, leyendo esto y diciéndome lo que me dices siempre, que “escribo muy chimba” y yo diciéndote que no perdás el tiempo leyéndome, que hay cosas mejores. Quiero escucharte tocar “Piratas del Caribe” hasta que nos tengas cansados, quiero alguna vez tocarla de nuevo, yo en mi barítono, y vos en tu Contrabajo.

Fuerza compañero. No puedo llorar, no soy capaz. Pero cada una de estas letras es una lágrima de preocupación por vos, compañero de cuerda. No soy creyente, pero ya pedí a mis compañeros, y pido a todo el que sea capaz que eleve una oración en tu nombre, a quien sea. Porque a pesar de todo si creo que no todo lo que pasa en el mundo puede ser por casualidad, que de alguna manera sí existen energías que crear armonía o discordia. Creo en la vida por encima de todas las cosas, y en este momento apuesto por ella y esta es una apuesta que no estoy dispuesto a perder.

lunes, 22 de junio de 2009

Encuestando

Inaugurando un nuevo lugar en AMALGAMA. La encuesta semanal. La idea es preguntar sobre cosas que puede que no tengan mucho sentido, por lo menos no de primera impresión. No doy apertura con la pregunta más inteligente del mundo por falta de creatividad, pero estoy dispuesto a recibir preguntas de todo tipo: ¿Por qué es azul el cielo? ¿Por qué Maggie nunca habló? ¿Por qué separado se escribe todo junto y todo junto se escribe separado?

Como podrán ver en este momento no hay muchas ideas en mi cabeza. También pueden proponer posibles respuestas. De vez en cuando y cuando la pregunta de pie para ello, será publicado un escrito que le haga alusión.

Preguntar es demostrar que se está vivo y que se está pensando. Benditas las dudas, incluso aquellas que consideramos tontas y sin sentido. ¡Ánimo!

lunes, 15 de junio de 2009

Libérame

¡Que extraña es la libertad! Que esclavizante se puede volver. Hay una forma de libertad que es contradictoria, enigmática y encantadora. Si “soy libre” soy esclavo de mi libertad, estoy sujeto a ella, de todas maneras prefiero esa esclavitud. Es la libertad de no ser libre, o más bien la esclavitud hacia la libertad.

“Libertad” y “Amor” deberían ser las palabras marcadas en la banda del escudo del país, de cualquier país. Con el amor vienen el orden, la igualdad, la justicia y todo lo demás.

¿El amor, libera o esclaviza? Que gran pregunta, y que difícil respuesta. Muchos días llevo tratando de responderme esto –de manera indisciplinada por supuesto-. He encontrado una respuesta parcial e insegura: El amor hace parte de esa libertad que esclaviza, de esa que se sufre con gusto, y con ganas; de esa que se busca, y que cuando se encuentra no se quiere dejar ir.

No soy ni remotamente libre, porque no he sido capaz, no se si lo sea y porque no me lo han permitido -contraindicaciones de ser un mantenido-. Difícil es de todas maneras saber cuál es la libertad ideal ¿hasta que punto debe llegar?¿Hasta dónde se puede ser libre, felizmente libre? Yo diría que hasta el punto en que uno decida. Si no se puede decidir hasta dónde se quiere ser libre, entonces simplemente no se es libre.

Sobre la preocupación por la muerte se dice que no es bueno preocuparse por ella mientras se esté vivo porque evidentemente no ha llegado. Cuando llegue será imposible preguntárnosla. Uno podría hablar del amor en el mismo sentido, es decir, si no se siente amor no se puede pretender que con invocarlo llegue, y si llega, pues sentirlo es suficiente. Hablar de amor es insensato si no se puede por lo menos sentir.

Que mala costumbre la de los hombres de organizar todo como en un laboratorio, tener que nombrar y clasificar todo, y entonces poner en un estante el frasquito de “amor”, en otro el de “responsabilidad”, en otro poner el frasquito de “conciencia social”, y así, organizándolos por tamaños, importancias o ausencias. De nada sirve nombrar las cosas cuando no se pueden considerar realidades, cuando no son de verdad, cuando no se sienten. Como diría Alejandro Gaviria –apuntando a otro tema, claro esta- no tiene sentido caer en discusiones sin sentido sobre el idioma cuando la realidad nombrada sigue siendo la misma.

En definitiva si nos preocupáramos menos por discusiones tan difíciles y un poco más por encontrar respuestas desde la práctica cotidiana, todo sería más fácil, incluso esas discusiones en las que gastaríamos menos energía.

El amor –sin ser excluyentes estas dos condiciones- libera y esclaviza.

***

Vuélveme esclavo, amárrame a ti, hasta cuando quieras hacerlo. Soy libre de decidir mi esclavitud hacia ti, y esa es toda la libertad que ahora necesito. Esta es una esclavitud que no quiero abolir, que quiero sufrir cuanto sea necesario para disfrutarla, a tu lado.

Quiero mi libertad, y quiero la tuya. Quiero volverme esclavo de tu libertad, y poder aceptarla sin tapujos, sin miedos y sin preocupaciones. Quiero amarrarme a vos. Quiero saber que se siente tocar el cielo aunque no se esté en él, ser libre aún sin serlo. Sentir la sensación del vértigo, sentir que voy a caer, que me puede doler y que no me importe.

Quiero ser libre, contigo y junto a ti. Quiero ser libre por ti y por mí. Y si algún día me preguntan ¿Qué es la libertad? Quiero responder sin ningún tipo de preocupación: “no sé, pero con seguridad es esto”.

jueves, 11 de junio de 2009

Eleázar, una “crónica de barrio”

Las palomas han volado y han dejado el llanto,
no queda más remedio que seguir gritando,
es tanto el odio que se impuso en este canto,
y en todo mi discurso hablo, me lamento, me pronuncio mientras lloran y al final
todos callan.
Las palomas han volado y han dejado el llanto
Mr Break

Lo encuentro sentado en un columpio. En sus piernas el Nuevo Testamento acompañado de una cartilla católica y un lapicero en la mano derecha. Mientras respondía en la cartilla basándose en el pequeño libro azul, me esperaba Eleázar Hernández al frente del Museo Cementerio San Pedro, en el parque infantil que queda casi debajo de las vías del metro, entre las estaciones Universidad y Hospital.

- ¿Qué estás haciendo? -pregunto para entrar un poco en confianza.
- Estudiando- Me responde.

Mr. Break, como es conocido en las calles y como le gusta que lo llamen, es una de las figuras de la calle de la ciudad, es un trabajador urbano que vive de la cultura hip-hop, de bailar, cantar y “llevar sus mensajes” en los buses urbanos que transitan diariamente por las calles de Medellín.

Tiene 29 años, es de baja estatura y piel blanca. Su “pinta” no es la más común ya que está lejos del estereotipo de rapero suntuoso. Tiene sudadera y camisa blanca, una boina café muy rayada de lápiz y lapicero que apunta hacia atrás a la derecha, tenis gastados por el uso, unas gafas grandes y transparentes que le ocupan la mitad del rostro, un pequeño bolso verde con muestras de Graffiti a escala y toda una historia a sus espaldas.

Eleázar es de Medellín, su casa queda en el barrio Popular Número Dos. Allí vive con su mamá y dos de sus cinco hermanos. Tiene dos hijos, de 5 y 7 años respectivamente, pero no vive con ninguno de ellos. “Es más importante que un niño crezca con su madre”, dice, haciendo alusión a la manera como creció él, ya que su padre no vivía con ellos: “Dejó a mi mamá por otra que le quitaba mucho más”. Su padre murió un 31 de diciembre debido a la explosión de una olla a presión que contenía pólvora y se estaba calentando.

Su historia dentro del hip-hop comienza en la década de los 90’s, cuando aún era un niño. Ha intentado, de manera paulatina, incursionar en los cuatro elementos del hip-hop: rap, graffiti, beatbox y breakdance. A este último se debe su nombre artístico, dice que es un talento que Dios le ha dado.


***

Mr Break no terminó nunca su bachillerato, “malas amistades” se interpusieron en su camino y no pudo pasar del grado séptimo.

“Yo tenía un compañero con el que me mantenía, y pasaba más tiempo en la casa de él que en la mía porque allá había más comodidades. Algún día él tuvo un problema con otro compañero, entonces el problema también era conmigo. Eso creció, yo quise agredir al otro y después nos quisieron cobrar esto. La navaja no era mía, era de mi compañero, pero me querían cobrar a mí. Un día fueron los milicianos -nombre que utilizaban para hacer referencia a los paramilitares de la zona- que eran los que celaban el colegio y me sacaron de manera muy agresiva del salón, me llamaron por mi nombre y me cogieron del pelo, me tiraron afuera y si no pongo las manos me revientan la cara. Me llevaron para el baño a reclamarme la navaja, pero yo no la tenía. A mí me dio mucho miedo volver a la institución. El rector se dio cuenta de todo y me dijo que volviera, que él se hacia cargo. Yo le respondí que él por fuera del colegio no iba a poder hacer nada”.


***

Eleázar habla siempre como cantando. Su acento se podría ubicar dentro de lo que se suele asociar con el dialecto de los barrios marginados y populares, además está acompañado de una musicalidad dada por las acentuaciones al final de cada frase.

A través de su historia se cuenta el desarrollo del hip-hop en Medellín. Antes de 1997 había muchos guetos: los MC (Master of Ceremony), los “graffiteros”, etc. Entre éstos existían conflictos territoriales y de poder, “como en los Estados Unidos”. Según lo que cuenta Eleazar, eran conflictos de pandillas, que llegaban en muchas ocasiones a agresiones verbales y físicas. “En el 97 eso bajó, yo no sé porqué. Luego, cómo en el 98 volvieron a surgir grupitos, pero ya no había conflicto”, dice mientras recuerda. Desde entonces esos grupos que antes se mantenían en constante disputa trabajaron juntos: mientras unos “hacen ruidos” otros improvisan, al mismo tiempo el breakdance y el graffiti van tomando forma.

El hip-hop es toda una cultura mediante la cual se manifiestan las realidades de zonas vulnerables de ciudades tan grandes como Nueva York y otras que no lo son tanto como Medellín. Las letras tienen alto contenido social, político y cultural. Esto me llamó la atención la primera vez que hablé con Eleázar. Se montó en el barrio Prado a un bus que se dirigía al municipio de Barbosa. Yo ya lo había visto en esas mismas circunstancias, pero siempre trabajaba con alguien más. En esa ocasión estaba solo.

¿Qué realidad percibe Mr Break? “Unos quieren y otros no quieren creer. Historias de barrio, en el infierno en vida se ven rostros condenados. Días tan frecuentes como lo son las muertes. A falta del dinero la injusticia al inocente. Creyendo en la suerte para cambiar el ambiente, pues del pobre es el anhelo de que algún día abunde el billete. Soñar no cuesta nada es una frase a repetir, pero el tiempo no da espera mientras sueñas con seguir” recita Eleázar una de sus letras, de esas que se sienta a componer por las noches, y termina “si aprendiéramos de nuestros errores otras serían las crónicas de hoy”. Los barrios están llenos de circunstancias conflictivas, ambientes que forman a las personas que crecen en ellos, esto piensa Eleázar. Sueña con que en algún momento esos ambientes cambien, “que los niños jueguen en los parques y no fumen por ahí”, que la gente en los barrios viva mejor, “que haya mejores alternativas de trabajo porque talento hay mucho, pero solamente invierten en el talento de los que no necesitan”, dice.

A Eleázar no le importa el dinero, dice que si hay suficiente para sostenerse no necesita más y que a pesar que es su fuente de empleo, el hip-hop es por encima de todo un arte.

Son cerca de las dos y media de la tarde y el sol es brillante. Eleázar no ha almorzado, pero me dice que cuando termine conmigo va a ir a conseguirse lo del almuerzo y lo de la tarjeta prepago de la luz de la casa. No sostiene a su familia, aunque si le colabora a sus hijos y a su madre. Además cuenta que lo han invitado a hacer grabaciones pero no ha querido porque no quiere que lo suyo se vuelva algo simplemente comercial.

La gente no se presta

Aprender a cantar era el último de los cuatro elementos que le faltaba, fue el que más tiempo le tomó. Su vida está en cantar y bailar, esta en el hip-hop, eso dice él. Mr Break piensa que los cuatro elementos deberían permanecer siempre juntos, pero “la gente no se presta” y hay muchas rivalidades.

“El 21 de mayo que yo cumplía años enterramos aquí al frente (Museo Cementerio San Pedro) a un compañero. Unos momentos antes de que lo mataran me estaba buscando problema porque estaba bajo efectos de alguna droga. Yo no le quise poner cuidado y me fui, cuando volví me dijeron que lo habían matado. Le busco problema a otro que no fue capaz de aguantárselo y ese le dio dos puñaladas.

"Cuando lo estábamos enterrando, una hermana mía que también canta y yo le hicimos un pequeño homenaje, cosa que no hicieron los amigos del combo de él. Le cantamos ‘no lo lloren, déjenlo partir. De que vale que si ya esta muerto y no lo pueden revivir’”.

Eleázar reconoce que también es consumidor, de marihuana y de perico. El año pasado, dice que antes de diciembre porque no recuerda la fecha, fue detenido por portar, según el informe oficial, cuatro gramos de perico y dos bolsas de marihuana, más de la dosis mínima permitida. Él dice que en realidad lo que tenía era “un pase de perico y un bareto”. A pesar de ello goza del beneficio de casa por cárcel. Dice que la juez fue justa y se dio cuenta de que él le decía la verdad, que él no tenía ni siquiera cerca de la dosis mínima, que eso se lo había anotado el policía cuando hizo el informe.

Eleázar es portador de una fe fuerte. En sus palabras siempre está presente Dios, y en este caso dice que gracias a él fue que se hizo justicia. También dice que Dios le da lo que necesita, no más y no menos. Mientras hablamos hace varias veces el mismo gesto, señala hacia arriba mientras mira hacia el vacío. Siempre lo menciona en sus letras. En su cuello cuelga una camándula café que le llega hasta la mitad del pecho, muestra de la confianza que dice tenerle. Junto a ella un collar de similar longitud, al final de éste un accesorio plateado con la forma de medio corazón.

A pesar de sentir que puede ser explotado -y contradiciéndose un poco- tiene el sueño de grabar un CD, por lo menos para regalarlo a las emisoras, por eso de no querer volverse comercial. Ganar dinero solamente para montar un estudio de grabación y allí seguir haciendo sus trabajos. “El hip-hop corre por mis venas”, dice lleno de convicción.

Allí, en el vaivén de los columpios me regaló parte de su historia. Sacó muchos de sus demonios porque historias hay para contar, y para cantar. Me despido de él con el profundo respeto que me inspira. Él se acerca a un grupo de personas que están cerca, después de eso seguramente irá a trabajar, a cantar y “hacer ruidos”, a seguir llevando los mensajes que quiere que la gente escuche mientras consigue lo necesario para almorzar.