viernes, 20 de noviembre de 2009

Mentir, ocultar o callar... formas de censura indirecta

Primera parte de un trabajo final...
“Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala”
Albert Camus
1. De periodismo, medios y sociedad

El surgimiento y desarrollo de las diferentes formas de comunicación e información, hoy conocidas como medios, represento un avance muy importante para las sociedades en la modernidad y contemporaneidad. Después de la invención de la imprenta de Gutenberg (1450) la difusión del conocimiento y de las ideas se masifico hasta tomar un papel protagónico en la sociedad, ayudando a romper paradigmas hegemónicos en las diferentes esferas de la vida pública. Los medios de comunicación e información no fueron ajenos a esta masificación y por el contrario se vieron fuertemente beneficiados, surgiendo nuevas perspectivas para un oficio que apenas surgía: el periodismo.

El periodismo occidental como lo conocemos hoy, con todas las variables que haya adquirido, es hijo del periodismo hecho en los diarios de Estados Unidos durante el siglo XX, cuando los “muckrakers”[1] comenzaron a buscar nuevas y mejores historias y a desarrollarlas de nuevas formas. Un gran hito dentro de este periodismo norteamericano fue el caso Watergate en 1972, en que los periodistas Carl Bernstein y Word Woodward del diario Washington Post ayudaron a revelar el gran escándalo en que miembros del cuerpo de Gobierno del entonces presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, habían interceptado comunicaciones de miembros de oposición e intelectuales para favorecer la reelección presidencial de Nixon, quien finalmente tuvo que dimitir de su cargo.

Lo que Watergate representa para el periodismo es su ubicación y reconocimiento en las sociedades, para algunos como un “cuarto poder”, para otros un poder independiente. Más allá de esto, y con una visión más global, la prensa ha adquirido papeles muy relevantes conjuntamente con el desarrollo de las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (TIC’s) en la conformación de lo que hoy se conoce como Sociedad de Información. Estas se han planteado grandes retos en su vertiginoso desarrollo en aras a humanizar y democratizar cada vez más la información como bien público.
[2]

El artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos realizada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1948, dice que “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundir, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”
[3]. Desde allí queda oficialmente consagrado el papel de los medios de comunicación y del derecho a la información en las sociedades, esencialmente en aquellas autodenominadas como democráticas. Sin embargo, las dinámicas particulares de cada país, han llevado a que este derecho, junto con otros similares proclamados en otras instancias nacionales e internacionales, sean fuerte y sistemáticamente vulnerados.

Los medios han adquirido nuevos espacios y proporciones. Y sólo hasta ahora esas dimensiones comienzan a ser reconocidas y legitimadas. Hans Reitzel
[4] considera tres dimensiones para el análisis de los medios de comunicación: La ontológica, la sociológica y la estratégica-operativa. Con respecto a la primera, Marshall Mc Luhan, citado por Reitzel, dice que “los medios, al modificar el ambiente, suscitan en nosotros percepciones sensoriales de proporciones únicas. La prolongación de cualquier sentido modifica nuestra manera de pensar y de actuar, nuestra manera de percibir el mundo”. Se entiende entonces que la comunicación es una necesidad inherente de la especie humana y por consecuencia, los medios de comunicación también hacen parte de esa naturaleza en la interacción y en la construcción de identidad y desarrollo. La dimensión sociológica obedece a una lógica sistémica de los medios de comunicación en la cuál los medios tienen una relación bidireccional con el sistema en que se encuentran. Dependen de él al mismo tiempo que lo influyen constantemente. Bajo esta misma perspectiva los medios representan, reconocen y median entre los procesos y los actores sociales. Y la tercera dimensión, la estratégica-operativa se refiere más directamente a los procesos de mediación de los medios de comunicación. Procesos que son educativos, que interceptan conflictos sociales a favor o en detrimento de su solución. Los medios se convierten en una instancia socializadora, escenario de lo real y de lo imaginario.

Dice también Reitzel, ubicándose a sí mismo como consumidor de medios, que “el medio no solamente me presenta representaciones de esta realidad que es también la mía, sino que al mismo tiempo selecciona estas representaciones, las ordena, les da un rumbo y un significado”
[5]. Estas representaciones deben ser de carácter público, deben ser sociales en la más amplia concepción y deben mantener los intereses generales como bien de interés común. Sin embargo, al ser un bien, y sobre todo, por su poder real y potencial, la información comienza a entrar en litigios, más aún en contextos especialmente inestables y problemáticos. Dice María Eugenia García, también citada por Reitzel que “en conflictos internos hay una relación mucho más compleja y cercana entre los medios y los actores directa o indirectamente involucrados, relación que implica por un lado un menor espacio para las restricciones informativas y por otro lado un mayor espacio para las presiones y las controversias”[6].


1.1 Después de la censura, la censura indirecta o “nuevas formas de censura”

En sentido estricto, la censura es la aprobación o negación legal por parte de entes gubernamentales de un discurso o escrito antes de su publicación y bajo riesgo de prohibición. Con respecto a la prensa, y en un sentido más amplio, la censura son todas las acciones realizadas por algún actor -especialmente el oficial- para evitar o prohibir la publicación de cualquier discurso periodístico con motivo de intereses políticos, sociales y sobre todo, económicos. Estas acciones son directas, es decir, son públicamente reconocidas como censura por parte del ente censor y tienen incidencia directa sobre el actor o la información censurada.

De acuerdo con el artículo 19 de la declaración universal de los derechos humanos y con la legislación propia de cada país (en el caso de Colombia, el artículo 20 de la Constitución Política), la censura va en detrimento de los derechos fundamentales de las personas, al coartar no sólo la libertad de expresión sino también la libertad de fundar medios, de ser informado, la libertad de cultos, la libertad de conciencia y en consecuencia, en contra de los derechos humanos fundamentales. Es por esto que gran parte de los países que se declaran bajo regímenes democráticos la han abolido total o parcialmente de su sistema político y de su legislación, llegando a prohibirla incluso en situaciones de excepcionalidad. Sin embargo, esto ha generado que, obedeciendo a los intereses particulares prevalecientes, se generen nuevas formas de censura, que por su naturaleza son conocidas también como censura indirecta.

El colectivo Censura Indirecta, conformado por periodistas, activistas y abogados de América Latina dice que "El abuso de facultades regulatorias o la manipulación de fondos públicos con el objeto de premiar o castigar a los medios son algunas de las formas 'sutiles' de censura que se encuentran prohibidas por distintos pactos nacionales, y constituyen una violación indirecta de la libertad de expresión"[7]. Es decir que la censura indirecta es esencialmente de orden oficial, sin embargo esas "facultades regulatorias" no son exclusivas de los estados y los gobiernos, sino que obedecen a todos los factores reales de poder, es decir, tanto potencias hegemónicas en lo económico y lo político -no estatales- como actores sociales de conflictos diversos,

El área de trabajo por la libertad de expresión de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), organización no gubernamental argentina, dice sobre la censura indirecta que “existen una serie de formas sutiles y poco visibles de interferir en la libertad de expresión. La utilización de la publicidad oficial como premio o castigo a la línea editorial de los medios, las concesiones arbitrarias de las licencias de radiodifusión y las coacciones fiscales discriminatorias son algunas de ellas”
[8]. En esta definición se sigue vislumbrando el papel estatal en las diferentes formas de censura indirecta, pero alcanzando una nueva connotación. La censura indirecta que emana del Estado esta dada por esas “facultades regulatorias”, ya que es éste quien otorga licencias de funcionamiento a los diferentes medios de comunicación, esto en primera instancia. En segunda instancia, esta dada por la influencia de la publicidad.

En la actividad económica de los medios, una de las principales fuentes de sostenimiento es la proveniente de la pauta, tanto privada como oficial. Las dos son selectivas en cuánto a los medios en que se venden, sin embargo, en los dos casos, el otorgar más o menos pauta a uno u otro medio implica favoritismos y sobre todo manipulación directa o indirecta de los contenidos de este medio que afectan directamente a la entidad pautante. La información, que debería ser de carácter democrático pierde allí su naturaleza, y el papel controlador de los medios se difumina en medio del trasegar cotidiano y la dicotomía entre la responsabilidad y “la papa”[9]. A este respecto, en la página del colectivo Censura Indirecta se afirma:

"La distribución arbitraria de publicidad oficial es un mecanismo de censura "sutil" que permite a los gobiernos beneficiar o castigar a periodistas y medios de comunicación según sus líneas editoriales. La pauta estatal debería funcionar como una herramienta de difusión legítima de las actividades estatales, y como una vía de comunicación entre el Estado y los ciudadanos. Sin embargo, muchas veces es utilizada con fines de propaganda electoral o para impulsar la imagen de funcionarios y políticos"[10]

En este sentido, la pauta oficial se convierte en un premio o un castigo a los periodistas por nombre propio o a los medios en conjunto. Sin embargo hay dos hechos a tener en cuenta.
Primero, la utilización de la pauta con fines propagandísticos es controlada o prohibida para evitar los excesos de parte de los funcionarios públicos a favor de sus gestiones, pero no se ve como una forma de censura a la prensa. Es decir, la prohibición no busca proteger la libertad de los medios sino evitar extralimitaciones de los funcionarios públicos. Sin embargo, -este es el segundo hecho- como ya se dijo, estos posibles excesos no sólo afectan a los pautantes -positivamente en la mayoría de los casos-, sino que se vuelven premios y castigos a los medios dependiendo de su línea editorial y/o de su agenda informativa.

La ADC[11] hace la siguiente tipificación en los abusos relacionados con la publicidad oficial:
  • Uso indebido de la publicidad oficial para condicionar contenidos.
  • Pagos por publicidad efectuados directamente a periodistas.
  • Asignación discriminatoria de publicidad oficial a medios favoritos y aliados políticos.
  • Utilización de la publicidad oficial con fines propagandísticos.

Aunque los gobiernos nacionales, regionales y locales tienen cabezas visibles en la figura ejecutiva, los abusos cometidos en detrimento de la calidad de la información y buscando la favorabilidad de tal o cuál personaje no provienen siempre de esas figuras. En muchos casos son funcionarios medios o de menor rango los que, de voluntad propia o por simple ignorancia cometen las arbitrariedades mencionadas.


Un caso en que es la figura visible la responsable de las irregularidades es el del gobernador del departamento del Valle del Cauca, Juan Carlos Abadía, que desde enero del presente año ha venido haciendo campañas llamativas y agresivas de propaganda a nivel nacional para mostrar su gestión. Con esto ha logrado convertirse en el Gobernador con mayor popularidad de Colombia, pero al mismo tiempo se ha metido en un gran lío mediático porque no ha podido justificar los multimillonarios gastos en esas campañas, que han incluido por ejemplo cuñas diarias en las principales emisoras radiales de carácter nacional y regional. Lina Marcela Marín Moreno, en artículo para La silla vacía

[12] publicado por el colectivo Censura Indirecta[13] dice:


"Un decreto del Ministerio de Hacienda, que regula la publicidad oficial, deja claro que las entidades oficiales “no podrán en ningún caso difundir expresiones de aplauso, censura, solidaridad o similares, o publicitar o promover la imagen de la entidad o sus funcionarios con cargo a recursos públicos”. Una norma que Abadía no ha respetado".


Pese a esto, la publicidad oficial no es la única forma en que se manifiestan las formas sutiles de censura. Existen otras prácticas recurrentes en los gobiernos latinoamericanos también analizadas y tipificadas por la ADC

[14]:

  • Presiones a periodistas y dueños de medios para modificar los contenidos.
  • Negativa de acceso a las instituciones y a la información pública como represalia.
  • Asignación inequitativa de licencias de Radio y TV.
  • Otras formas de censura financiera.


Todos estos abusos coartan de manera indirecta y sutil –aunque por ello no menos efectiva- la libertad de prensa, en especial la de aquellos medios que se presentan como críticos frente a los gobiernos de turno. Generan presiones sobre los directores, administradores y periodistas del medio que llevan a que cada uno o todos en conjunto se autocensuren sobre temas que pueden generar conflicto o debate que afecte directa o indirectamente los intereses de los pactantes, oficiales y privados. La selectividad en la pauta, y las distintas formas de censura indirecta también dan ventajas a los medios hegemónicos por encima de los llamados “alternativos”, contribuyendo a la consolidación de un statu quo.

A manera de paralelo y para dimensionar las diferencias entre censura y censura indirecta, los indicadores con los que la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) monitorea la libertad de prensa en el territorio de Colombia y que son construidos a partir de las definiciones de la Red Mundial de Intercambio Internacional por la Libertad de Expresión (IFEX), del Código Penal Colombiano y de las conductas violatorias de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, son los siguientes

[15]:

  • Asesinato
  • Asesinato durante cubrimiento
  • Amenaza
  • Herido en cubrimiento
  • Exilio
  • Secuestro
  • Trato inhumano o degradante
  • Arresto o detención ilegal
  • Obstrucción del trabajo periodístico
  • Atentado contra infraestructura de medios de comunicación


Estas amenazas a la actividad periodística son censura directa por su naturaleza evidentemente intencional y agresiva. Por medio del uso de la fuerza se pretende callar a los periodistas. Estos indicadores son medidos únicamente cuando se demuestra que las acciones tuvieron móviles directos relacionados con el oficio periodístico.


1.1.1 La autocensura indirecta

La autocensura es también una “nueva forma de censura”, pero en determinados contextos tiende a agravarse y tomar fuerza. La autocensura es también una forma de censura en cuanto se convierte en un mecanismo de defensa que obedece a presiones ajenas al individuo o al medio.

Al interior de los medios de comunicación se han generado nuevas dinámicas periodísticas que han llevado a que se presenten igualmente nuevas formas de censura sutil. “La opinión de los columnistas no expresa la posición editorial de este medio” es una afirmación que suele aparecer en las páginas editoriales de los periódicos. Pero cuando los columnistas o periodistas de opinión escriben planteando posiciones que no convergen con la posición explícita o implícita, declarada o no del medio, corren el riesgo de sufrir otras formas de censura, que paradójicamente son llevadas a cabo invocando el mismo principio de libertad de expresión junto a los principios de libertad de empresa.

En Colombia se han presentado varios casos que obedecen a esto. Los más sonados de el último año, el de Claudia López sacada de el Tiempo, diario oficialista de circulación nacional, después de una columna en que hablaba de manera crítica de algunos manejos de información por parte de periodistas del mismo medio; y el de Javier Darío Restrepo, cabeza visible de la ética periodística en el país que fue retirado de las páginas editoriales de El Colombiano, diario conservador regional, por su secuencia de columnas de posición crítica frente al gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez. Los dos casos fueron relevantes, pero van acompañados de muchos otros similares de periodistas que por escribir en contra del establecimiento o a favor de temas espinosos como la penalización de la dosis mínima o la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo se han convertido en blanco de las críticas despiadadas de las supuestamente aplastantes mayorías y de las hegemonías sociales e ideológicas de la sociedad colombiana.

Este ejemplo sólo para ilustrar cómo las nuevas formas de censura han llevado a que incluso un medio autocensure a sus voces opinadoras que cumplen con la función de generar opinión y debate en los distintos círculos de la sociedad sobre lo público, pero también cumplen a su manera con la función de informar. Cuando esos medios han decidido asumir como propias causas del gobierno de turno, o por lo menos causas ideológicamente afines con las mayorías, es cuando más sufren los periodistas que, tanto en las secciones informativas como en las editoriales deciden hacer cubrimientos o tomar posiciones críticas y disidentes. Todos hacen uso de la libertad de opinión como precepto fundamental, pero todos parten de interpretaciones completamente diferentes acomodadas a sus intereses particulares, en algo que es de interés público.

La existencia de nuevas formas de censura, o de censura sutil o indirecta no implica que la censura directa ha desaparecido ni se ha transformado. Esta desaparición sólo se ha dado con la censura gubernamental. Este hecho marca una necesaria disminución en los casos de censura pero no su completa desaparición. Las distintas formas de censura coexisten en el contexto actual, en algunos casos de manera independiente y en otros de forma paralela.

Continuará....


[1] “Rastrilladores de estiércol” fue un calificativo puesto por el presidente Roosevelt y con el cuál se conoce a los periodistas de investigación.
[2]http://www.worldsummit2003.de/download_en/WSIS-CS-summit-statement-rev1-23-12-2005-es.pdf “Mucho más se puedo haber logrado” Declaración de la sociedad civil sobre la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. 18 de diciembre de 2005.
[3] http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/0013.pdf DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS.
[4] “Los medios y la mediación: Una perspectiva desde Colombia” REITZEL, H. U. en Papel Político. Bogotá. Nº 12 marzo de 2001. p. 79
[5] Ibíd. p. 83
[6] Ibíd. p. 84
[7] http://www.censuraindirecta.com/ Página del colectivo Censura Indirecta. Consultada el 13 de noviembre.
[8] http://www.censuraindirecta.org.ar/ página de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), área de trabajo por la libertad de expresión. Consultada el 4 de noviembre.
[9] “la papa” se refiere a todo tipo de necesidad económica básica.
[10] http://www.censuraindirecta.com/web/articulos/publicidad-oficial
[11] EL PRECIO DEL SILENCIO: ABUSO DE PUBLICIDAD OFICIAL Y OTRAS FORMAS DE CENSURA INDIRECTA EN AMÉRICA LATINA. Buenos Aires: Asociación por los Derechos Civiles; New York: Open Society Institute. 2008. p. 9-12.
[12] http://www.lasillavacia.com/
[13] http://www.censuraindirecta.com/web/articulo/colombia/colombia--publicidad-politica-investigada-en-el-valle consultado el 14 de noviembre de 2009
[14] Ibíd.. p. 12-13
[15] http://www.flip.org.co/secciones/rap/definicion.html Fundación para la Libertad de Prensa. Definición de indicadores. Consultada el 12 de noviembre.

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