Duelen las miradas
perdidas
como duele el
mundo todo
y todo parece sin
vida,
venerable mentira
fugaz
uno, dos, tres,
ningún sueño roto.
Dos palabras, una
sonrisa,
tres explosiones.
Revolución
de la vida simple,
brilla
el delirio de no
saberse
perdido entre
tanta prisa.
Ruta sin escape
posible,
los fantasmas
pesan adentro,
no se sacan de las
maletas,
son los compañeros
de viaje.
Suena música, “no
te vayas”.
Sonidos animales,
el sol,
la vida vista sin
marco,
deseados paisajes
extraños.
Mis pasos sin son
ni ton, son ton,
caminando tras
nuevos colores.
¿Qué pesa hoy
sobre su suave
clara espalda?
¿Qué sonríes?
Este mundo gira de
revés.
parece no haber
qué calme
la ansiedad sobre
nuestros pies.
Juntos, la vida
pesa menos,
falaz ilusión
balbucida.
La vida no pesa,
transita.
Todo vale menos
que nada,
pobre nihilismo
simplista.
Aman las entrañas
vibrantes,
suenan canciones
de un día,
la débil memoria
no olvida
que fueron felices
amantes,
tomaron estrellas
sin antes.
Sobre una mujer
ausente
caminan hoy las
esperanzas
de las vidas
siempre posibles.
El vacío que se
hace presente
y que describir no
alcanzas.
Es sincero el
desarraigo,
saberme, quizás,
fuera de ti,
tantas cosas fuera
de sitio,
tantas pocas vidas
por vivir.
Si algo intento
decir,
es que siento que
te necesito.
No jugamos al
dolor,
no juguemos al
olvido.
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