viernes, 24 de abril de 2009

Noche de Luna

Volar lejos muy lejos… nada mal. Estoy volando, no alcanzo a ver mis alas pero se que estoy volando. Vuelo en el vacío y en el infinito, vuelo en la oscuridad, vuelo en el deseo… Vuelo. Las luces y las formas se confunden con mis pensamientos, ni siquiera el más bello calidoscopio me puede llevar hasta este cielo. Pero empiezo a caer, y de repente todo ese bello panorama empieza a oscurecer.

Ya no siento mis alas, han desaparecido. Me duelen, quedaron los orificios abiertos y se me intenta escapar el alma. No quiero que se escape, no lo hace… no lo hará. Caigo repentinamente de ese cielo que ya no es cielo. Ha oscurecido y solo veo sólo luces intermitentes en el horizonte. Las luces me miran, me señalan y yo no puedo hacer nada más que querer llorar ¿Por qué me miran? ¿Por qué se me han llevado el cielo?

Recojo mi cuerpo, acerco mis rodillas a mi pecho y el palpitar de este corazón escarlata se confunde con el caminar de siempre, pero no estoy caminando. Estoy en posición fetal y pienso en lo bueno que sería volver allí, donde todo era mejor, ni siquiera tenía que respirar, y es que ¡cuanto trabajo cuesta respirar a veces!, cuando no se quiere, cuando no hay ganas ni fuerzas para hacerlo. Me siento ahogado y rompo en llanto. Las lágrimas caen en el vacío, se esparcen en él, se rompen como bellos cristales y los fragmentos toman rumbo en todas las direcciones, es como un pequeño big bang en cada sollozo.

Aún estoy cayendo, no se por cuántos lustros o segundos lo haya hecho… no importa. Empiezo a ver siluetas blancas y negras, son amorfas pero en cuanto comienzan a juguetear entre ellas van tomando orden. Caigo en el piano y empiezo a correr por encima de él. Cada zancada es una nota distinta y mientras corro desesperado va sonando una bella melodía, esa vieja canción que siempre me recuerda que éstas allí donde no estás.

No se cuantas octavas lleve pero el piano sigue sonando. Mis lagrimas se juntan en el aire, malditas ellas que forman tu rostro y me recuerdan que te quiero y que no me quieres, y que no te quiero, porque no te conozco.

Destellos rojos, o amarillos se pasean rápidamente por todo el espacio. De vez en vez me atraviesan y me dejan al desnudo, no el cuerpo que siempre lo ha estado, me desnudan las entrañas y puedo ver mis sombras y mis luces. Las sombras y las luces que me envuelven, que me arrullan mientras nuestra canción siguen sonando.

Como cuando te acercas al fin del cauce y ves la cascada, veo que el piano se esta acabando. Quiero correr más rápido pero no puedo, mis pies se mueven con letargo y suena el ritardando que marca el final de mi canción, y de la tuya. Toco la última tecla y me siento caer, dormido, mientras mis lágrimas van marcando el recorrido. El piano nunca existió, ya no lo veo, es tan irreal como yo, como este sueño.

Caigo suavemente y la luna me recibe, aún estoy desnudo y aunque la luna tiene fama de fría no sabes cuanto se me esta calentando el corazón. Me recibe con forma de cuna y cuando estoy en ella se empieza a mover, de un lado para el otro, de arriba hacia abajo para arrullarme, para que yo no me valla a despertar. Se mueve por todo el oscuro telón mientras las estrellas la miran con indiferencia y desdén. Luna, estas en creciente, por favor rápido, fúndeme en tu blanco horadado, ¡hazme tuyo! La luna me quiere, ella si sabe escucharme y mientras sigue creciendo yo me voy perdiendo en ella, me convierto en ella.

Todo ha desparecido y se siente… ¿Acaso no sabes lo que se siente estar en la luna y ser luna? Es como… es como… ¡¡Ah!! Tienes que vivirlo. Ven, te invito a que seas luna conmigo.

Cómo no vienes yo decido continuar en lo mío, en mi sueño. Pero estoy sudando, es desesperante y ya no quiero llorar, pero si quiero gritar. ¡No! Maldita luna que dependes del sol, y mientras no tengas sol no sos luna, pero entonces yo no soy luna.

Nadie me quiere mientras no sirva para alumbrar las noches de los vagabundos, mientras no sea luminotécnico de este gran escenario, y… mientras no estés tú para quererte. Si es de día, yo no quiero salir. Me desvanezco en el vacío, rompo en miles de pedazos, ya no soy, pero no sabes cuan bien se siente… no existir.

2 comentarios:

Julio C. Londoño A. dijo...

Tengo que confesar que me dio un poco de miedo este escrito. Es bastante melancólico pero sobre todo porque... Resulta que Ángel Lunático nace de algo así, Ángel es un personaje que poco muestro pero tengo escritos por montones de él y en este parece a veces que no soy yo el que lo escribo sino que él escribe lo que él es. Cuando hablas lo de fundirse y volverse luna, yo he dicho que Ángel es la Luna hecha Hombre. Impresionante el escrito, lo del piano uff, me gusto bastante.

Deisy dijo...

Que bueno que no se te escapó el alma... "que no lo hará"... porque la Luna así sea como la de esta noche, cubierta por las nubes que la opacan, no cesa en darnos ese calor sanador del olvido, del dolor...de la oscuridad que nada se guarda y todo lo esconde. Acompañante los sueños tardíos...del frío que acaricia una cama solitaria, de los cocuyos que en la noche...cantan...

¡Fascinante tu escrito! :)