lunes, 22 de diciembre de 2008

¡Maldita sea!

PUBLICO ESTO TAL Y COMO QUEDÓ..PERDONEN LOS EVIDENTES ERRORES...PERO ES IMPOSIBLE EDITAR LOS SENTIMIENTOS.

Maldita sea….maldito corazón y malditos recuerdos taladrantes en mi cabeza. Malditos momentos que vienen y se van, me golpean y huyen. Maldita mezcla entre dolor y alegría, entre remordimiento y satisfacción.

Un gran vacío se apodera de mí, no se que pensar, ¿porqué no ser consecuente? Malditos sentimientos que se encuentran y entrelazan, que chocan formando caos en mi. Toda mi vida es un caos, y no porque en realidad lo sea, sino porque así se vuelve de un momento a otro, solo con unas palabras y una foto y las miles que la siguen.

Una palabra, varias palabras, una foto que me recuerda lo hermosa que me parecías, lo hermosa que aún me pareces, lo grande que sos, que fuiste, y que espero que no seas.
Las lágrimas solo esperan, un gran desespero se agolpa dentro de mí y me quiere matar, quiere acabarme desde adentro… ¡Carajo! ¿Qué hacer? Obviamente nada se puede hacer, y nada quiero hacer más que encontrar alguien que me ayude.

Y mientras escribo las lágrimas amenazan con llegar a donde hace mucho no llegan, quizás por la arrogancia o por la insensibilidad de la que no me creo poseedor. Maldita, maldita y mil veces maldita…no vos con tu maldita belleza y con la maldita felicidad que me alcanzaste a dar, sino maldita la horas, o mejor las horas, en que todo comenzó a cambiar, en que ya no éramos los mismos, en que la vida se paro de frente y paro los sentimientos e hizo que tomáramos rumbos diferentes…
Maldita imaginación. Maldito el pensar en las palabras que eran mías y ahora son de otro, en las palabras que eran para mi y ahora son de él. Maldito, pero imposible no imaginarla haciendo el amor y besando a ese hombre sin nombre y sin rostro. Maldito egoísmo y maldita envidia.

Maldito…¡¡maldito yo!! Maldito estúpido insensible insensato y egoísta, maldito y mil veces maldito sea todo lo que en el ánimo de crecer me ha vuelto más pequeño de lo que pensé que era

Maldito sea el deseo de sentirse insignificante cuando se ve a los demás contentos. Malditos acordes menores, fúnebres y melancólicos que retumban en mis oídos y mueven mis vísceras. Causan ganas de vomitar. Ni la peor golpiza, ni la puñalada mas certera debe ser tan dolorosa, no habiendo sentido ninguna de las dos estoy seguro de que lo que chuza mi alma, la parte y la diezma, es mucho más doloroso.

Fiestas malditas, con su alegría, como si todos estuviéramos alegres. Tratamos de aparentarlo. Tratamos, con la ayuda del alcohol, de sacar todo el dolor de nuestras almas, de nuestros corazones, tratamos de ahogar todas las tristezas de un año que para nadie pudo haber sido completamente feliz, ni completamente triste. Tratamos de envalentonarnos con licor, con alcohol, pero surte el mismo efecto que cuando lo echamos en una herida…maldito dolor. ¡¡¡Ahhh!!! Maldito grito silencioso que se ahoga dentro de mí. Malditas letras mal puestas que me decepcionan cada vez más, maldito impulso de ser lo que nunca se ha sido. Malditas ganas de encontrar a alguien más, pero maldito sea el remordimiento y el sentimiento de culpa, y maldita sea la idiotez, la modorra y la incompetencia del sujeto en este tipo de temas.

Y malditos sean los kilómetros que en ocasiones me alejaron de ella, que hoy me alejan de otras, y que tanto anhelo para escapar, para solo salir corriendo deseando nunca volver, deseando morir en el camino o encontrar otro sitio, no mejor, pero con menos maldiciones que las que hoy aquí he pronunciado.

En fin… ¡Maldito Yo!



viernes, 19 de diciembre de 2008

Miradas: Palomas

Esta entrada esta motivada sencillamente porque de ahora en adelante (no quiero parecer copión aunque lo haré) espero publicar una que otra fotico de vez en cuando. Ahora poseo los medios logísticos para hacerlo y con esto pretendo que mi blog sea menos aburrido. Para empezar les mostraré dos fotos tomadas por mi hermanita. Fotos muy normales, que se pueden tomar en cualquier esquina de pueblo (ojo, pueblo y no municipio).
"y allí yacen sobre el mohoso tejado, tan tranquilas como la vida corre en el lugar aquel. y el tejado, verde e inerte, testigo de toda una historia colonial y neo colonial, ya no sirve más que para alojar palomas, ya la gente no lo quiere ni lo determina ¿Qué importa? no importa, de todas maneras "todo pasa y todo queda". De allí volaron, el cielo opaco siguió y la lluvia a nadie esperó...¿Ahora qué? sigue la vida corriendo por los pasillos, durmiendo bajo las tejas, volando en contra del viento, resintiéndose a desaparecer, desapareciendo".

"¿Y que sería de los pueblos sin palomas?¿Quién le haría compañía a las estatuas de nuestros mancillados próceres en los parques? Los viejos ya no son buena compañía, tienen mucho por decir, pero todo se lo llevan, poco a poco se van lléndo, van relevando su labor alimentadora, pero siguen opacando la belleza de la juventud y la vida con lo sublime de sus experiencias y con su extraño olor a formól ¿y que queda? Las palomas, para siempre las palomas".

jueves, 18 de diciembre de 2008

Un secuestro al olvido

ESTE ES UN PSEUDOENSAYO HECHO PARA UNA MATERIA DE LA U PERO NO HA SIDO ENTREGADO. AGRADECERÉ PROFUNDAMENTE TODAS SUS CRÍTICAS EN PRO DE MEJORARLO O CAMBIARLO SI ES NECESARIO.

Colombia es un país que ríe y llora, que corre mientras está durmiendo, de tibios y fríos, de verdes y azules. “Colombia Vive” titulaba un documental realizado por la revista Semana y el canal Caracol en el año 2007, y en efecto Colombia vive, pero vive paradójicamente dentro de la muerte, el dolor, la impunidad y el olvido. Colombia agoniza, se desangra día a día entre noticiero y noticiero, es un enfermo terminal que no se entrega a la idea de morir y siempre recobra fuerzas, así estás no le sirvan más que para seguir aguantando.

El nombre del documental venía acompañado de “memorias de un país sin memoria”. ¿Es posible encontrar una frase más acertada? El documental, una pieza histórica invaluable para nuestro país era eso, las memorias de un país que en medio del dolor prefiere olvidar, unos por ignorancia, otros por indiferencia, otros por simple instinto de supervivencia.

Colombia es definitivamente un país sin memoria histórica, sumido en la modorra del día a día, pero definitivamente esta característica no se debe a que no exista material que cuente nuestra historia, las causas por las cuales hoy somos lo que somos. ¿Cuántas personas -por lo menos de las que tenían conciencia en ese entonces- recordarán el “secuestro colectivo” que hubo en nuestro país entre 1990 y 1991? No creo que sean muchas, hablando en proporción por supuesto. La historia no está perdida en el tiempo, toda fue consignada por Gabriel García Márquez en “Noticia de un secuestro”, esto a petición de Maruja Pachón y Alberto Villamizar, dos de sus protagonistas.

En la agenda pública nacional, por ende en la agenda mediática, el tema del secuestro ha sido uno de los que más espacio ha ocupado en las discusiones de todas las esferas. Sobre todo desde los últimos años del gobierno de Andrés Pastrana tras el fracaso de las negociaciones en el Caguán y con el comienzo del gobierno de Álvaro Uribe Vélez y la implementación de su política de Seguridad Democrática, se ha evidenciado en los medios el secuestro como un problema de seguridad nacional que afecta desde soldados rasos hasta importantes personajes públicos, por ende a sus familias y en última instancia a toda la sociedad. Ha generado un sin número de controversias en cuestiones políticas y un número aún mayor de opiniones, todas ellas de repudio. Ha generado acciones internacionales, mediaciones, intervenciones, etc. Y es que un flagelo como éste en el cuál quienes lo sufren se consumen esperando que quienes tienen el poder en sus manos decidan que hacer debe ser repudiado por toda sociedad y hasta donde sea posible erradicado.

¿Cuántas personas habrán marchado a comienzos de los noventa para reclamarlos vivos? ¿Cuántas personas salieron a las calles a repudiar de manera masiva la muerte de Marina Montoya y de Diana Turbay? ¿Acaso también los secuestrados tienen valor dependiendo de donde vengan?

En los medios se hicieron campañas reclamándolos, pero era lo menos que podían hacer teniendo en cuenta que la mayoría de ellos eran periodistas. Fue la incansable lucha de Alberto Villamizar la que logró que los secuestros, en especial el de Maruja Pachón y Beatriz Villamizar llegarán a su fin, con el apoyo de personajes como Nydia Quintero y el ex-presidente Julio César Turbay que se enfrentaron de manera decidida y frontal a quien tuvieran que hacerlo, fuera a César Gaviria (entonces presidente) o a Pablo Escobar y su gente.

No es el secuestro algo nuevo en nuestro país, no quiero decir con ello que ahora deba ser menos doloroso que antes, todo lo contrario; pero un libro tan bien elaborado desde el punto de vista investigativo y con una narración tan minuciosa y sistemática como la de “Gabo” hace pensar en las contradicciones que suelen tener las sociedades latinoamericanas y en especial la colombiana, además de lo vulnerables que pueden llegar a ser incluso las élites económicas y políticas frente a los azares de nuestros conflictos. “Noticia de un secuestro” esta ahí para martillar en la cabeza de los que quieren olvidar en este país que sufre de amnesia colectiva.

martes, 9 de diciembre de 2008

Carta personal al más allá

David, tiempo ha pasado. Desde hace mucho no estamos ni remotamente cerca, la única conexión que queda es el recuerdo, grato recuerdo de momentos felices y amargo recuerdo de momentos tristes.

Hace ya un año y como tres días que fue, vos no estuviste presente pero aún así te evocamos, tu familia nos acompaño y recibió el premio que seguramente de haber estado te habrías ganado con honores y no por lástima. No tengo la menor idea de si estuviste presente o no, es más, no tengo la menor idea de si aún sueles estar presente por ahí, cuidando a tu familia o cuidándonos a nosotros, o simplemente curioseando en lo que se han convertido nuestras vidas.

Muchas lágrimas corrieron y muchos golpes de pecho se agolparon en el recinto, pero de eso ya no queda nada, no queda más que el "la vida sigue" y, en efecto la vida sigue con su rumbo despiadado devorándonos a cada momento de realidad y robándonos los pobres instantes de fantasía que nos quedan. La vida sigue, pero no sigue, cambia, y cambia mucho.

Hace un año éramos niños, hoy somos niños con un año más. Hace un año éramos amigos, hoy solo nos reunimos de vez en cuando a hacernos compañía en uno que otro vicio insano pero necesario y común. Hace un año teníamos sueños, hoy creemos que estamos trabajando por lograrlos. Hace un año teníamos en la cabeza metido el pasado, y era tan grande que no nos dejaba ver con claridad lo que se nos venía.

Las cosas han cambiado: ese colegio en el que crecimos va de mal en peor, no solo porque cada día sea más confesional (y por tanto más hipócrita) sino porque ya ni siquiera nosotros estamos, vos porque no pudiste, nosotros porque no podemos, porque ya ni en el lugar en el que tanto compartimos, al que tanto le debemos pero que también dicho sea de paso tanto nos debe, ni en ese lugar que fue testigo mudo de nuestra amistad, de tu amistad con los demás, de mi amistad con los demás, ya ni allá somos bienvenidos. Se siente como si le hubiesen robado a uno un pedacito de vida, como si le hubieran quitado un pedacito de pasado, un pie, o un dedo por lo menos.

Unos no saben que van a hacer con su vida, o no sabemos. Otros creen saberlo pero solo el tiempo dirá si estaban en lo cierto. Amores han pasado, trasnochadas han pasado, muchos aguardientes y cervezas han pasado, muchas risas y momentos tristes han pasado, y lo más triste...hasta la misma amistad está pasando, creo que hoy soy más amigo de vos que de muchos de ellos ¿Porqué? diferencias políticas, geográficas, o simples incompatibilidades horarias.

Hace un año nos embriagamos, y vos no estabas pero te recordábamos, creyendo que había sido la etapa más feliz de nuestras vidas (así lo fue), resignándonos porque no volvería. Era bonito no tener que preocuparnos más que por el trabajo que dejamos para última hora, por saludarnos, despedirnos, molestarnos...hoy probablemente quede algo de eso, pero súmale la preocupación por el pasaje, por llegar tarde, por la situación del país que no te ha tocado, por las coyunturas que nos afectan pero no nos importan, por las que si nos importan.

Fuimos 20, 21 con vos. Hoy somos uno y otro y otro, hoy tratamos de ser. Recuerdos quedan inevitable y afortunadamente, momentos no muchos, intenciones no muchas. Quedamos nosotros y mientras eso se mantenga habrá esperanza.

Se avecina época de celebración y espero recordarte y tenerte presente en mis meditaciones, en mis soledades y en mis tristezas, quien quita y -todo es posible- me escuchés y me colabores en alguito. Por lo pronto es seguro que en febrero nos veremos, tus restos mortales con nuestros restos aún vivos, espero que con los de todos, menos con el de los motivos geográficos....Hasta entonces compañero Cometero o hasta cuando quieras.

Medios y sociedad: la televisión

Reseña de televisión para la materia Historia I de los medios de comunicación en Colombia
La sociedad es un conjunto poli cromático y heterogéneo. En ella se puede encontrar todo, pasando del blanco al negro, de lo nuevo a lo viejo y del bien al mal. Sobre todo en las sociedades democráticas los medios se vuelven un espejo de todo lo que coexiste en la sociedad: tradiciones, culturas, imaginarios, conflictos, etc. La televisión debido a los cambios y avances que presentó comparado con otros medios es quizás la que mejor representa esto.

La televisión presentó a la sociedad del siglo XX grandes cambios, no solo tecnológicos y científicos, cambios sobre todo, valga redundar, sociales. El mundo moderno y contemporáneo, en especial países como Colombia viven en un constante desequilibrio y la inestabilidad social no se hace esperar diariamente. En nuestro caso propiamente estos se ven agudizados por un conflicto interno que lleva más de medio siglo –en fases distintas- despertando controversias, avivando discusiones públicas, pero sobre todo, cobrando vidas.

Es innegable que en una situación tan compleja hay conflictos ideológicos y de poderes, tanto políticos como económicos, religiosos y culturales. Es allí donde el derecho a la información y la necesidad de verdad juegan un papel muy importante en las dinámicas sociales. Los medios, y en especial la televisión por su inmediatez característica y por su capacidad de impacto visual, se vuelven entonces lo que muchos autores llamarían “el cuarto poder”. El poder –además deber y función- de los medios es el de reflejar la realidad, los acontecimientos coyunturales y estructurales, pero como en todo juego de poderes unos quieren visibilizar y otros quieren opacar, cada uno de acuerdo a sus intereses particulares.

Como dicen Jesús Martín Barbero y Germán Rey en “Visibilidad, guerra y corrupción” “si los conflictos no son presentados por la política, los medios toman su lugar señalando otros caminos prepolíticos o apolíticos para resolverlos”. Son estos los responsables, desde su función social, de que en ese juego de espejos, de mostrar y ocultar, salga a relucir la información que convenga más a las mayorías, o en su defecto, la verdad.

En nuestra sociedad “la representación televisiva de la corrupción y de la guerra pone en relación imágenes, política y visibilidad, publicidad y secretismos, duración y relato” según Rey y Martín Barbero. La corrupción y la guerra son quizás los temas que más papel y tinta han gastado en los últimos tiempos, en especial en Latinoamérica. Han sido objeto de opiniones por montones y de igual proporción de pretensiones de información. La discusión del papel de los medios en general, y en especial de los audiovisuales, a pesar de ser relativamente reciente, no es nueva. Martín Barbero y Rey en el mismo texto evidencian esto en el caso colombiano con dos ejemplos: el proceso 8000 y la confrontación guerrilla-ejército en Las Delicias. En los dos (como en casi toda nuestra realidad) los medios se volvieron actores, dejando de lado la utopía de la mediación. Al volverse actores, generaron reacciones, visiones, opiniones, y consecuencias, que siendo buenas o malas, fueron siempre parcializadas por la editorialización y consecuente movilización.

Se comprobó que efectivamente los medios tienen un efecto inevitable sobre la sociedad, pero también se comprobó, sobre todo en el proceso 8000 que no tenían esa potencia desestabilizadora que se podría esperar y que en otros casos y otros países fue determinante para el desenlace de los sucesos.

En cuanto a guerra y corrupción los medios se deben replantear, ya que “al tornarse más plural, secularizada, menos homogénea, la sociedad le propone otros retos y también otros alcances al papel de los medios”. Estos no solo deben tratar de crear criterio a través de opiniones propias, deben también tratar de mostrar los hechos de la manera más imparcial posible para que el ciudadano de a pie saque sus propias conclusiones.

A pesar del deber ser, es ineludible el hecho de que los medios son también negocios, y que en sus dinámicas económicas crea herramientas como “la verdad mediática”, aquella que es creada partiendo de hechos, pero recurriendo a parcializaciones, tergiversaciones y juegos de opacidad. La espectacularización juega también un papel importante, más factual, en la creación de esa verdad mediática. El debate queda planteado entonces en hasta donde llegan la libertad de expresión y el derecho a la información.

Un medio de comunicación como la televisión se erige en varios aspectos. No solo el informativo, la televisión también tienen la capacidad y el deber de entretener, de mostrar espacios distintos y sobre todo para todos los públicos. La televisión colombiana se consolidó en la sociedad aproximadamente desde la década de los 70’s, esto llegando a las clases populares, a las mayorías con historias que de alguna manera los mostraban y trataban temas de su interés. “Mientras en los noticieros el vedetismo político o farandulero se hace pasar por realidad, o peor aún, se transmuta de hiperrealidad (…), en las telenovelas y los dramatizados semanales es donde se hace posible representar la historia de lo que sucede, sus mezclas de pesadillas con milagros, las hibridaciones de su transformación y sus anacronías, las ortodoxias de su modernización y las desviaciones de su modernidad” según Jesús Martín Barbero y Germán Rey en el texto “El país como experimento audiovisual”.

No es casual pues que actualmente las telenovelas tengan tanta aceptación dentro de tantos públicos diversos en nuestro país. Esto se debe en parte a la homogeneización que, de manera indirecta, va generando lo masivo en la cultura, pero sobre todo se debe a una gran generación de dramaturgos y actores que se dedicaron a crear, es decir, la telenovela como una de las costumbres más arraigadas de la última década en las familias colombianas se debe al desarrollo que tuvo en las décadas inmediatamente anteriores.

Las telenovelas, semanales en principio y diarias más adelante –hasta nuestros días-, se puede clasificar en dos subgéneros según los autores ya citados: el dramatizado de misterio y el dramatizado de acercamiento a los problemas sociales. El primero conecta tradiciones como la leyenda rural con las realidades campesinas, tales como la pobreza y la violencia. El ángel de piedra y El Cristo de espaldas son ejemplos de este subgénero. En ellos se pueden encontrar historias en comienzo de apariencia inverosímil, pero que profundizan en temas tan complicados como la psicología de los personajes, sus interacciones y su relación con la cotidianidad real, sobre todo con aquella que duele. El segundo, cuyo nombre no es totalmente correcto porque es también una característica del dramatizado de misterio, se acerca a temas tan espinosos y controversiales como la política y la religión, el papel de la mujer en la sociedad o las condiciones de pobreza de la mayoría. Series como Historia de Tita, Los Victorinos, Cuando quiero llorar no lloro, Dos rostros, una vida, llegan al público de manera directa, contando historias que, de manera fantástica y casi tendenciosa se acercan tanto a su realidad que logran que sobre todo las clases populares se vean reflejadas. Pero también se muestran realidades como el egoísmo, la intolerancia, la desigualdad, que caracterizan no a una clase en particular sino a toda la sociedad colombiana y latinoamericana.

Desde comienzos de los 90`s los seriados toman un nuevo rumbo llevado por una nueva generación de directores. Manejando los temas sociales con propuestas nuevas, además tocando temas como las contradicciones de la prensa y de los medios frente al poder. Se pueden destacar directores jóvenes como Carlos Mayolo, Sergio Cabrera, Mauricio Navas y Lisandro Duque. En este caso el conflicto interno colombiano y sus actores, ejército, guerrilla y paramilitares, también entrar a hacer parte de las nuevas historias que se transmiten. Los cambios culturales propios de finales de siglo también son evidenciados en series como Señora Isabel y La otra mitad del sol donde son mostradas las nuevas generaciones, los cambios de pensamiento y posición frente a temas ya tratados y el conflicto entre unos y otros.

En los 90’s la telenovela toma un nuevo rumbo. Siguiendo la tendencia globalizadora y sobre todo las necesidades de la industria cultural, las telenovelas se fueron homogeneizando más e internacionalizando. El interés de los productores era que sus novelas se vendieran por igual en todos los países. Ahora se comenzaba a trabajar de manera directa con la novela como producto. Si bien esto es comprensible teniendo en cuenta que en esta década el país entró a la apertura económica, los estilos y sobre todo las temáticas fueron perdiendo especificidad. Aunque en general el tema social siempre ha estado presente en las tramas, ahora perdía escenarios y características regionales. Los problemas en América Latina son muy similares, y las culturas tienden a tener parecidos, pero definitivamente hay grandes brechas que separan las características no solo de las naciones sino también de las regiones de cada una de estas.

Las nuevas generaciones productoras de televisión se dieron a la tarea no solo de reflejar a la sociedad en sus producciones, sino también de innovar en la producción relegando lo primero a un segundo plano en muchos casos.

Como citan Martín Barbero y Rey en “Las narraciones televisivas en los años noventa”, “Con el melodrama sólo hay tres opciones, escribía en su momento la guionista de Cristal: o copiarla, o innovar a partir de sus estructuras narrativas más conocidas o traicionarla”. Esto marca un poco la televisión de los últimos años que si bien tiende a homogeneizar públicos es heterogénea en estilos y temáticas.

La novela y toda la producción televisiva en general, sobre todo la prensa, se han configurado dentro de nuestras sociedades tomando papeles muy importantes, positivos y negativos: volviéndose un factor de poder y de conflicto entre poderes, siendo espejo de realidades pero también transformador de ellas, creando generaciones nuevas de creativos pero apuntando siempre a la venta y el comercio, censurando, visibilizando y opacando, generando conciencia y alienando al tiempo, creando y destruyendo ideales, pensamientos, comportamientos, costumbres y tradiciones, culturas; sencillamente creando y destruyendo.
BIBLIOGRAFÍA

LOS EJERCICIOS DEL VER, HEGEMONÍA Y FICCIÓN TELEVISIVA. Jesús Martín Barbero y Germán Rey. Capítulos 4, 5 y 6. Gedisa editorial. Barcelona, 1999.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Formas de protesta

Jorgito se encuentra tendido sobre su cuna, acaba de despertar de una de sus placenteras siestas de rutina y de pronto el hambre lo ataca y, sumándose a su pañal mojado se convierten en el detonante de su llanto ¿porqué llora? Probablemente por las sensaciones incómodas, pero también para llamar la atención de sus padres o de algún mayor que seguramente esta ocupado haciendo cosas más importantes. Y, ¿si el bebé no llorara? Seguramente sus padres nunca se darían cuenta de que ya no está dormido y mucho menos de que necesita algo, por tanto no podrían saciar las necesidades de él.

El mismo Jorgito, unos años después se encuentra en un predicamento. Acaba de golpear a otro Pedrito porque quería llevarse su pelota. Probablemente su agresión será castigada, pero si toda la verdad es conocida Pedrito también tendrá su parte. A pesar del castigo, nuestro personaje no perdió su pelota y quizás pudo seguir jugando después. El otro probablemente nunca volverá a intentar llevarse algo ajeno sin permiso.

Jorge ahora ha llegado a la preadolescencia, ahora odia el diminutivo. La naturaleza de su edad lo lleva a querer buscar, pero sobre todo encontrar nuevas experiencias, experiencias que normalmente están lejos de casa, pero encuentra una barrera para su cometido. El instinto protector de sus padres los obliga a prohibirle: salidas, amistades, conductas, etc. Esto desata un caos familiar tremendo paralelo a la rebeldía desbordada de Jorge. Con el paso del tiempo, muchas rabias, y sobre todo mucha paciencia, él irá ganando terreno en lo que quiere y sus padres estarán cada vez más tranquilos ¿qué habría pasado si el muchacho no desata su rebeldía? Muy peligroso un reprimido más deambulando por las calles.

La edad, la misma; el lugar, un salón de clases. La situación es común: todo un grupo se encuentra inquieto ante la decisión que ha tomado el profesor de aplicar un examen sorpresa para el cual nadie (a excepción de uno que otro batracio) está preparado. Alguien toma la vocería y le comunica al profesor que no es su intención la de presentar el examen, expone sus argumentos que son los mismos de todo el grupo. Probablemente el problema llegue a rectoría, pero al final el profesor se verá obligado a posponer el examen hasta que la temática a evaluar sea efectivamente desarrollada ¿quién pierde? El profesor, solo un poco de respeto ¿quién gana? La gran mayoría (que seguramente más adelante tampoco estará preparada pero que ya no tendrá excusa).

Andrés, otro joven de ese curso, ya entrado en la adolescencia, se encuentra en un gran problema. Hace un momento una hermosa joven lloraba frente a él antes de entregarle una nota. Con ésta terminaba el romance que hace varios meses venían viviendo ¿la razón? Infidelidad. Él se encuentra muy arrepentido y su corazón está hecho añicos, ella está aún peor sintiendo que su vida está vacía de nuevo. Dos meses más adelante es posible que estén juntos de nuevo tratando de reconstruir aquello que no se derrumbo del todo, o es posible también que cada uno por su lado esté comenzando a vivir nuevas experiencias ¿mejores o peores? Distintas ¿valió la pena lo que ella hizo al no aceptar la traición?

La vida de todos ellos seguirá avanzando rápida y efímeramente. Unos trabajaran en lo que puedan, otros estudiarán para después trabajar en lo que supuestamente les apasiona. Estos largos trayectos y bifurcaciones se verán marcados por un sin número de decisiones enmarcadas en momentos tristes y felices, de abundancia y adversidad, determinantes todos para su futuro.

Años después se encontrarán todos del otro lado, ahora discutiendo con sus hijos por su exagerado desorden y pereza. Lidiando con la batalla diaria que es tratar de educarlos. Los problemas y las decisiones serán en todas las vías y muchas de estas historias se repetirán.

¿Se justifica la protesta? ¿Acaso no son los hombres seres inconformes por naturaleza? ¿De qué otra manera se podrán saciar todas las necesidades y resolver todos los problemas que diariamente o históricamente le han aquejado? Hay otra cuestión y es el método que no me incumbe en este momento, pero ¿Se justifica la protesta? Si se justifica.