jueves, 18 de diciembre de 2008

Un secuestro al olvido

ESTE ES UN PSEUDOENSAYO HECHO PARA UNA MATERIA DE LA U PERO NO HA SIDO ENTREGADO. AGRADECERÉ PROFUNDAMENTE TODAS SUS CRÍTICAS EN PRO DE MEJORARLO O CAMBIARLO SI ES NECESARIO.

Colombia es un país que ríe y llora, que corre mientras está durmiendo, de tibios y fríos, de verdes y azules. “Colombia Vive” titulaba un documental realizado por la revista Semana y el canal Caracol en el año 2007, y en efecto Colombia vive, pero vive paradójicamente dentro de la muerte, el dolor, la impunidad y el olvido. Colombia agoniza, se desangra día a día entre noticiero y noticiero, es un enfermo terminal que no se entrega a la idea de morir y siempre recobra fuerzas, así estás no le sirvan más que para seguir aguantando.

El nombre del documental venía acompañado de “memorias de un país sin memoria”. ¿Es posible encontrar una frase más acertada? El documental, una pieza histórica invaluable para nuestro país era eso, las memorias de un país que en medio del dolor prefiere olvidar, unos por ignorancia, otros por indiferencia, otros por simple instinto de supervivencia.

Colombia es definitivamente un país sin memoria histórica, sumido en la modorra del día a día, pero definitivamente esta característica no se debe a que no exista material que cuente nuestra historia, las causas por las cuales hoy somos lo que somos. ¿Cuántas personas -por lo menos de las que tenían conciencia en ese entonces- recordarán el “secuestro colectivo” que hubo en nuestro país entre 1990 y 1991? No creo que sean muchas, hablando en proporción por supuesto. La historia no está perdida en el tiempo, toda fue consignada por Gabriel García Márquez en “Noticia de un secuestro”, esto a petición de Maruja Pachón y Alberto Villamizar, dos de sus protagonistas.

En la agenda pública nacional, por ende en la agenda mediática, el tema del secuestro ha sido uno de los que más espacio ha ocupado en las discusiones de todas las esferas. Sobre todo desde los últimos años del gobierno de Andrés Pastrana tras el fracaso de las negociaciones en el Caguán y con el comienzo del gobierno de Álvaro Uribe Vélez y la implementación de su política de Seguridad Democrática, se ha evidenciado en los medios el secuestro como un problema de seguridad nacional que afecta desde soldados rasos hasta importantes personajes públicos, por ende a sus familias y en última instancia a toda la sociedad. Ha generado un sin número de controversias en cuestiones políticas y un número aún mayor de opiniones, todas ellas de repudio. Ha generado acciones internacionales, mediaciones, intervenciones, etc. Y es que un flagelo como éste en el cuál quienes lo sufren se consumen esperando que quienes tienen el poder en sus manos decidan que hacer debe ser repudiado por toda sociedad y hasta donde sea posible erradicado.

¿Cuántas personas habrán marchado a comienzos de los noventa para reclamarlos vivos? ¿Cuántas personas salieron a las calles a repudiar de manera masiva la muerte de Marina Montoya y de Diana Turbay? ¿Acaso también los secuestrados tienen valor dependiendo de donde vengan?

En los medios se hicieron campañas reclamándolos, pero era lo menos que podían hacer teniendo en cuenta que la mayoría de ellos eran periodistas. Fue la incansable lucha de Alberto Villamizar la que logró que los secuestros, en especial el de Maruja Pachón y Beatriz Villamizar llegarán a su fin, con el apoyo de personajes como Nydia Quintero y el ex-presidente Julio César Turbay que se enfrentaron de manera decidida y frontal a quien tuvieran que hacerlo, fuera a César Gaviria (entonces presidente) o a Pablo Escobar y su gente.

No es el secuestro algo nuevo en nuestro país, no quiero decir con ello que ahora deba ser menos doloroso que antes, todo lo contrario; pero un libro tan bien elaborado desde el punto de vista investigativo y con una narración tan minuciosa y sistemática como la de “Gabo” hace pensar en las contradicciones que suelen tener las sociedades latinoamericanas y en especial la colombiana, además de lo vulnerables que pueden llegar a ser incluso las élites económicas y políticas frente a los azares de nuestros conflictos. “Noticia de un secuestro” esta ahí para martillar en la cabeza de los que quieren olvidar en este país que sufre de amnesia colectiva.

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