martes, 9 de diciembre de 2008

Carta personal al más allá

David, tiempo ha pasado. Desde hace mucho no estamos ni remotamente cerca, la única conexión que queda es el recuerdo, grato recuerdo de momentos felices y amargo recuerdo de momentos tristes.

Hace ya un año y como tres días que fue, vos no estuviste presente pero aún así te evocamos, tu familia nos acompaño y recibió el premio que seguramente de haber estado te habrías ganado con honores y no por lástima. No tengo la menor idea de si estuviste presente o no, es más, no tengo la menor idea de si aún sueles estar presente por ahí, cuidando a tu familia o cuidándonos a nosotros, o simplemente curioseando en lo que se han convertido nuestras vidas.

Muchas lágrimas corrieron y muchos golpes de pecho se agolparon en el recinto, pero de eso ya no queda nada, no queda más que el "la vida sigue" y, en efecto la vida sigue con su rumbo despiadado devorándonos a cada momento de realidad y robándonos los pobres instantes de fantasía que nos quedan. La vida sigue, pero no sigue, cambia, y cambia mucho.

Hace un año éramos niños, hoy somos niños con un año más. Hace un año éramos amigos, hoy solo nos reunimos de vez en cuando a hacernos compañía en uno que otro vicio insano pero necesario y común. Hace un año teníamos sueños, hoy creemos que estamos trabajando por lograrlos. Hace un año teníamos en la cabeza metido el pasado, y era tan grande que no nos dejaba ver con claridad lo que se nos venía.

Las cosas han cambiado: ese colegio en el que crecimos va de mal en peor, no solo porque cada día sea más confesional (y por tanto más hipócrita) sino porque ya ni siquiera nosotros estamos, vos porque no pudiste, nosotros porque no podemos, porque ya ni en el lugar en el que tanto compartimos, al que tanto le debemos pero que también dicho sea de paso tanto nos debe, ni en ese lugar que fue testigo mudo de nuestra amistad, de tu amistad con los demás, de mi amistad con los demás, ya ni allá somos bienvenidos. Se siente como si le hubiesen robado a uno un pedacito de vida, como si le hubieran quitado un pedacito de pasado, un pie, o un dedo por lo menos.

Unos no saben que van a hacer con su vida, o no sabemos. Otros creen saberlo pero solo el tiempo dirá si estaban en lo cierto. Amores han pasado, trasnochadas han pasado, muchos aguardientes y cervezas han pasado, muchas risas y momentos tristes han pasado, y lo más triste...hasta la misma amistad está pasando, creo que hoy soy más amigo de vos que de muchos de ellos ¿Porqué? diferencias políticas, geográficas, o simples incompatibilidades horarias.

Hace un año nos embriagamos, y vos no estabas pero te recordábamos, creyendo que había sido la etapa más feliz de nuestras vidas (así lo fue), resignándonos porque no volvería. Era bonito no tener que preocuparnos más que por el trabajo que dejamos para última hora, por saludarnos, despedirnos, molestarnos...hoy probablemente quede algo de eso, pero súmale la preocupación por el pasaje, por llegar tarde, por la situación del país que no te ha tocado, por las coyunturas que nos afectan pero no nos importan, por las que si nos importan.

Fuimos 20, 21 con vos. Hoy somos uno y otro y otro, hoy tratamos de ser. Recuerdos quedan inevitable y afortunadamente, momentos no muchos, intenciones no muchas. Quedamos nosotros y mientras eso se mantenga habrá esperanza.

Se avecina época de celebración y espero recordarte y tenerte presente en mis meditaciones, en mis soledades y en mis tristezas, quien quita y -todo es posible- me escuchés y me colabores en alguito. Por lo pronto es seguro que en febrero nos veremos, tus restos mortales con nuestros restos aún vivos, espero que con los de todos, menos con el de los motivos geográficos....Hasta entonces compañero Cometero o hasta cuando quieras.

No hay comentarios: