jueves, 8 de enero de 2009

El Malpensante, no apta para fundamentalistas

Cuando se tiene una mentalidad remotamente liberal y abierta, cuando se cree en la crítica como factor de cambio, cuando se tiene gusto por el buen humor y la exquisitez literaria, cuando se han dejado de lado todo tipo de tabúes; acercarse a un ejemplar de El Malpensante con mucho detenimiento puede convertirse en una experiencia completamente placentera.

El Malpensante es una revista literaria de la cual tengo el honor de decir que es orgullosamente colombiana, aunque creo que los colombianos promedio al conocerla no se sentirían tan orgullosos de pertenecer a la misma patria, y digo al conocerla porque estoy seguro de que la mayoría de gente en nuestro país no tiene la menor idea de que exista.

El Malpensante tiene una característica que para mí la hace muy especial: no está casada con ninguna ideología malgastada, rústica, anacrónica ni arcaica. Sencillamente es, si es posible decirlo ideológicamente “laica”, y esto requiere que sea completamente abierta a todos los puntos de vista posibles y salir en defensa de la libertad de expresión como creo que lo es.

En Colombia, es triste pero también necesario afirmar que la educación es un privilegio, más triste y más necesario es decir que en muchas ocasiones se encuentra mejor educación, mejor información y mejor criterio (si es que el criterio se puede calificar así) en espacios no tradicionales. Definitivamente antes de leer historia patria, de leer periódicos como El Colombiano o de acercarse a programas como Séptimo día prefiero “gastar” todo el tiempo que sea necesario frente a una pantalla leyendo el último ejemplar que haya en la Web. Es sin lugar a dudas mucho más instructivo, además de que despierta pensamientos nuevos, placeres, sentimientos y pasiones.

Pero ¿Porqué leer El Malpensante en la Web y no acceder mejor a un ejemplar para leerlo con más calma y comodidad? Porque como ya dije todo lo que es educación y dicho sea de paso, cultura, es un privilegio al que no todas las personas pueden acceder. De haber sabido dónde se consigue y cuanto cuesta la habría comprado sin ningún tipo de remordimiento, pero mi lejanía con estos medios (involuntaria) y mi consecuente ignorancia no me permitieron hacerlo para escribir este texto.

La edición que leí fue la de noviembre ya que es la última que aparece en la página (
www.elmalpensante.com). Varias impresiones puedo sacar de ésta lectura:

Para publicar en este tipo de revistas es completamente necesario tener un estilo agudo o por lo menos muy original, además de escribir bien, ¡ojo! No estoy hablando de hacer buenas redacciones, hablo de buenos textos, de aquellos que atrapan al lector mas despistado, que lo sobrecogen durante y después de la lectura y que además lo llevan a releer una y otra vez encontrando cada vez mas cosas.

En esta edición se lanza una sección llamada Margaritas, tomada de una revista argentina en la cual dos personas (Andrés Burgos y Martín Franco en este caso) escriben lo que quieran sobre lo que quieran, es decir, básicamente es una sección de opinión, de libre opinión.

Los artículos publicados en El Malpensante, dado su carácter de revista literaria, no tienen la característica de ser noticiosos, sin embargo sí son temas de interés público: política, cultura, actualidad, etc. Desde las historias de una cárcel medellinense hasta el conflicto histórico de Milan Kundera, pasando por opiniones sobre el controversial tema de la universidad pública y la insurgencia que tanta tinta gasto en el año terminado, y pasando también por ensayos sobre religión y ciencia o sobre ajedrez.

Es difícil intentar sistematizar por contenidos, por géneros o por temas El Malpensante. Esta revista es una completa amalgama llena de opciones que quizás no son para todos los gustos pero si para muchos: cuentos, ensayos, crónicas, notas de opinión, etc. Lo cierto es que en la mayoría de los casos se puede encontrar uno con textos que no son cortos, pero que es posible leerlos con un poco de paciencia, sin embargo hacerlo frente a una pantalla puede ser más incómodo.

El Malpensante es una revista no apta para ortodoxos ni para fundamentalistas, no es apta para radicales de izquierda y mucho menos para los de derecha, no es apta para “apolíticos” ni indiferentes. Pienso que su nombre parte del hecho de que la mayoría de la sociedad, aún doble moralista y conservadora puede calificar mal (¿o descalificar?) lo publicado por ir en contra de las corrientes hegemónicas, el titulo entonces obedece no a un sentimiento de ilegitimidad sino por el contrario al orgullo de disentir y pensar distinto, característica que debería ser considerada una fortaleza y no una amenaza dentro de las sociedades democráticas.

El Malpensante es una revista para “librepensantes”, para librepensadores que han dejado atrás el conformismo que tanto aletarga a nuestra sociedad, y que con ciertos criterios y argumentos se atreven a criticar de manera original, profesional y exquisita en algunos casos, lo que para ellos no esta bien o por lo menos podría estar mejor.

Que quede claro entonces mi simpatía con esta publicación y mi recomendación de ella para cualquiera que quiera atreverse a pensar y a abrir su mente si aún no lo ha hecho.

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