martes, 24 de febrero de 2009

CC o NN

(Primer párrafo eliminado)

A partir de hoy existo para el estado de la República de Colombia, más aún, a partir de hoy me consideran un ciudadano de la república.

Según la definición de mi profesor de historia del pasado semestre -con la cuál estoy de acuerdo porque es sencilla pero concisa- un ciudadano es una persona con conciencia social y con conciencia política, es decir, una persona que sabe que existe en una sociedad (razón por la cual se puede estar al borde del suicidio) y que debe cohabitar en armonía si es posible con sus semejantes, además de esto es conciente de que hay ciertos ordenes establecidos, maneras de hacer las cosas, jerarquías, pero también desigualdad social entre otros problemas, y que él como individuo tiene la posibilidad, por lo menos en las sociedades que se hacen llamar democráticas, de actuar, o como dirían muchos de manera simplista, elegir y ser elegido.

Tres fotos de 5x4 cm. con fondo “blanco o beige para personas religiosas y azul para personas carentes de cabello o de cabello claro” (aún no entiendo lo de personas religiosas), el grupo sanguíneo y factor RH y la tarjeta de identidad o en su defecto una copia autenticada del folio de registro civil es suficiente entonces para demostrar que se es ciudadano. Para ser ciudadano hay que tener además la paciencia -muy útil en Colombia- para pedir una cita, recibirla en mi caso para casi 25 días después y también para llegar y esperar a ser atendido. Hay que lavarse las manos e impregnarse los dedos de tinta para que el estado quede con registro de cada una de tus huellas digitales. “Espérala un momento que ella te va a reseñar”, eso me sonó a cárcel, ya me imaginaba tomándome fotos con un letrero en la mano, traje anaranjado o a rayas, de frente y de perfil.

Porque ser ciudadano significa que ahora soy responsable de mis actos, puedo ser judicializado, tumbado, estafado y porque no, comprado y vendido. Ahora soy un voto más en las urnas. Ser ciudadano significa que ya puedo ingresar a bares, discotecas, prostíbulos, y demás sitios “de perdición” (legalmente y con permiso) a los que se puede tener acceso también siendo menor de edad con un poco de pericia.

Construir (o destruir) ciudadanía es una de las responsabilidades más grandes de la educación y de los medios de comunicación. Ésta es imprescindible para poder pensar en la construcción de una verdadera democracia participativa. Hoy no creo tener la suficiente conciencia política ni social para ser considerado un ciudadano aunque espero ir por buen camino. Hoy sólo tengo un papel cuadrado que ni siquiera me cabe en la billetera y un “dentro de ocho meses esté averiguando”.

Cómo en este país solemos celebrar por lo que ya no hay (fiestas del tren, fiestas del retorno, feria de las flores, fiestas de la piña, etc.), celebro hoy la ciudadanía y la democracia colombianas y celebro porque las dos son de papel, espero que sean papeles en blanco sobre los cuales podamos escribir cada día. Por ellas ¡Salud!

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